lunes, 19 de enero de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 43)


Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
 Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38/42 (Enero)

 ...
— Nos sentimos agradecidos por sus palabras, pero ellas no nos dicen nada nuevo. Estamos esperando justo lo que no conocemos.

— De acuerdo, de acuerdo… Miren, tienen que entender que todavía somos una nación. Cierto que todo ha cambiado, ya nada es lo mismo que antes… Nuestra primera función como integrantes de las naciones unidas de este planeta será reconstruir el mismo, y para ello necesitaremos del esfuerzo de todos los que hemos logrado sobrevivir ante tanta desgracia… ustedes, nosotros, todos lo que aún conservamos la razón… todavía somos una nación, no lo  olvidemos. Debemos aunar esfuerzos, colaborar todos juntos en la reconstrucción de este planeta, y debemos empezar por nuestro propio  país.

— ¿Y bien?

— Miren ustedes… lo que han hecho en este pueblo está muy bien y a buen seguro que su experiencia nos será útil, pero no todo acaba aquí… Deben entenderlo, pertenecemos a una nación, debemos sentirnos orgullosos de ello. Por eso… debemos empezar por la bandera.  Sabemos que ondean un símbolo que representa el mapamundi en un fondo azul, pero esa no es nuestra bandera.

—  Usted mismo lo ha dicho, no es más que un símbolo, representa que pertenecemos a un mundo, a un planeta.

—  Eso es, eso es… pero empecemos por lo que se ha aceptado.

— Que se ha aceptado… ¿quien lo ha aceptado?

— El gobierno, el gobierno del pueblo.

— ¿Y quien ha elegido a ese gobierno?

—  Bueno… existe ese gobierno, no podía ser de otra forma dada las difíciles circunstancias que hemos atravesado.

—   No ha contestado a nuestra pregunta…

Está bien, está bien… se estudiará lo de su símbolo, pero deben colocar en el ayuntamiento la bandera de la nación. Es lo primero.

—  ¿Lo segundo?

—  Deberán elegir un alcalde. Como siempre ha sido.

— Siga por favor…

—  Necesitaremos un censo para proceder a las votaciones, y como es obvio para identificar a todos los habitantes de este pueblo.

—  Parece que nada ha cambiado…y sin embargo todo ha cambiado.

—  ¿Qué quieren decir?

—  Este pueblo nada tiene que ver con el que existía hace casi cinco años. Ni sus gentes, ni su ordenamiento. Aquí hemos decidido borrar el pasado. No podía ser de otra forma. Hemos logrado sobrevivir a base de esfuerzo, colaborando entre nosotros y codo con codo con la naturaleza que nos rodea. Vivimos el presente.

— Es el presente que nos exige construir un futuro… y para ello debemos seguir con lo que conocemos. Debemos seguir con el sistema democrático, elegir un alcalde y seguir las normas establecidas por el gobierno de la nación…

—  Un gobierno democrático, ¿quizás?

—  Es un gobierno en funciones, tan pronto se regularice el proceso habrá elecciones. Pero necesitamos para ello censar a todos los sobrevivientes.

— y que pasaría si entre nosotros hubiera antiguos delincuentes, o gente con pasado difícil… Aquí y ahora solo nos interesa lo que somos, no lo que fuimos.

—  OH… si fuera por eso, nada porque preocuparse. Se decidió una amnistía general. Es un volver a empezar.

—   Así, ¿tan simple?

—  Existen unas normas que les serán entregadas… no lo olvide. Son tiempos difíciles. El gobierno aportará todo lo necesario para la reconstrucción, Se compensará monetariamente los trabajos… pero todo aquel que se aleje del orden establecido será duramente castigado… no puede ser de otra forma.

—  Ya… así que tendremos otra vez la moneda.

— Claro, ¿como si no?

—  Aquí no tenemos moneda… no la necesitamos.

—  Bueno… esto es un pueblo, no una nación… Miren, organizasen como ustedes quieran,  pero necesitamos un alcalde y el censo... es el primer paso.

— ¿y el segundo?

— Seguir las normativas que les serán entregadas.

— Sus normativas… Entonces, que sentido tienen sus palabras conforme nos organicemos como queramos. Nosotros no necesitamos normativas.

— Esta bien, está bien… son tiempos difíciles. Léanselas primero. No hablan más que de seguridad y orden.

—  Su orden… Aquí no necesitamos que nos impongan ningún orden, ya lo hemos conseguido. En cuanto a la seguridad, eso es más discutible.

—  Léanselas primero, por favor.

—  Si hemos de volver al juego democrático para elegir un alcalde, si se nos exige. ¿Que programa de intenciones presentamos, las nuestras o las suyas?


    Llegó el momento en que los comisionados políticos ya no sabían por donde salir ante las puntuales sugerencias o preguntas de los representantes del pueblo. Insistían en las normativas, pero cierto es que en todo momento mantuvieron la compostura, sin amenazas y mostrando fingida o no, toda la amabilidad del mundo. Decidieron poner punto y final a la entrevista, después de que los representantes del pueblo aceptaran leer las normativas. Volverían en breve tiempo para discernir sobre las condiciones que se tendrían que aceptar para regir Ramu...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

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