Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38/45 (Enero)
... Había que
obrar con sigilo para que la información que poseían no llegara al alcance de
los soldados establecidos en Ramu. Si bien su comportamiento era tranquilo y
hasta en ocasiones solidario, no podían fiarse en absoluto de ellos. Por esa
razón tenían que evitar generar algún tipo de asamblea que pudiera suponer una
sospecha, la información fue pasada a representantes de los sectores para que
estos la traspasaran de forma privada a las gentes del pueblo.
Los debates y
las opiniones se fueron sucediendo entre pequeños grupos, y hábilmente se
hacían llegar las conclusiones al centro de logística. Al poco tiempo todos
estaban convenientemente informados y sobre todo situados.
Paralelamente
se iba acabando el censo, Sejo y Laenuma tomaron una decisión al amparo de las
circunstancias. Volver al domicilio de origen y afrontar todo lo que sucediera
de ahora en adelante con sus nombres y apellidos, sin renunciar a su
personalidad. Pensaron al igual que
otras personas en parecida situación, que el censo no representaba más que
figurar en un papel, si llegara el caso de que los identificaran con huellas
digitales, por ejemplo, o bien se decidieran a investigar pasados, de nada
serviría ocultar sus identidades.
Las dos
semanas pasaron rápido. Apareció un coche oscuro a recoger el censo sin más.
Asombrados, comprobaron que no llegaba en él interlocutor válido alguno. Los
representantes del pueblo por lo tanto se negaron a entregarlo y el coche salió
tal como había llegado. Pasados unos días desde ese incidente, intentaron
sonsacar información al teniente Lorenzus, pero este le limitó a decir que solo
seguía órdenes y que su única misión conocida era vigilar el pueblo y cuidar de
sus habitantes. Resultaba paradójico que no pudieran entender de primera mano cual
era el gobierno de la nación, si es que existía ésta como tal. Solo tenían
conocimiento de unas exigencias, recibidas a través de unos emisarios y que
nada tenían que ver con su propia manera de funcionar. Como su único contacto
con el exterior era el ejército, y ante la incertidumbre que representaba no
poder comunicar libremente con el supuesto gobierno, decidieron enviar una nota
de protesta a través del Teniente Lorenzus.
Este se limitó a entregarla a sus superiores.
En el pueblo
no podía evitarse que existiera un clima de inquietud. Daba toda la sensación
de que estaban obrando con ellos un cierto juego psicológico. No obstante, la
mayoría optó por mantener la calma. Los que estaban o se mostraban más enteros
ayudaban a los que dudaban. Procuraban en todo momento hablar y descargar sus
emociones sin olvidar su trabajo en la comunidad. De esa manera, llegaron a
entender que la mejor opción para mantener un cierto equilibrio, consistía en
esperar con la mayor tranquilidad posible unos acontecimientos que sin duda
llegarían.
Unos días más
tarde el teniente Lorenzus se presentó en el centro de logística, sus palabras
fueron de lo más escueto: — Prepárense que mañana viene un pez gordo — Al día
siguiente, llegó al pueblo una comitiva muy similar a las primeras. Se
detuvieron en la pequeña explanada junto al antiguo ayuntamiento. Del interior
de los coches oficiales salieron la escolta y tres civiles, uno de ellos
mostrando un porte distinguido y
autoritario. De inmediato buscaron a los representantes del pueblo para
presentarse. El teniente Lorenzus avisado convenientemente de quien era esa
autoridad, mandó a sus soldados que cuidaran la compostura y formaran para
hacer el recibimiento.
Cincuentón
largo, pelo canoso, de constitución fuerte y ligeramente orondo, la autoridad
en cuestión se sacó las gafas de sol y tras ordenar a los soldados actitud de
descanso, su primera intención fue acercarse a un sector del público presente,
observó a un mozalbete de no más de nueve años y prácticamente sin mirarlo le
acarició su rubia testuz. Luego hizo un gesto con la mano como indicando: — ¿Es
por ahí? — La breve comitiva penetró en el local y se dirigió a la sala de juntas. Tomaron posesión de sus
asientos y procedieron a identificarse:
— Me llamo Fioro Goolman, delegado
gubernamental del sector HG—2D al que pertenecen.
— ¿HG—2D?
— No les tiene
que extrañar, las cosas como ustedes entenderán han cambiado y mucho.
— Que han cambiado resulta más que evidente,
pero no entendemos nada de lo que está pasando fuera de los límites de este
pueblo.
— Normal, normal… Después de tanto desastre no
todo puede organizarse de un día para otro. Limítense a entender que de
momento, este pueblo es el 2D y pertenece al sector HG.
— Este pueblo tiene un nombre, Ramu
— Entenderán que las estructuras sociales han
prácticamente desaparecido del mapa… en cierto modo, todo se tiene que
reestructurar.
— Permítanos Sr. Delegado gubernamental que le
indiquemos que nosotros seguimos en el mapa, con una identidad propia y con una
historia que podríamos recopilar.
— No hemos venido con la intención de discutir…
pero, ¿acaso este pueblo se parece en algo a su pasado?
— En algo. Su estructura básica, alguna de sus
gentes… pero lo fundamental para nosotros es que hemos superado muchas
dificultades, hemos evolucionado y adoptado un ordenamiento digno de ser tenido
en cuenta.
— Por supuesto, por supuesto, su orgullo puede
ser entendido y hasta considerado…
— Bien, esta delegación representando al
pueblo, tampoco tiene la intención de discutir, ni entrar en matices
históricos. La palabra considerados la hemos oído muchas veces, pero ya solo
queremos entender en que posición quedamos respecto al gobierno que usted
representa.
— Me gusta la gente como ustedes, directos al
grano… Esta claro, tienen ustedes las normas por el gobierno establecidas.
Ellas no son un capricho, sino algo que debemos cumplir.
— Esas normas, si que entendemos se pueden
matizar…
— Esas normas se tienen que cumplir… todavía no
tenemos el censo.
— Aquí lo tiene usted, solo esperábamos que
viniera a recogerlo.
— Esta bien…
esta bien. El gobierno al que represento puede entender en cierto modo su
postura, pero no podemos tolerar la anarquía, no en estos momentos. Deben de
tener paciencia y confiar, todo volverá a su cauce.
— No aceptamos que se desmantele la estructura
social de este pueblo, ni que se nos desconsidere tal como entendemos viene
ocurriendo. Queremos ser escuchados, demostrar que todo lo que hemos conseguido
puede servir a esta nación… Por cierto, ¿seguimos siendo la misma nación?
— Seguimos, pero dentro de un nuevo
ordenamiento mundial.
—
¿Ordenamiento Mundial?
— Por
supuesto, no puede ser de otra forma después de todo lo que ha ocurrido.
— Ya…
— Bueno… como ustedes bien supondrán, no he
venido solo a recoger el censo. Pertenecen al sector que me ha sido encargado y
debo responder por ustedes. Entiendo que no podemos proceder en modo radical,
les daremos un tiempo prudencial para que recapaciten. Por seguridad, no podrán
salir del perímetro establecido, solo por seguridad. Esto será mientras se
consigue ordenar todas las infraestructuras, algo en lo que por lo visto no
quieren colaborar.
— Nos negamos
a que se desmantele el pueblo, eso supondría que nuestro esfuerzo no ha servido
para nada.
— OH… por
cierto. Quiero que sepan que lo que acaban de decir no es así. Tenemos los
informes de los técnicos. No voy a negar un cierto asombro por lo que ustedes
han logrado. Una de las razones por la que estoy hoy aquí es conocer a sus
ingenieros. Esos captadores y transformadores de energía solar es algo
ciertamente ingenioso, así como toda una serie de artilugios que hemos
observado. Queremos sus nombres y apellidos.
— Me temo que
no va a ser posible…
— ¿La razón?
— Un ingenio no es obra de un solo hombre… todo
el mundo aquí ha colaborado. No podemos darle nombres, porque es el pueblo en
sí quien lo ha logrado.
— Nos parece un tanto banal su planteamiento…
pero de momento y mientras recapacitan, lo vamos a respetar. Miren ustedes…
nuestro gobierno no necesita de su tecnología, la que tenemos es suficiente. Si
que necesitamos mano de obra y técnicos, por supuesto. Es solo eso lo que se
les pide...
R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13