Nuestros ojos torturados
se inundan de violencia.
Los pensamientos quebrados
por falta de coherencia.
Con el signo de la falacia
muchas son las noticias
que llegan a los oídos.
Con lenguajes podridos
escupimos las envidias.
Recelosos y dolidos
del vecino desconfiamos.
Pero... ¿es que somos tan malos?
Pues no, tal vez no lo seamos.
Aunque nos muelan a palos
o nos cubran de miseria,
el ser humano, es humano
por mucho, que no esté "sano".
Oculta entre la amargura
esconde su sabiduría.
Cuantos seres nobles surgirían
si supiéramos crear confianza,
si alentáramos la esperanza
y despertáramos del ocaso,
para confiar en la vida.
Ya no hagamos caso
a tantas horas perdidas
en el estigma del fracaso.
Es mejor fundir el pasado
y aunque estemos cansados,
vayamos hacia el futuro
que aún no hemos atrapado.
La paz nos espera
solo con ir a buscarla.
Si la moral está entera...
la podemos alcanzar.
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