Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38/43 (Enero)
... Una vez la
comitiva oscura se hubo alejado, se procedió a leer detenidamente las normas y
acto seguido dárselas a conocer al pueblo. El panfleto nada tenía que ver con
el ordenamiento conseguido en Ramu. Eran normas impuestas que hablaban de
control sobre todo lo que concernía a la actividad en el pueblo. Tal como se temía,
el alcalde no tenía otra opción que seguir las normas establecidas por el
gobierno. Se decidió por unanimidad no aceptar esas normas y establecer un
programa propio para ser entregado a estudio del paradójico gobierno de la
nación. En el papel que fijaba esa propuesta, se entendía que Ramu pertenecía a
un territorio basto de lo que antes fue una nación determinada. Pero al mismo
tiempo, se indicaba que tras casi un lustro de ostracismo, encerrados en las
entrañas de la tierra los antiguos gobernantes, ahora éstos no eran
representativos. Por todo ello, se debía tener muy en cuenta a los
supervivientes del exterior que hubieran logrado organizarse, porque solo ellos
habían mantenido el pulso y el latido de lo que antes fue una nación. Por otro
lado, se consideraba que el desastre había sido global, al haber sido afectado
todo el planeta por las epidemias. Todo había cambiado, era un volver a empezar
en un nuevo ordenamiento Mundial, donde el primer paso debía ser ir al rescate
de la naturaleza y el equilibrio del ecosistema. Para ese proceso era necesario
contar con el pueblo, escucharle y tener muy en cuenta los métodos y las normas
propias elaboradas que permitieron obtener la supervivencia.
No había entre
los habitantes de Ramu ningunas ganas de salir al exterior. No obstante
aceptarían una entrevista con los representantes del gobierno, en el lugar
convenido por ellos, para entregar y discutir la réplica a las normas
impuestas, y de paso se intentaría conocer de primera mano como se estaban
organizando allá afuera, lejos de los límites del pueblo. Pero los
representantes gubernamentales insistieron en que no hacía falta que se
movieran y que serían ellos los que se acercarían a Ramu para discernir sobre
el tema que les ocupaba.
Llegó otra vez
la comitiva, calcada de la vez anterior y con el mismo procedimiento. Los
mismos tres representantes políticos pero diferentes guardaespaldas. Subieron a
la sala de juntas supuestamente para hablar sobre la propuesta elaborada por el
pueblo de Ramu en donde se aceptaba la
bandera de la nación, el alcalde y el censo, pero presentando objeción a la
mayoría de las normas impuestas. Uno de los miembros del comité político ojeo
el escrito. Observaron como éste fruncía el ceño, arrugaba los labios y ladeaba
ligeramente la cabeza al leer por encima las líneas. No perdió la compostura,
admitió que por lo que había leído superficialmente, serían difíciles de
aceptar algunas de esas propuestas. Insistió en que en el fondo y en la forma,
las normas que se les entregaron no eran discutibles porque venían de muy
arriba. Algunos puntos sí que se podrían corregir pero solo algunos puntos. Los
miembros del pueblo vieron entonces claro, que esa comitiva no era fielmente
representativa del orden político
establecido. De ser lo contrario podrían en ese mismo momento discutir las
propuestas e ir corrigiendo el programa que debía ser presentado al pueblo para
su votación. Fue entonces cuando decidieron ir al fondo del asunto.
— Vamos a ver… siempre nos ha parecido que ustedes son miembros activos
del gobierno, si no es así y resulta que son meros emisarios, necesitamos
hablar formalmente con los representantes ejecutivos. No queremos ser un
juguete, pretendemos defender nuestra opinión basada en una experiencia de
supervivencia. No pueden quedar en saco roto los resultados de todo este
tiempo.
— Lo
entendemos, eso lo entendemos… Su opinión y su experiencia son valoradas,
créanme que es así. Nunca hemos dicho que es inútil todo lo que han hecho, al
contrario, pueden ser y de hecho nos consta que es así, un ejemplo para la
nación, un ejemplo que se conocerá y será alabado. Ustedes se merecen todo,
gracias a ustedes se ha mantenido la esencia de lo que es una nación. El
pueblo, ustedes son el pueblo y merecen ser considerados y tenidos en cuenta…
— Al grano…
— Pero ustedes no son, no pueden ser el centro
del Mundo…
— Nunca hemos dicho que lo fuéramos, solo
pedimos ser escuchados y valorados.
— Son valorados, créanme que es así.
— Si fuéramos valorados, también seríamos
escuchados y por lo que se ve solo cuentan sus normas, Si estas no pueden ser
discutidas o reprobadas, de nada sirve nuestra palabra.
— Miren
ustedes… todo esto se valorará, pero no podemos admitir, de momento, estas
propuestas, nosotros no podemos. Las presentaremos a los miembros ejecutivos y
se estudiaran…
— Están ustedes perdiendo mucho tiempo.
Nosotros no queremos perderlo y seguiremos con nuestro trabajo. Solo
pretendemos ser escuchados y que nuestra experiencia sirva de algo.
Fue entonces
cuando a uno de los emisarios políticos se le escapó una incongruencia, que
pronto se encargó de mitigarla bajando el tono de su voz.
— ¡Son ustedes los que nos están haciendo
perder el tiempo!... queremos decir que
el tiempo es valioso, es necesario que nos apliquemos en conseguir que todos
estemos de acuerdo en como funcionar.
— Usted mismo lo acaba de decir, que todos
estemos de acuerdo.
— Bien, bien… entregaremos las propuestas.
Coloquen la bandera de la nación y necesitaremos el censo en un plazo de quince
días, empiecen a trabajar en ello… vemos que solo se presenta una persona para
alcalde.
— Estamos
trabajando ya en el censo… y en cuanto al alcalde, nos basta con una figura
como representación del pueblo.
— Como ustedes quieran…
La comitiva
salió del pueblo algo más airada que la primera vez. Sus movimientos eran
rápidos, buscando la celeridad. Diríase que el tiempo se les escapaba de las
manos. Los gestos altivos, como dándose una importancia que sin duda no
merecían, todo lo contrario de los movimientos pausados, tranquilos de las
gentes, formando como un solo bloque demostrativo de que en el pueblo todo
transcurría en orden y sin ninguna prisa por pretender demostrarlo.
Quince días
para entregar el censo, con nombres, apellidos y direcciones, edades y unas
normas impuestas no aceptadas que solo pretendían desmantelar el pueblo.
Ninguna consideración a los logros conseguidos ni al sistema y orden
establecido. La mayoría de la población de Ramu, según esas normas, debería de
salir a donde ellos indicaran para ejercer de mano de obra en la reconstrucción
de la nación y en Ramu, se haría lo indicado por el alcalde, que a la vez
estaría sujeto a unas directrices predeterminadas. Estaba llegando el momento
en que más de una persona tendría que decidir, entre ellos Sejo y su familia.
Bruno no tenía duda alguna, pondría sus nombres y apellidos pero con la
dirección en donde vivía junto a Louise. El problema consistía en que solo era
un censo y no una identificación, nunca se habló de ello. Censarse era colocar
un nombre en un papel, pero que ocurriría si luego se procedía a una
identificación...
R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13
No hay comentarios:
Publicar un comentario