lunes, 9 de febrero de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 48)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10  (Septiembre) - Partes 11/19  (Octubre)
 Partes 20/30  (Noviembre) - Parte 31/37 (Diciembre) - Parte 38/46 (Enero) - Parte 47 (Febrero)-

...
—  ¿Qué hacéis aquí, parecéis dos chiquillos… pero un tanto desangelados, ¿Dónde está esa energía?

—  Nos sobra Carlota, estamos artos de darle a las bicis del generador, el pueblo se va a saturar de energía… Es una verdadera mierda que no podamos salir a escalar.

—  Bueno, solo os lo impide el sentido común… y los soldaditos, claro.

— Sentido común… ahora sí que en verdad es común… te acuerdas Carlota lo que costaba hace tres años ponernos de acuerdo.

— Lógico… los procesos no se surten de efectos al momento. Pero aquí abunda la buena gente, en todos los sentidos.  Lo que hemos logrado no puede acabar así como así.

—  ¿Estás seguro de eso Carlota?

—  Yo lo estoy.

—  Pues vale… nosotros no lo vemos tan claro. Por cierto, ¿Qué opinan tus colegas del consejo de ética… y sabes a que colegas me refiero?

— ¿Te refieres Bruno a los ingenieros?

    A quienes sino.

    No hablan mucho, ni siquiera fruncen el ceño. Es como si toda esta situación ya la conocieran… Todos estamos de acuerdo en que por nuestra parte se está haciendo lo correcto.

— Si conocieran la situación, podrían orientarnos sobre la próxima secuencia de los acontecimientos… cual pudiera ser el siguiente movimiento de nuestros contrarios.

— Ellos nunca se anticipan…

—  Eso parece… Verás Carlota existe algo que personalmente me tiene intrigado… Esos tipos, los que llamamos ingenieros, todos sabemos que son especiales, ellos nos han dado ideas…

—  Te equivocas en eso, yo diría que han secundado nuestras ideas, han estimulado nuestro conocimiento, pero ellos nunca han trabajado en los ingenios.

—  Vale, lo que tu digas Carlota… pero siempre están ahí, atentos a todo, modositos ellos, hablando lo justo. Entre nosotros hemos creado una actitud, ser respetuosos con el pasado, no preguntar, no insistir. Pero todos sabemos que ellos son diferentes a nosotros.

—  ¿Porque dices diferentes?

—  Ostras Carlota… si quieres hablamos claro. ¿Tú sabes de donde proceden?

—  No…

—  Eso no es intrigante…

— Mira Bruno… por el contacto que tengo con ellos, por lo poco que hemos hablado, una puede intuir ciertas cosas. Te diré que ellos adoptan una posición en la que pueden influir pero no actuar. Es como si lo dejaran todo en nuestras manos.

—  Vale, vale… pero estoy seguro que saben muchas más cosas que nosotros. Ellos podrían decirnos que va a pasar.

—  No seas chiquillo Bruno, anda sigue tirando piedras al río… Estamos haciendo lo correcto, no necesitamos papaítos. Ahora de momento, no podemos hacer más. Y te diré una cosa, y es de mi cosecha… estamos olvidando algo muy importante.     

— ¿Y que es esa cosa tan importante para ti Carlota…?

—  Centrados en que harán con nosotros ese sórdido gobierno, nos estamos olvidando del sol…´

    Los dos muchachos, realizaron un gesto instintivo orientando su vista al astro rey al tiempo que hacían de visera con la mano. Arrugaron los labios porque sabían a lo que se estaba refiriendo Carlota. Ellos tenían elementos para medir la actividad solar y controlar en consecuencia la radiación. Las capas protectoras de la atmósfera estaban debilitadas y las tormentas solares, secuencialmente imprevisibles, llegaban con fuerza a la tierra… Ciertamente el sol era más poderoso que un gobierno que hacía signos de no haber aprendido nada. La falta de consideración que parecía tener hacia el pueblo de Ramu, denotaba que nada había cambiado… Carlos miró a su hermana y sonrió con cierta ironía.

—  Quieres decir hermanita, que estamos jodidos por arriba y por abajo…

—  No seas tan obsceno en tus palabras hermanito, estás ante una dama. Pero sí, yo creo que deberíamos preocuparnos más por el sol. Lo que está pasando en nuestro planeta es mucho más serio que un gobierno torpe, soberbio y supongo que de no muy buenas intenciones con nosotros.

—  Pues lo tenemos claro…  

    Bruno entonces se puso en pie, tiró una última piedra al río y mirando fijamente a su amiga, le preguntó...

— Entonces Carlota… si como has dicho al principio esto no puede acabar así como así… ¿Cómo va a acabar?

— ¿Acaso lo sabes tú Bruno?

—  No claro que no… pero tu pareces estar más segura que nosotros.

—  Es por pura intuición femenina, quizás… Mira Bruno, si se hace todo lo que está en nuestras manos, hemos de dejar que los otros factores actúen. De una manera u otra lo que hemos conseguido prevalecerá, es el signo de la historia… además tú como estudiante que has sido de historia y antropología deberías de saberlo.

—  Todo eso es teoría del conocimiento… ¿realmente crees que conocemos a fondo la historia?

—  Eso debería de preguntárselo a tus profesores.

—  Esos profesores desconozco si ya existen… Estamos solos Carlota, muy solos.

—  No estés tan seguro de eso mi querido Bruno.

    Carlota con aire altivo y un tanto misterioso se despidió, no sin antes darle una palmadita cariñosa a Bruno en la mejilla. Los dos amigos la vieron alejarse por el puente de madera, luego decidieron seguir allí sentados en la hierba junto al transcurrir del agua en la riera...  

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

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