miércoles, 15 de octubre de 2014

Novela; "Pueblo de Ramu" (parte 15)

Nota: Parte1 (junio) - Partes 2/10 (Septiembre) - Partes 11/14 (Octubre)

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    Bendito sea el cielo… nos dijeron que erais vosotros. Lo habéis tenido que pasar muy mal, pero ahora eso no importa, creerme ya no importa nada. Hemos aprendido a vivir día a día…sin pensar en otra cosa que sobrevivir. El destino o lo que sea nos ha reunido en vuestra casa, solo espero que nos llevemos bien.

    No hay razón para lo contrario Laenuma…

    Eso está bien… Nos iremos conociendo poco a poco. Mirad creo que lo primero es distribuirnos por la casa. ¿Cómo lo hacemos?

    Vosotros ya llevéis algún tiempo aquí. Tengo entendido que desde un principio os dijeron que posiblemente tendrías que compartir la casa… ¿Qué habéis pensado?

Con esa pregunta Tamara no quiso mostrarse autoritaria prefiriendo ceder la iniciativa a Laenuma, que ya estaba preparada para la respuesta.

    Verás Tamara, durante muchos años he sido asistenta social, eso me ha facilitado conocer difíciles situaciones de relación. Vamos a convivir en un espacio ocho personas, dos familias que antes no se conocían. En un entorno totalmente cambiado para vosotros. Nada es igual a lo que conocías aquí, nada. Para nosotros va a ser todo más fácil porque ya hemos asimilado la situación. 

    ¿Que quieres decir Laenuma?

    Que la decisión es vuestra, nosotros nos adaptaremos y el tiempo y la relación nos pondrá a todos en el lugar adecuado.

    La casa es espaciosa… entiendo, entiendo que nada tiene que ver con el pasado. Que no os puedo considerar como invitados, sino que estamos obligados a compartir un espacio.

Sejo y Briel así como los hijos, escuchaban a las dos mujeres sin intervenir. Era como si todos comprendieran que era fundamental que ellas se entendieran porque iban a ser el pilar que sostendría la organización del hogar.  No obstante Sejo se decidió a dar una opinión.

    Veréis, entiendo que es cuestión de ubicarse de nuevo. Como la situación ha cambiado va a ser necesaria una redistribución de los espacios. Desconozco como estáis organizados ahora, pero la casa tiene dos niveles bien diferenciados una familia podría vivir arriba y la otra abajo, compartiendo espacios comunes como cocina y comedor.

Por unos momentos pareció que las dudas se cernieran sobre el lugar, las dos mujeres se observaron sin decidirse. Bruno miró a Carlos y luego a Carlota, entre los tres jóvenes pareció iniciarse una complicidad, era como si estuvieran pensando al unísono lo mismo… “Estos viejos, como se complican la vida”  Carlos se decidió a intervenir.

    Todo es más sencillo… tres habitaciones y un altillo espacioso. Yo puedo compartir mi habitación con Bruno si a el le parece, las otras dos para los matrimonios y a Carlota la enviamos al altillo.

Carlota realizó un gesto de disimulado disgusto, porque estaba claro que sería ella la que tendría que desplazarle y ceder su habitación. 

    Ya te vale, me echas de de la habitación… pero no pasa nada. A mi ya me esta bien, el altillo es mío. Trasladaré mis cosas arriba… Ah, y yo creo que lo mejor es compartirlo todo sin divisiones.

Por obra de muchachos, el clima se distendió por completo. Carlota rompió la reunión y se aprestó a tomar sus cosas y trasladarlas de lugar. Carlos tomó a Bruno por el hombro y le acompañó a la habitación que compartirían. Briel realizó un gesto con ambas manos en modo expresivo, como diciendo, “ya está todo decidido”  Los dos adultos se trasladaron a la terraza para hablar mientras las dos mujeres empezaron a dialogar sobre la organización del hogar.

    Deberemos de comprar comida, ahora somos ocho. ¿Cómo lo hacéis? Nosotros no tenemos nada de dinero…

    No te preocupes por eso Tamara, mientras tengamos recursos suficientes a nadie le va a faltar nada.

    No te entiendo…

    Ahora somos una comunidad donde no existe el dinero ni nada que se le parezca… Contribuimos y recibimos, eso es todo. Lo comprenderás si me acompañas al banco de alimentos… Allí tomaremos lo que necesitemos, sin más.

    ¿Sin más?

    Justo… Solo se toma nota de la entrega, aquí cada uno tiene su función en esta comunidad, nadie está ocioso esa es nuestra contribución. Ahora se trata de sobrevivir razonablemente, sin especular, No abusamos, no ambicionamos… hemos aprendido a hacerlo.  

    ¿Seguro que nadie… abusa?

    Si alguien lo hiciera se notaría inmediatamente, y si fuera reincidente se obraría en consecuencia.

    ¿Qué quieres decir?

    Aquí las normas están basadas en el respeto mutuo y en la colaboración. Quien no actúa así sobra en la comunidad…

    ¿Sobra?...

    Sí, sobra… pero tranquila ya hace tiempo que eso no pasa. Anda vamos acompáñame a buscar comida.

Tamara notó como Laenuma desviaba un tema que sin duda le resultaba incómodo, prefirió no insistir y centrarse en acompañarla. Mientras tanto, Bruno colocó sus pocas pertenencias en la habitación tras recuperar algunas otras que quedaron antaño en la casa, Carlos le acompañó en el cometido mientras aprovechaba para  proponerle varias iniciativas.

    Creo que te han destinado a la escuela, hoy no te preocupes, mañana pasa por ahí y ellos ya te dirán. Me han dicho que eres un buen deportista…

    ¿Como sabes todo eso?

    Aquí las noticias vuelan, no existen filtros. Somos una comunidad consolidada por las circunstancias. Todos sabemos que dependemos unos de los otros, estamos sobreviviendo, lo tenemos claro.

    Ya…

    Escucha, ¿Qué tal le das a la bici?... es un buen procedimiento para mantener la forma.

    ¿A la bici?...  pero si está la carretera cortada.

    No hombre no, si no te vas a mover del sitio.

    Verás Carlos, es que no te pillo…

    Normal… Mira, aquí no se desperdicia ni un ápice de energía. Hacemos ejercicio y de paso generamos electricidad… Anda ven y lo verás por ti mismo, aún tenemos tiempo antes de comer.


Carlos llamó a su hermana por si quería acompañarlos, ésta se excusó porque estaba acondicionando su nueva habitación. Los dos muchachos salieron a la calle con gesto dinámico y decidido. Se dirigieron a una de las naves de la antigua fábrica textil. Bruno  se asombró al oír ruido de motores. Pasaron a una sala y empezó a comprender. Dispuestas en batería, una treintena de bicicletas estáticas; de éstas, veintiséis estaban siendo accionadas, quedaban cuatro libres. Carlos le invitó a subirse en una de ellas. Estaban ante una central energética a propulsión humana que alimentaba un generador. Carlos explicó a su nuevo amigo que existían una docena de centrales de ese tipo en el pueblo, que a turnos o de manera voluntaria siempre estaban accionadas. Le contó que luego le enseñaría la mini central que tenían instalada en el garaje de su propia casa, para reforzar la instalación eléctrica...

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