jueves, 12 de febrero de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 49)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10  (Septiembre) - Partes 11/19  (Octubre)
 Partes 20/30  (Noviembre) - Partes 31/37 (Diciembre) - Partes 38/46 (Enero) - Partes 47/48 (Febrero)-

... Nadie sabía cuanto tiempo sería el considerado por el extraño gobierno para reflexionar, ni tampoco estaba claro si la reflexión era unilateral o común. Era posible que al salir de sus refugios ellos esperaran encontrar el terreno libre, árido y sin personalidad, donde los humanos sobrevivientes fueran simples despojos. Pero  los diferentes tipos representantes de ese gobierno que pasaron por el pueblo, no explicaron si también se encontraron al salir de sus agujeros, con otros focos parecidos a Ramu en su organización. Quizás Ramu no fuera la única isla en el basto océano del descontrol. Quizás no estuvieran solos, lo cual representaba una esperanza, pero como contactar con esos posibles focos si no conocían la  ubicación  y en consecuencia la distancia que les pudiera separar. Bien pudiera ser que ese gobierno en las sombras, tuviera ante sí más de un problema de ese tipo sin que tuvieran bien definida la solución. 

    Pasaron algunos días, los suficientes para después de una movida el agua pareciera volver a su cauce. Bien es cierto que la incertidumbre, cuando ataca, hace dudar, pero salvo esos breves momentos el pueblo nunca había dejado de funcionar. Todo el mundo centrado en sus quehaceres, sin olvidar la sonrisa, sin desesperar y confiando en que la cordura se instaurara en sus opuestos. Seguían amortiguando la radiación solar y disfrutando de una existencia equilibrada. Todos soñaban con la posibilidad de que fuera posible regular las graves deficiencias medioambientales en el planeta, inspirados en actuaciones como las suyas. La comunicación era para ellos como el respirar y en muchas de sus tertulias aparecía la palabra esperanza, entendían que en los momentos difíciles se hacía difícil vivir sin ella.   

    Bruno se mostraba inquieto, en más de una ocasión había intervenido en la asamblea de su sector para opinar sobre la necesidad de hacer algo más que esperar. Porqué no suponer que existían poblaciones en condiciones sino similares si parecidas a las suyas, era necesario averiguar algo más. La respuesta a sus intervenciones, era que no se podía buscar una aguja en un pajar ni lanzarse a una aventura ciega.  Por su cuenta, Bruno había intentado sondear al teniente Lorenzus y alguno de los soldados, pero éstos se mostraban infranqueables, bien por ser fieles a unas órdenes o porque en realidad no tenían ni idea de si existían otras poblaciones donde se manifestara el equilibrio.

   Si por él fuera, ya habría intentado escapar del control existente en el perímetro del pueblo, para adentrarse en lo desconocido, pero sus amigos y sobre todo Louise se habían encargado de frenar sus ideas que entendían descabelladas.

—  Imagínate Bruno que estás en una isla desierta en pleno océano y decides lanzarte al agua en una balsa para buscar algo parecido a lo que quieres encontrar…

—  Si no quedara otra opción lo haría, confiaría en la corriente y me dejaría llevar hasta alcanzar el objetivo.

—  Me parece perfecto, pero te olvidas de algo importante…

— Tú dirás Louise…

—  No es la única opción, y además tienes todas las posibilidades de no volver a la isla y perderte en el océano.

—  No está mal la metáfora, pero no estamos rodeados de un océano, sino de tierra firme.

— Lo que tú digas… vete si quieres, pero yo no puedo estar de acuerdo con esa idea porque temo no volverte a ver.

—  Bueno, es una posibilidad, pero y si logramos contactar… tendríamos más fuerza ante esos extraños gobiernos.

—  Bruno… no insistas, nadie te retiene, pero no vayas en contra de la corriente, la opinión más generalizada es esperar.

—  Esperar a qué… a que nos obliguen a marchar de aquí.

—  Si nos obligan nadie lo podrá impedir…

—  A eso le llamo resignación…

—  Pues me parece que no nos quedan muchas más opciones…

—  Entonces, ¿Dónde está la esperanza?

— En que de una manera u otra nada acaba y todo continúa…

— Bonita frase, pero es pura filosofía… y que me dices de Ramu, ¿que va a ser de nuestro pueblo?

— De momento seguimos siendo pueblo… nada podemos hacer para superar al mañana. Hemos de esperar, si estamos haciendo todo lo posible, solo queda esperar.

—  Quizás no estemos haciendo todo lo posible Louise.

—  Mira Bruno, según yo entiendo, hemos llegado a un punto en donde ya nada depende de nosotros. Mantén por un instante esta imagen en tu mente, un planeta colgado del espacio, nuestro planeta. Un pueblo como Ramu, insignificante dentro de él… ¿Qué podemos hacer nosotros?

—  Algo es más que nada…

— Ese algo se topa con otras realidades mucho más sombrías… Esos tipos de las cavernas, están justo donde estuvieron hace miles de años. De qué ha servido tanta evolución tecnológica, si no hemos sabido conservar nuestro planeta…

— Nosotros estamos demostrando que es posible hacerlo…

— Y de que sirve si no nos escuchan…

— De nada, eso está claro Louise… Entonces, ¿Qué hacemos?

— No desesperar y confiar…

—  ¿En que, en quienes?... Por ejemplo, esos ingenieros, están aquí por algo, estoy seguro, y sin embargo no mueven ficha…

—  Porque a ellos no les corresponde mover ninguna ficha, son como unos invitados de piedra… Mira Bruno, yo como muchos, como seguro que tu lo has hecho, nos hemos acercado, sabemos quienes son y hemos intentado dialogar… y ¿que conclusiones hemos sacado?...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13


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