jueves, 2 de octubre de 2014

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 11)

Nota: Parte 1 (junio)  Partes 2/10 (Septiembre)

    ... No se papá, no podemos enfrentarnos a ellos.

    Pero sí despistarlos… Tiremos esa piedra en dirección contraria hacia donde van.

Bruno lanzó una piedra de mediana dimensión que causó un cierto estrépito entre el follaje. Los hombres armados se pararon en seco. Hicieron gestos de permanecer callados y dos de ellos se adentraron en dirección al sonido. Al rato volvieron para comentar:

    Será algún animal…

    Puede ser… permanezcamos alerta por si acaso.

     Esta bien, sigamos hacia la encrucijada…

Bruno se tiraba de sus cabellos rizados. Casi histérico se dirigió a su padre.

    No ha resultado… siguen hacia allí. Las van a descubrir.

    No si saben permanecer calladas.

Decidieron seguir a los hombres armados sin perder la distancia, procurando no hacer ruido al caminar y confiando en que éstos se desviaran de la ruta, o llegado el caso que no se les ocurriera mirar dentro de la barraca. Para evitar que sus pasos fueran detectados decidieron desviarse por otra senda que daba al mismo lugar. No les quedaba otro remedio que rezar para que tanto Tamara como Maia supieran captar el peligro y permanecieran en completo silencio. Iban a tardar un poco más en llegar pero no les quedaba otra opción, nada estaba en sus manos.

Cuando por fin llegaron a la altura de la encrucijada oyeron voces que les alertaron. Provenían de los hombres armados que estaban allí conversando en forma distendida. Nada parecía indicar que tanto Tamara como Maia hubieran sido localizadas. Siguieron observando los sonidos, quietos y callados entre la espesura del bosque. De repente y ante su sorpresa oyeron la voz de Tamara claramente distinguida… Sejo se puso las manos a la cabeza a la vez que dirigía una mirada a su hijo llena de preocupación.

    Dios mío… las han visto.

    ¿Qué hacemos papá?

    No lo se, no lo se hijo…

Se encontraban paralizados, impotentes, sin saber que hacer. Tardaron unos largos segundos en reaccionar. Bruno hizo un ademán para adelantar la posición, pero entonces Sejo le agarró por la camiseta y lo paró en seco.

    Espera, espera… prestemos atención, intentemos escuchar que pasa ahí.

Los sonidos llegaban un tanto amortiguados por los obstáculos que existían entre ellos, pero aún así se podía apreciar el tono de las palabras. Tamara hablaba… pero no percibían en ella signos de tensión. Los hombres le contestaban y no daba el aspecto de que lo hicieran con agresividad. Necesitaban visualizar la escena y por eso decidieron acercarse lo más que pudieran. A una treintena de metros, en la vertical de la cruz junto a la barraca, y desde un pequeño promontorio entre los árboles, se encontraron observando la escena… Lo que vieron les asombró y a la vez les tranquilizó por completo. Uno de los hombres parecía jugar con Maia, otro de ellos estaba hablando con Tamara y los otros dos conversaban entre sí señalando con sus dedos una dirección  entre el bosque. Fue entonces cuando a Sejo encontró cierta lucidez para entenderlo todo.

    Por todos los demonios, hemos estado tan crispados por un posible peligro, que no nos hemos dado cuenta de quienes son esos hombres.

    ¡Por todos los…! tienes razón, el que habla con mamá no es…Drope, y el que juega con Maia es Juanma, a los otros dos no los conozco.

    Uf… si esos dos son un peligro yo soy bombero en vez de biólogo. Vamos abajo hijo, seguro que tienen muchas cosas que contarnos.

Como dos fantasmas esperados, padre e hijo aparecieron en el claro desde la espesura. Lo primero que hicieron fue abrazar a sus amigos y saludar a los dos desconocidos. —Tamara había reconocido la voz de Juanma y no tardó dos segundos en salir del refugio para identificarse. Amigos desde la niñez, sus familias eran autóctonas de Ramu, en la pequeña escuela del pueblo estudiaron hasta la adolescencia para luego continuar los cursos superiores en la población cercana de Sareman. Después desviaron sus caminos para estudiar ella medicina y él ingeniería. Drope nativo de Ramu era hijo de una masía cercana, cultivaba viñas y también formaba parte de la pandilla de amigos. Todos ellos desarrollaron su juventud entre sus diferentes formaciones y las montañas de Ramu. Habían logrado crear un fuerte nexo, que solo las circunstancias de los últimos años lograron separar —. Tras el breve conciliábulo, tomaron las mochilas y se dirigieron senda abajo hacia el pueblo. Drope puso el hombro sobre su amigo Sejo mientras le hablaba:

    Os creíamos muertos… como muchos de los que hace tiempo no sabemos nada.

    Estamos vivos de milagro, aunque yo no lo diría así… los milagros siempre tienen que ver con la voluntad de seguir existiendo.

    Te entiendo… lo que está pasando en el pueblo también parece un milagro.

    Ya lo he visto, por lo menos una parte. Seguro que tienes mucho que ver con la recuperación de las fajas de cultivo y con las balsas.

    Bueno ese es mi trabajo, pero no estoy solo en eso. Ni te imaginas lo que se mueve en el pueblo. 

Entonces Sejo dirigiéndose a su otro amigo, le comentó lo que le pareció haber visto.

    Por cierto Juanma… todas esas parábolas que se ven sobre los tejados no serán…

    Son… captadores de energía solar. Nos ayudan a paliar el problema energético, al igual que ciertos molinos de viento.

    Por cierto… ¿Cómo es que está tan limpio de broza este sector del bosque?

    Forma parte de un programa para obtener biomasa.

    ¿Biomasa?

    Ten paciencia… todo lo entenderéis en poco tiempo.

    ¿Y que demonios hacéis andando por aquí armados?

      Hoy nos toca formar parte de una de las patrullas… debemos vigilar los contornos del pueblo para evitar que lleguen “indeseables” como vosotros… aunque hace ya tiempo que eso no ocurre, ahora todo está tranquilo, quizás demasiado tranquilo.

    ¿Qué intentas decir Juanma?

    Nada… ya tendremos tiempo de hablar.

    Vale, vale… por cierto, supongo que la voladura de la carretera y la ocultación de las sendas tiene que ver…


    Con lo que supones… Al principio llegó mucha gente. Tardamos tiempo en organizarnos. Más tarde observamos que demasiada proliferación podría ser fatal, no nos quedó más remedio que dificultar los accesos, de tal manera que solo llegaban aquí los que como vosotros conocían el terreno a la perfección. Eso ocurrió durante dos años y medio… pero hace como ocho o nueve meses que todo parece que está acabado. Ya debemos ser un pequeño reducto entre la nada… En ese sentido, vosotros tendréis mucha  mejor información de lo que ocurre allá afuera...


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