Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38 (Enero)...
— ¿En que va a
consistir la reconstrucción del orden?
— Excelente pregunta… no esperaba menos de
ustedes. Primero de todo, debemos inspeccionar el pueblo. Si tienen armas
deberán ser requisadas. Tenemos orden de instalar un puesto aquí mismo. Un
escuadrón de veinte hombres al mando de un oficial serán los encargados de
protegerlos. Pueden seguir con sus quehaceres con normalidad. Si necesitan
víveres o medicinas se les suministraran. Necesitamos identificar a la
población… nada más que para obtener un registro de supervivientes. Una vez
tengamos todos los informes requeridos, llegará un comité del gobierno para
instaurar las reglas que habrán de regir… pero todo eso llevará su tiempo.
Mientras tanto sigan con normalidad… ¿Ha quedado claro… alguna otra
pregunta?
— No sabemos
si todas estas normas van a se aceptadas por el pueblo…
— No tienen
otro remedio… lo contrario podría ser interpretado como una rebelión, y en
consecuencia ustedes serían responsables de lo que pudiera ocurrir.
— ¿Y que
podría ocurrir?
— No
adelantemos acontecimientos… ¿no le parece?
— Mire usted
Teniente Coronel Gregori… Tenemos que insistir en el hecho de que durante estos
últimos años no los hemos necesitado para nada, ni hemos recibido ningún tipo
de ayuda por parte del gobierno ni del ejército. Mientras aquí nadie sabía de
ustedes, nos hemos tenido que organizar hasta crear un pueblo entendemos que
modélico en su función. Hemos tenido que crear nuestro propio sistema de orden
social y ha funcionado… No necesitamos
que nadie nos imponga un nuevo orden.
— Creo que no entienden nada de lo que está
pasando en el Mundo…
— ¿Está usted seguro de eso Sr. Teniente
Coronel?
— Este pueblo
pertenece a la nación… por lo tanto no les va a quedar otro remedio que aceptar
sus leyes.
— ¿Y donde estaban sus leyes y su orden durante
estos últimos años…?
— Dejemos de chácharas… soy un oficial del
ejercito y recibo órdenes. Ya he dicho todo lo que tenía que decir.
— Nosotros no
hemos dicho la última palabra…
— Está bien…
escucho.
— Recogeremos sus normas, por escrito… las
someteremos a la voluntad del pueblo y recibirán una respuesta. Necesitamos un
par de días para evaluar. Mientras tanto, le ruego que mantenga a su ejército
fuera del recinto del pueblo. No necesitamos que nos protejan, no encontramos
razón para ello.
— No soy yo quien ha de decidir… recibo
órdenes. Tendrán una inmediata respuesta.
Gregori se
levantó dando un golpe con la mano en la mesa. Lo hizo de una manera
controlada, sin hacer demasiado ruido, pero denotando con ello su contrariedad.
Salió raudo de la estancia, hizo un gesto a sus subordinados y todos marcharon
en los vehículos hacia donde les esperaban el resto de la unidad. Los tres
representantes del pueblo observaron la escena sin perder la compostura, se
mantuvieron sentados.
— Que se pensaba ese tipo, que íbamos a
claudicar tan fácil.
— Bueno… hemos parado la primera embestida,
pero no será la última.
— Bien… esperaremos.
No tardará en llegar la respuesta. Como siempre ha sido, no es el ejército el
peligro para la paz, sino los que dominan los ejércitos y usan su fuerza para
ocupar y destruir si es preciso. Los que organizan los desastres no muestran su
cara, envía emisarios y se mantiene al acecho.
Gregori se
introdujo en la tanqueta para contactar por radio con sus superiores. A los
pocos minutos salió de ella con aire marcial y decidido. Un solo gesto fue
suficiente para organizar la pequeña comitiva en dirección al antiguo
ayuntamiento. Salió del vehículo tan solo con la compañía del oficial y un
soldado de escolta. Se dirigió a la sala de juntas, le fue abierta la puerta,
entró y sin sentarse pronunció con sequedad a la vez que dejaba un oficio sobre
la mesa.
— Les ha sido concedido ese par de días, aquí
tienen las normas. Volveremos en busca de su decisión.
Marchó con la
misma celeridad con la que había entrado. Se dirigió al vehículo y al llegar a
la altura del resto de la unidad dio la
orden de salir de allí. Mientras la comitiva se dirigía hacia la carretera, se
escucharon algunos silbidos y gestos de reprobación hacia el ejército que
fueron reprimidos por bastante gente. La mayoría optaron por permanecer en
silencio y mantener la compostura. No sabían lo que estaba pasando pero intuían
que de momento sus representantes habían aguantado el tipo. De inmediato, se
hizo saber al pueblo el contenido del oficio, todos entendieron que no había
mucho tiempo que perder.
La familia de
Bruno tenía que solucionar un dilema. Sejo y Tamara decidieron ir a su domicilio de origen para
hablar con los padres de Carlota con los que habían entablado una gran amistad.
Necesitaban contrastar su opinión y su sentido del problema. Habían aceptado
cambiar de domicilio, proveyendo que la ocupación del ejército fuera directa,
pero todo daba a entender que no iba a ser así. Una vez se acomodaron,
empezaron a hablar.
— Tenemos
dudas, serias dudas… es como si estuviéramos ante una partida de ajedrez.
Nuestros representantes se han mantenido firmes, hemos mostrado el orgullo de
un pueblo, de un verdadero pueblo. Ellos podrían ganarnos fácilmente,
machacarnos si es preciso pero… ¿que sentido tiene eso?
— Creo Sejo que eso no tiene sentido… pensemos
que ellos tienen informes de que este pueblo es cabal. Ante todo querrán saber
como hemos logrado sobrevivir, como hemos logrado cuidar la naturaleza,
mantener el orden y la cordura, activar sistemas, técnicas y energías, por obra
de una ingeniería que no ha necesitado
de combustibles fósiles… bien podríamos ser un modelo a seguir.
— Estoy de
acuerdo contigo Briel, eso puede haber generado un cierto respeto, y el respeto
siempre presenta dudas ante un comportamiento radical… pero si analizamos punto
por punto el oficio que nos han dejado, lo primero que se deduce es que son
ellos los que mandan, pretenden imponer su orden.
— Cierto, pero no dejan de ser seres
inteligentes… eso facilita la negociación.
— Estamos ante la partida de ajedrez…
negociación es movimiento. Jugamos con muchas fichas de desventaja, ¿no crees?
— Es cierto
Sejo, pero mantenemos intacto al rey, no nos han hecho jaque todavía.
Tamara decidió
terciar entre el diálogo de los dos hombres. Estaban divagando ante el
desenlace de la partida, sin pensar en que eran ellos los que debían hacer el
siguiente movimiento...
R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13
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