Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/33 - (Diciembre)
...— Eh… Bruno, estoy aquí…
— Claro Maia…
anda vamos.
— A mi también
me gusta Vanesa…
— Sí… sí, a mi
también me gusta, es muy lista.
— Y sabe ver…
— Claro, claro que sabe ver… como nosotros.
— No… nosotros
solo miramos, ella sabe ver y nos enseña.
— ¿Sabe ver…?
— Claro, ver
no es lo mismo que mirar, por eso sé que ella te gusta… pero diferente, porque
Louise es tu novia y la quieres mucho.
Bruno quedó
mudo, se preguntaba como la mocosa de su hermana, de apenas cuatro años, podía discernir de esa manera.
Eso era algo que también le intrigaba, había observado en su pequeña hermana un
cambio en las últimas semanas, como si estuviera demasiado despierta para su
corta edad. Tras quedar unos segundos pensativo, decidió continuar con el
tema.
— Esta bien
Maia… y si Vanesa os enseña a ver… ¿Qué es lo que veis?
— Muchas cosas
y aquí todas son bonitas…
— Bonitas…
¿Cómo qué?
— Como las
plantas, los árboles, los animales, el agua…
— ¿Qué más
veis?
— Colores…
colores en las personas… tú tienes colores muy bonitos.
— ¿Qué yo
tengo colores muy bonitos?… no será por la ropa que llevo que es gris y algo
sucia.
— Que no…. Que
no son los colores de la ropa… Alrededor de todas las personas y cosas hay
colores…
— Vale ya lo
he entendido… tú también tienes colores muy bonitos.
— Pero me
parece que no los ves…
— No los veo
pero se que son bonitos… porque tu eres muy bonita.
Y entonces
Maia se soltó de la mano de su hermano, riendo de contenta a la vez que
empezaba a jugar con cualquier cosa que encontraba a su paso. Ahora pisoteaba
un charco, luego tomaba la hoja de un árbol del suelo, luego se entretenía
observando un bichito, y así una y otra vez haciendo eterno el retorno al
hogar. Como se acercaba la hora de la comida y ambos se habían entretenido,
Bruno decidió tomar a su hermana, ponerla sobre sus hombros y agilizar el
paso.
EL TIEMPO ESTÁ
PRÓXIMO
Ese día los
servicios de alerta detectaron un ruido diferente. Era el rumor de un motor en
el cielo, posiblemente una avioneta. Inmediatamente se activaron los cañones de
niebla y esta casi al instante envolvió el pueblo. Todos bajo el manto gris,
quedaron como petrificados a la vez que escuchaban como el sonido pasaba justo
por encima de ellos a una cierta altura, sin que fuera un vuelo rasante. La
trayectoria era en línea recta, en
ningún momento se desvió de su rumbo. El aparato desapareció por el horizonte
de las montañas sin más. Eso provocó un discernimiento sobre el breve
incidente. La conclusión a la que se llegó fue que si bien no parecía que se
estrechara el cerco sobre ellos, si que cada vez iban a estar más expuestos a
una posible observación por parte de la gente de los refugios subterráneos.
Daba toda la sensación de que poco a poco esa gente iba saliendo con más
confianza de sus madrigueras.
Aunque los
sistemas de control y protección funcionaban perfectamente, cada vez se
producían más signos en el cielo que preocupaban. Un día escucharon el potente
sonido de un reactor, posiblemente un avión de combate de la fuerza aérea. Si
la trayectoria del avión que iba a considerable velocidad llegara a coincidir
con la vertical del pueblo, tendrían serios problemas porque no daría tiempo a
cubrirse con la niebla. Era bastante
habitual que la gente mirara al cielo como esperando que en cualquier momento
apareciera el peligro y por si fuera poco, patrullas que se dirigieron a
vigilar la zona dirección Sareman, detectaron a lo lejos como si hubiera
ciertos movimientos inusuales en la ciudad.
Sin poderlo evitar, la población se iba sintiendo más expuesta y en
consecuencia empezaron a aparecer los primeros signos de nerviosismo.
Bruno y Louise
intentaban abstraerse de esas sensaciones procurando centrarse en su particular
felicidad, pero como el resto de la
gente, tenían muy claro que tarde o temprano algo iba a cambiar en Ramu. En sus
habituales paseos por el bosque, se hacía inevitable hablar sobre ese incierto
futuro que les esperaba.
— Te das
cuenta Louise, hemos cambiado, lamentablemente hemos cambiado.
— Te refieres
a todos en general, tal vez a nosotros…
— Todos, todos
hemos cambiado… ahora somos diferentes.
— Te noto un
tanto pesimista…
— Tal vez… Antes no pensábamos en otra cosa que
disfrutar de nuestra situación. Sabíamos que había gente oculta en los refugios
subterráneos, muy lejos de aquí, pero importaban más lo logros conseguidos y la
estabilidad con la que vivíamos… ahora creo que hemos perdido esa estabilidad.
— No siento
haberla perdido Bruno…
— Estas seguro
de eso Louise…
— Verás, es un tema viejo, lo hemos hablado
muchas veces… Ahora me siento muy bien a tu lado, viviendo en Ramu nada me
impide ser feliz. Quiero disfrutar cada segundo de mi existencia, me siento
libre y en paz conmigo misma y con el Mundo.
— Sí pero…
— Ni pero ni
nada… es mi momento, mi elección.
— Lo sé Louise,
pero…
— Y dale con
el pero… ¿es que no lo entiendes?
Se produjo un
instante de silencio, por unos momentos el rostro de Louise antes alegre
adquirió un rictus extraño, como si se quisiera instalar en el la amargura,
pero inmediatamente se iluminó. Tomó a Bruno de la mano y lo arrastró hacia la
base de su árbol favorito. Allí protegidos del sol, al abrigo de las ramas y
con la cálida sensación de la hierba bajo sus cuerpos, se besaron, acariciaron
y dejaron que sus cuerpos se fundieran una vez más.
Pese al cálido
momento, Louise no podía obviar la
preocupación de Bruno, entonces decidió hablarle con dulzura, casi susurrándole
a sus oídos.
— Nadie va a poder robarme estos momentos,
nadie… ni siquiera un futuro incierto podrá quitarme la felicidad que siento a
tu lado.
— Y si
nos roban, si nos quitan todo lo que
tenemos…
— Estás
hablando con tu mente y no con tu corazón… ¿es que no lo entiendes?
— Lo entiendo… claro que lo entiendo pero…
Y antes de que
Bruno siguiera hablando, Louise selló su boca con un beso sencillamente
apasionado. Luego dejó que la respiración volviera a normalizarse y continuó
con su susurro.
— Lo entiendes ahora Bruno…lo entiendes cariño.
— Creo que me has convencido, a la mierda el
futuro…
— A la mierda… no quiero hablar más de él...
R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13
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