Nada es eterno, ni el más acérrimo
poder puede resistir el paso del tiempo. Las revoluciones siempre han sido el
origen del cambio… y no siempre estas tienen que ser violentas. La historia nos
ha ofrecido la democracia para ejercer los cambios por obra de la voluntad de
los pueblos. Cuando el pueblo se satura de la incapacidad del poder y de los
perjuicios que recibe por obra de un sistema, es entonces cuando entiendo que
es posible la revolución y el cambio del sistema.
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