Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 (Septiembre) - Partes 11/19 (Octubre)
Partes 20/30 (Noviembre) - Parte 31/37 (Diciembre) - Parte 38/46 (Enero) - Parte 47 (Febrero)-...
— ¿Qué hacéis aquí, parecéis dos chiquillos…
pero un tanto desangelados, ¿Dónde está esa energía?
— Nos sobra Carlota, estamos artos de darle a
las bicis del generador, el pueblo se va a saturar de energía… Es una verdadera
mierda que no podamos salir a escalar.
— Bueno, solo os lo impide el sentido común… y
los soldaditos, claro.
— Sentido
común… ahora sí que en verdad es común… te acuerdas Carlota lo que costaba hace
tres años ponernos de acuerdo.
— Lógico… los
procesos no se surten de efectos al momento. Pero aquí abunda la buena gente,
en todos los sentidos. Lo que hemos
logrado no puede acabar así como así.
— ¿Estás seguro de eso Carlota?
— Yo lo estoy.
— Pues vale… nosotros no lo vemos tan claro.
Por cierto, ¿Qué opinan tus colegas del consejo de ética… y sabes a que colegas
me refiero?
— ¿Te refieres
Bruno a los ingenieros?
— A quienes
sino.
— No hablan
mucho, ni siquiera fruncen el ceño. Es como si toda esta situación ya la
conocieran… Todos estamos de acuerdo en que por nuestra parte se está haciendo
lo correcto.
— Si
conocieran la situación, podrían orientarnos sobre la próxima secuencia de los
acontecimientos… cual pudiera ser el siguiente movimiento de nuestros
contrarios.
— Ellos nunca
se anticipan…
— Eso parece… Verás Carlota existe algo que
personalmente me tiene intrigado… Esos tipos, los que llamamos ingenieros,
todos sabemos que son especiales, ellos nos han dado ideas…
— Te equivocas en eso, yo diría que han
secundado nuestras ideas, han estimulado nuestro conocimiento, pero ellos nunca
han trabajado en los ingenios.
— Vale, lo que tu digas Carlota… pero siempre
están ahí, atentos a todo, modositos ellos, hablando lo justo. Entre nosotros
hemos creado una actitud, ser respetuosos con el pasado, no preguntar, no
insistir. Pero todos sabemos que ellos son diferentes a nosotros.
— ¿Porque dices diferentes?
— Ostras Carlota… si quieres hablamos claro.
¿Tú sabes de donde proceden?
— No…
— Eso no es intrigante…
— Mira Bruno…
por el contacto que tengo con ellos, por lo poco que hemos hablado, una puede
intuir ciertas cosas. Te diré que ellos adoptan una posición en la que pueden
influir pero no actuar. Es como si lo dejaran todo en nuestras manos.
— Vale, vale… pero estoy seguro que saben
muchas más cosas que nosotros. Ellos podrían decirnos que va a pasar.
— No seas chiquillo Bruno, anda sigue tirando
piedras al río… Estamos haciendo lo correcto, no necesitamos papaítos. Ahora de
momento, no podemos hacer más. Y te diré una cosa, y es de mi cosecha… estamos
olvidando algo muy importante.
— ¿Y que es
esa cosa tan importante para ti Carlota…?
— Centrados en que harán con nosotros ese
sórdido gobierno, nos estamos olvidando del sol…´
Los dos
muchachos, realizaron un gesto instintivo orientando su vista al astro rey al
tiempo que hacían de visera con la mano. Arrugaron los labios porque sabían a
lo que se estaba refiriendo Carlota. Ellos tenían elementos para medir la
actividad solar y controlar en consecuencia la radiación. Las capas protectoras
de la atmósfera estaban debilitadas y las tormentas solares, secuencialmente
imprevisibles, llegaban con fuerza a la tierra… Ciertamente el sol era más
poderoso que un gobierno que hacía signos de no haber aprendido nada. La falta
de consideración que parecía tener hacia el pueblo de Ramu, denotaba que nada
había cambiado… Carlos miró a su hermana y sonrió con cierta ironía.
— Quieres decir hermanita, que estamos jodidos
por arriba y por abajo…
— No seas tan obsceno en tus palabras
hermanito, estás ante una dama. Pero sí, yo creo que deberíamos preocuparnos
más por el sol. Lo que está pasando en nuestro planeta es mucho más serio que
un gobierno torpe, soberbio y supongo que de no muy buenas intenciones con
nosotros.
— Pues lo tenemos claro…
Bruno entonces
se puso en pie, tiró una última piedra al río y mirando fijamente a su amiga,
le preguntó...
— Entonces
Carlota… si como has dicho al principio esto no puede acabar así como así…
¿Cómo va a acabar?
— ¿Acaso lo
sabes tú Bruno?
— No claro que no… pero tu pareces estar más
segura que nosotros.
— Es por pura intuición femenina, quizás… Mira
Bruno, si se hace todo lo que está en nuestras manos, hemos de dejar que los
otros factores actúen. De una manera u otra lo que hemos conseguido
prevalecerá, es el signo de la historia… además tú como estudiante que has sido
de historia y antropología deberías de saberlo.
— Todo eso es teoría del conocimiento…
¿realmente crees que conocemos a fondo la historia?
— Eso debería de preguntárselo a tus
profesores.
— Esos profesores desconozco si ya existen…
Estamos solos Carlota, muy solos.
— No estés tan seguro de eso mi querido Bruno.
Carlota con
aire altivo y un tanto misterioso se despidió, no sin antes darle una palmadita
cariñosa a Bruno en la mejilla. Los dos amigos la vieron alejarse por el puente
de madera, luego decidieron seguir allí sentados en la hierba junto al
transcurrir del agua en la riera...
R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13
No hay comentarios:
Publicar un comentario