miércoles, 22 de octubre de 2014

Novela: "Pueblo de Ramu" - (Parte 17)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 (Septiembre) - Partes 11/16 (Octubre)

...
    ¿Cuanto tiempo llevas aquí?

    Casi dos años… Vine para estudiar el idioma, vivía en Sareman. Las cosas empezaron a complicarse y no pude volver a mi país. La gente empezó a caer como moscas, con una compañera de piso decidimos huir de la ciudad y pasando la montaña, llegamos a Ramu.

    ¿Por qué aquí?

    En mi país practico el montañismo, elegí Sareman para estudiar vuestro idioma por la razón del entorno montañoso. Realizaba a menudo excursiones por esta zona, conocía Ramu y me pareció que podría ser un refugio… por suerte no nos equivocamos… ¿Qué debe de pasar allá abajo? no se observa ningún signo de vida.

     Si las cosas no han cambiado en estas últimas semanas… allá abajo solo reina el caos Louise… ¿Debes de echar de menos a tu familia?

    Vaya preguntita… claro que les hecho de menos…

    Lo siento… no doy ni una. 

    … El caos es global. Todo está colapsado es imposible saber que ha sido de ellos… es fácil que hayan muerto todos,  o quizás habrán encontrado una manera de sobrevivir como nosotros…

    …Yo he tenido mucha suerte… estamos todos.

    Eres afortunado Bruno…

Louise pronunció la última frase con la voz casi apagada, luego se separó un tanto de él para centrarse en observar con los prismáticos el fondo del valle y el horizonte. Bruno tomó sus prismáticos y se dispuso a hacer lo mismo. El silencio y la sensación de calma en nada parecían diferir de cuando antaño subía a esa misma montaña. Pero en el ambiente se cernía como una amenaza el vacío; antes, sobre el silencio y la calma reinaba la sensación de que existía vida allá abajo, algún lejano rumor que se filtraba en el aire, algún destello sutil que se reflejaba en el espacio, y sobre todo cuando sus ojos se perdían en el horizonte respiraban naturaleza. Sin embargo ahora no estaban disfrutando del paisaje sino que vigilaban posibles signos de amenaza…

    ¿Cuanto crees que va a durar esto Louise?

    Y yo que sé, ¿alguien  lo sabe?…

    Seguro que sabéis más que nosotros, que acabamos de llegar. 

    No mucho más Bruno, no mucho más…

    Me pregunto… porqué cuando intento hablar con alguien sobre el inmediato futuro, todo el mundo parece rehuir la respuesta.

    Apenas llevas un mes aquí… aun no entiendes que no existe el futuro.

    Vale, no existe, pero ocurrirá, lo que sea ocurrirá… y no me digas que nadie piensa en eso.

    Y de que sirve hacerlo, si nada más podemos hacer salvo sobrevivir.

    De acuerdo, de acuerdo, estamos sobreviviendo… pero mira Louise, si con mi familia no hubiéramos decidido salir de Nalocebar y arriesgarnos, ahora seríamos cadáveres en un ático… tú mismo me acabas de decir que cruzaste las montañas pensando en la remota posibilidad de encontrar un refugio, y lo encontraste…

    ¿Donde quieres ir a parar Bruno?

    Busco respuestas… solo busco respuestas. Percibo en el ambiente de Ramu algo que me mosquea…

    Sí, ¿y que es lo que te mosquea?

    La resignación que todos parecen mostrar…

    Acaso tú vas a arreglar el Mundo Bruno… que más podemos hacer, anda dime, ¿Qué más podemos hacer?

    No estamos solos, no podemos estar solos, otros como nosotros también deben de estar sobreviviendo en otras partes de este mundo… Y además, seguro que debemos de estar observados, lo presiento.

    En las asambleas, cuando tú no estabas se ha llegado a hablar mucho de eso, pero no podemos hacer más de lo que hacemos. Es imposible comunicar con el resto del Mundo, los satélites, las comunicaciones hace tiempo que no funcionan. Se pueden emitir ondas de radio con los aparatos que disponemos, pero nos arriesgamos a ser detectados por indeseables. Podríamos enviar emisarios lejos, pero de qué serviría…

    Resignación… ya.  Pues creo que deberíamos hacer algo más.

    Pues entonces plantéalo en la próxima asamblea y tendrás una respuesta.

Bruno quedó en silencio, llevaba poco tiempo pero en esos breves días ya había podido percatarse de ciertos aspectos en la vida de Ramu que le inquietaban. Solo había asistido a una de las asambleas de sector, donde se recogían datos para establecerlos en la asamblea general. Allí los delegados de las diferentes asambleas sectoriales, una vez al mes ordinariamente o si fuera necesario extraordinariamente, debatían sobre el sistema de convivencia en Ramu y las medidas a tomar para mantener el ritmo de subsistencia o corregir cualquier tipo de incidencia. También se establecían propuestas y se adoptaban soluciones a los diferentes problemas que pudieran tener. En esa asamblea de sector, Bruno escuchó y calló, llevaba muy poco tiempo para proponer cualquier cosa, pero si pudo captar una cierta atonía que no le gustó. El era un observador nato y había agilizado sus instintos en las peligrosas incursiones por Nalocebar buscando signos o medios que ayudaran a sobrevivir a su familia. En el pueblo ponía el máximo interés en sus quehaceres pero a la vez procuraba que no se le escapara cualquier detalle por insignificante que pareciera.  Bruno rompió su silencio al tiempo que fijaba los ojos en Louise buscando su mirada, había algo en esa muchacha que le estaba cautivando y no solo era su físico…

    Vale lo haré, pero… tú llevas en Ramu casi dos años. Me vas a decir que en este tiempo no has percibido nada extraño en el ambiente, yo llevo apenas un mes y lo tengo claro… 

    ¿Qué es lo que tienes claro Bruno…?

    Ramu, todo su entorno… es como un microclima, un sector que parece protegido. El bosque está sano, con su biodiversidad, animales, plantas, insectos… todo está en orden. Sin embargo mira el horizonte, se muestra apagado, la hierba amarilla, no hay animales y los seres humanos que están allá abajo son como despojos. Todo parece muerto o a punto de morir. Las hierbas crecen en desorden sobre las calzadas, se está extinguiendo la vida y sin embargo en Ramu…  

    Y nosotros que, acaso no hacemos todo lo posible por conservar el entorno… Además, se ha de entender la estratégica situación de nuestro pueblo, enclavado en el fondo de un valle cerrado, con agua subterránea y protegido por montañas que ejercen de parapeto al exterior.
    Vale sí… pero esas neblinas que aparecen de tan en tanto… ¿no te parecen extrañas?

    Relativamente… Mira Bruno, te aseguro que cuando lleves un poco más de tiempo aquí dejaras de comerte la olla… te aseguro que no vale la pena.

Los otros dos miembros de la patrulla hicieron una señal conforme ya era suficiente y debían regresar. Louise se incorporó para seguirles, Bruno realizó un último vistazo al horizonte y se dispuso a hacer lo mismo. Con aire despreocupado y movimientos atractivos Louise bajaba por la pendiente mientras no dejaba de hablar con sus dos compañeros, Bruno los seguía a corta distancia. La senda era estrecha y algo complicada, requería cierta concentración, sin embargo Louise parecía un ser etéreo salvando las rocas con una agilidad asombrosa. Solo cuando dejaron atrás la fuerte pendiente para caminar por un terreno más suave, Bruno pudo ponerse a la altura de Louise.

    Te he estado observando durante toda la marcha, estás… eres muy buena.

     Que…

    Quiero decir… que se nota que no es la primera montaña que subes…

    Ya te lo dije…

    ¿el qué?

    Que no es la primera montaña que subo… por cierto, no lo haces nada mal…

    ¿el qué?

    Subir montañas hombre, subir montañas…

Louise se estaba tronchando de risa a costa de él, su rostro con claros signos de picardía se iluminaba mientras el mantenía una expresión algo aturdida. Supo reaccionar positivamente mientras se mesaba sus cabellos rizados, como sacudiéndose su timidez.

    Eres muy graciosa… no solo se subir montañas.

    Eso hay que demostrarlo…

    Vale… no me caes mal del todo, te mereces que lo intente.

    ¿el que?

    Anda déjalo y camina… eres la monda tía, eres la monda.   

En ese momento sus sonrisas adquirieron un cierto contagio, hasta llegar a Ramu no pararon de hablar. Una vez en el pueblo tras dar el informe se separaron con un:   —nos veremos—. Bruno trasladó su sonrisa hasta el hogar, durante la cena mantuvo el mismo rictus de ensoñación, parecía ausente. Luego sin decir nada se retiró a su habitación. Su padre al verlo salir de la mesa como un zombi, no pudo más que comentar a su mujer...


R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

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