Partes 20/30 - (Noviembre)
... Llegó el lío…
tarde o temprano tenía que pasar algo así.
— Tienes razón
Louise, creo que en nuestro fuero interno todos sabemos que Ramu solo es un
sueño.
— Te equivocas
Bruno, Ramu no es un sueño, es una realidad, tú y yo somos una realidad…
— Totalmente
de acuerdo… pero esos degenerados de los agujeros también son una realidad…
— No los llames degenerados, son seres humanos
con otro tipo de tendencia, es una consecuencia de nuestra evolución.
— Evolución o
involución… Para mí Louise, Ramu representa la evolución, pero la van a cortar
de cuajo… Estoy seguro que si todo el planeta consiguiera funcionar de una
forma parecida a lo que hacemos nosotros, se podría regenerar.
— Y quien te dice a ti que esos tipos también
pretenden hacer algo parecido, no creo que sean tan estúpidos como para acabar
de destrozar el planeta, después de toda la trama que parecen haber realizado…
— Mira Louise…
esos tipos son unos estúpidos y unos ignorantes y acabarán reproduciéndose en
esos mismos valores. La consecuencia siempre será fatal para el planeta.
— Bueno… el planeta ya está fatal.
— ¿Y eso que quiere decir Louise?
— Que aunque esos tipos intentaran arreglarlo…
pensándolo bien, creo que irremediablemente todo se irá a la mierda… ese parece
ser nuestro destino.
— Mira que
graciosa… acabas de anular la esperanza.
— Bueno… eso es lo último que vamos a perder…
lo último. La esperanza es como el
último eslabón de la libertad.
— Esta bien…
si lo miramos así, pues nos agarraremos a ese eslabón, todo lo que podamos y
más…
— Sí Bruno, no renunciemos a vivir hasta el
último aliento.
Los dos
jóvenes se fundieron en un tierno abrazo y siguieron caminando por la vieja
senda del bosque. No hablaban, sus pasos armónicos y cadenciosos se
mezclaban con el silencio de sus labios.
Estaban reflexionando a la vez que notaban como ambos parecían acoplarse,
sintiéndose plenamente integrados por
parecidas sensaciones. Ya no eran dos, sino un solo elemento que se anexionaba
a la naturaleza, formando una fusión placentera y a la vez poderosa. En esos
momentos se sintieron indestructibles, nada ni nadie podría ya con ellos… Bruno se detuvo para besar dulcemente a
Louise, luego respiró profundo para preguntarle…
— ¿Tu crees que esos helicópteros conseguirán
destruir esta armonía?
— ¿Hace falta que te diga lo que pienso?
— Se lo que piensas, pero necesito oírlo.
— Está bien… Conseguirán apoderarse de Ramu,
destruir nuestros cuerpos, destrozar el planeta entero, pero nunca podrán
acabar con la sutilidad. Lo que sentimos está hecho de otro tipo de materia que
no se puede destruir… siempre nos encontraremos más allá del espacio y del
tiempo, en otras dimensiones y siempre nos reconoceremos cuando con otros
cuerpos nos volvamos a encontrar… así, eternamente, hasta que nuestras almas ya
evolucionadas se fundan con el sentido de la creación.
— Por los
cielos Louise, ese es un compromiso de eternidad.
— De compromiso
nada… ¿existe algo más libre y poderoso que lo que sentimos?
— Creo que no… pero eso no nos exime de que las
vayamos a pasar canutas.
— Que es esta
vida sino un suspiro. Pasará rápido, ya lo veras…
— Vale, pero primero tendremos que tomar una decisión…
y temo por ella.
— ¿Dudas de lo
que vamos a decidir?
— Claro que
no, seguiremos hasta el final, no nos doblegaremos.
— Pues haber
que les decimos cuando venga el ejército a… “salvarnos”
— Que no renunciamos a nuestro sistema de vida,
que queremos ser libres.
— Un tanto ingenuo… ¿No crees?
— Me temo que si lo soy Louise…
Empezaba a
anochecer y la humedad en el bosque invitaba a volver al pueblo. Bruno acompañó
a Louise a su hogar y continuó hasta el suyo. En la cena, no se pudo evitar hablar
del tema del día. Todos los miembros de la familia se mostraron firmes en una
misma idea, continuar como hasta ahora, no delatar para nada su presencia y
luchar hasta el final por su libertad.
Cuando Bruno
llegó a su habitación para descansar, ahí estaba Carlos tumbado en la cama,
mirando al techo y perdido en el trajín de su mente.
— ¿Te estás
comiendo el coco, Carlos?
— ¿Tú no?
— No vale la pena hacerlo, en serio.
— Lo que tu
digas Bruno, pero estamos jodidos… ya se como va a acabar esto.
— Te estás anticipando a los acontecimientos y
eso creo que no es bueno.
— Es posible, pero seguro que acierto.
— No dudo que des en la diana, pero aún no has
lanzado el dardo.
— Van a ser dos días largos… seguro que a más
de uno le va a temblar el pulso.
— y no va a acertar en la diana…
— Algo así… Mira Bruno, en momentos como este
es cuando más unidos deberíamos estar, aunar nuestras fuerzas y dar en el
centro, pero…
— No te comas la olla Carlos… en serio, lo que
vale es lo que sientes y lo que piensas. Debemos tener confianza en los demás,
todos sabemos lo que tenemos entre manos.
Tras el
pequeño debate, ambos decidieron intentar conciliar el sueño. Al despertar
Bruno se encontró solo en la habitación, había dormido profundamente, tanto que
ni se dio cuenta cuando Carlos salió de allí. Esa mañana tenía poco que hacer,
así que no se apuró y relajadamente se vistió y bajó al comedor. Allí se
encontró con Carlota desayunando. Carraspeó como para delatar su presencia, no
pretendía molestar. Ella le recibió amigablemente y no dudó en invitarle a
compartir la mesa. Se sentó un tanto intimidado por la exuberancia de la
muchacha todavía en pijama, ella lo notó...
R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13
No hay comentarios:
Publicar un comentario