Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 (Septiembre) - Partes 11/19 (Octubre)
Partes 20/30 (Noviembre) - Partes 31/37 (Diciembre) - Partes 38/46 (Enero) - Partes 47/49 (Febrero)-...
— No sigas…
por si pensamos lo mismo. Actúan como
inspiradores de nuestra conciencia, nos orientan por otros caminos más
sutiles, sin apenas hablar nos están indicando lo que solo cada uno de nosotros
en su justa medida podemos comprender…
— No vas desencaminado… yo pienso algo
parecido. Solo falta saber que es lo que tú has comprendido.
— Simplificando… que no todo acaba aquí.
— Exacto, has
dado en la diana… Creo que con nuestra actuación, manteniéndonos firmes, le
estamos dando una oportunidad a nuestro Mundo. Si somos escuchados, nuestra voz
sonará… de lo contrario nuestra energía jamás se perderá, permanecerá
almacenada en un Mundo más sutil.
— Y para ti Louise… como visualizarías ese
Mundo sutil.
— Para mí la tierra es un campo de pruebas y
nuestro cuerpo un instrumento, una especie de vehículo que nos permite
experimentar. La esencia de todo esto va más allá de nuestros cuerpos y del
planeta en sí…
— Si eso fuera
cierto… entonces a que tememos…
— Es una
pregunta muy particular, que cada uno de nosotros debemos de hacernos… ¿no
crees?
— Nos estamos hiendo demasiado lejos Louise…
— Creo que sí… En definitiva, estoy orgullosa
de nosotros, de nuestro pueblo. No debemos claudicar y si nos sacan a la
fuerza, si no nos escuchan vamos a intentar por todos los medios mantener la
dignidad, hasta el final… no tenemos nada que perder.
— Exacto… si lo vemos así, son ellos los que
están perdiendo una oportunidad de vivir en paz, de intentar regenerar el
planeta… Sería una lástima que optaran por la posibilidad de destruirnos…
— Entonces Bruno destruirán la esperanza… y con
ella a una parte de nosotros.
— Nada menos
que la parte física… pero la verdad, no me gustaría renunciar a ella y menos en
estos momentos.
Entonces él
abrazó con ternura a Louise, la besó y suavemente se introdujeron en el bosque
en busca de uno de sus lugares favoritos, bajo un viejo sauce y sus hojas
lánguidas y protectoras.
Bruno se
sentía muy unido a Louise, estaba
dispuesto a aceptar lo que viniera, no sin antes agotar todas las posibilidades
de coexistir junto al pueblo… Había tenido la enorme fortuna de sobrevivir
junto a todos los miembros de su familia directa, de encontrar amigos y el amor
de su vida en un entorno rescatado al caos y que ahora se manifestaba en plena armonía. No obstante,
había momentos en que temía por sus padres, no quería que volvieran a sufrir lo
que ya habían sufrido, no les correspondía; y por otra parte estaba Maia, que
culpa tendría la pequeñita de haber nacido en momentos tan difíciles, aunque
ahora estuviera protegida. Que sentido tenía nacer y tener una corta vida. Y
pensaba en su pueblo, Ramu… como podrían proteger su legado si su destino era
desaparecer o sucumbir bajo el yugo de un poder corrupto e ignorante. A menudo se
acercaba a la casa de sus padres y que también era suya para dialogar y tantear
su estado de ánimo, pero lejos de encontrar pesimismo, hallaba serenidad, algo
que no dejaba de desconcertarle.
— Hola Papá… ¿Cómo andamos?
— Andamos que
no es poco… nadie se ha detenido, nadie nos ha detenido.
— De momento…
Justo en esos
momentos llegaba su madre y Maia, la pequeña dejó su mochila de guardería en un
rincón, saltó sobre los brazos de su hermano Bruno, jugueteó un rato con él y
luego se distanció para entretenerse con sus cosas. Tamara se sentó junto a su marido y mirando
con ternura a su hijo, comentó:
— Se te ve muy feliz, creo que se quien tiene
algo que ver con ese estado.
— No te equivocas mamá. Louise y yo hemos hecho
el propósito de no perder la sonrisa y de disfrutar de la vida… mientras
podamos.
— Hacéis bien, son momentos que nadie os va a
quitar y que quedarán para siempre registrados.
— Ojala pudiéramos quedarnos siempre en ese
registro…
— Sabes perfectamente hijo… que la vida es una
mutación continua. Pero hay algo más fuerte e importante que la vida, nuestra
particular existencia, ésta nadie la puede borrar ni destruir, es una
exclusividad perdurable en la evolución de todos los seres.
— Bueno mama… eso es pura metafísica, a ver si lo
entiendo. Quieres decir que no solo vivimos sino que además existimos.
— Según lo entiendo yo.
Sejo, observó
la mirada de su hijo, él conocía muy bien el signo de esa mirada y se lo hizo
saber.
— No te preocupes tanto por nosotros Bruno…
sabemos lo que ronda en tu mente. Lo que tu madre intenta decirte es que no nos
pueden destruir, nadie puede romper la cadena de la evolución. Existiremos
siempre acumulando el bagaje de la experiencia, para eso vivimos y por ello
evolucionamos.
— No quiero que sufráis más el azote de esos
malditos, no lo merecéis.
Justo en ese
momento, al oír las palabras de su hijo y entender su preocupación, Sejo se
levantó de su asiento y le hizo un gesto cariñoso a la vez que le indicaba…
— Bruno,
quiero enseñarte una cosa…
Mientras
Tamara quedaba al cuidado de la pequeña Maia, los dos hombres salieron de la
casa para dirigirse al único edificio de tres plantas que existía en el pueblo
y que no estaba lejos del laboratorio. Era el lugar ideal para instalar el
artilugio justo en la abertura del patio central. Todo el pueblo conocía que
allí estaba el péndulo, por eso a Bruno le extrañó que su padre le llevara
allí. Colgado a considerable altura, él péndulo oscilaba lenta y continuamente
trazando unas largas y estrechas elipses en el sentido de la agujas de un
reloj...
R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13
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