Tu figura es alta como recia es tu voz,
pero con ello no basta…
Algo más
se esconde tras tu carácter de casta.
Quizás sea
un corazón tan sensible y delicado,
que lo guardas con razón del acoso infundado.
Quizás sea
tu sentir, más de una vez herido,
al que no dejas salir por estar bien protegido.
Esbelta
como una ardilla, temerosa guardas los frutos
y no dejas
en una silla tus pasos inquietos.
Celosa de
tu libertad, amante de lo natural…
así te adivino.
Y no
pienses que controlo los pasos en tu camino,
es que yo, estaba solo y me alegró tu trino.
No quiero
que malentiendas mis pasos en tu camino,
solo son pasos que gustan de aquello que imagino,
pasos que quizás se alejen del margen de tu
destino,
pasos que hoy se alegran de la huella de tu
sonrisa,
pasos que también son libres y no tienen prisa,
pasos un tanto heridos por las piedras de mi sino,
y que han sido suavizados por el roce, con tu
camino.
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