lunes, 3 de noviembre de 2014

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 21)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 (Septiembre) - Partes 11/19 Octubre - Parte 20 Noviembre

...Sin pronunciar palabra alguna, señaló en una dirección a la vez que realizada una mueca  que daba muy mala espina.

    ¿De ahí… dónde es ahí?

Carlos rápidamente intuyó lo que podía indicar con esa señal, aunque su dedo no se dirigía en la dirección adecuada, producto seguramente de su desorientación. Se agachó y mirándole a los ojos le habló:

    Vienes de ese incendio, ¿verdad?

El hombre se encogió, agrupó sus brazos y afirmó ladeando la cabeza verticalmente. No pronunció palabra alguna, estaba totalmente amedrentado.

    Vale, vale… a juzgar por tus reacciones tienes que haberlo pasado francamente mal. Ahora estás seguro, en buenas manos, no temas nada, nosotros te protegeremos.

Al oír esas palabras pareció tranquilar su ánimo, incluso realizó un amago de sonrisa. Louise con sumo tacto le tocó el antebrazo, éste de manera instintiva rechazó el contacto. Ella insistió procurando respetar su estado emocional:

    ¿Puedes contarnos lo que te ha pasado?

Entonces empezó a realizar unas extrañas convulsiones y a sollozar. Los tres muchachos mantuvieron la calma, esperaron a que reaccionara. Entonces él como buscando un consuelo les miró, parecía quererse asegurar que estaba en buenas manos, luego pronunció con voz entrecortada:

    Los han matado, han matado a todos… solo yo pude escapar.

    ¿Qué es lo que se ha incendiado?

    Era nuestro refugio… lo han quemado, les han matado, a todos.

    ¿Quiénes, sabes quienes han sido?

    Hombres de Sareman…

    ¿De Sareman?

    Sí de ahí, venían de ahí.

A partir de ese momento, el hombre fue relajándose poco a poco e inició un relato de todo lo ocurrido. Su refugio era una masía abandonada en pleno monte. Casi dos años atrás, huyendo de Sareman la encontró. Cinco personas más, tres hombres y dos mujeres ya estaban allí. Lo aceptaron y pudieron sobrevivir en gran parte, gracias a un importante depósito de víveres que encontraron en una especie de bunker instalado en el subsuelo. Existía un pozo de agua que no estaba contaminada. Poco a poco fueron organizándose y generando una mini organización que les permitió sobrevivir a base de cultivar semillas que encontraron en el bunker. La masía se hallaba en un lugar bastante recóndito y quizás esa fue la razón por la cual no fueron detectados con anterioridad. Hasta que llegó la última noche cuando ocurrió la tragedia. Unos hombres armados, serían una docena aproximadamente, llegaron de improviso. Sin mediar palabra alguna masacraron a los tres hombres, luego violaron y mataron a las dos mujeres. El se encontraba casualmente orinando en el exterior y en la parte opuesta por donde llegaron esas bestias, aterrorizado y escondido tras unas matas fue testigo de todo el macabro espectáculo. Estaba paralizado, no se atrevía ni a moverse por miedo a que le descubrieran. Incluso decidió cerrar los ojos como deseando que la tierra le tragara, pero cuando volvió a abrirlos descubrió algo que le descompuso. Estaban descuartizando a una de las mujeres, luego colocaron uno de sus muslos sobre una hoguera, lo asaron y empezaron a comérsela como si fueran unas fieras. No pudo aguantar más, vomitó y sin pensar en nada empezó a correr despavorido, sin importarle si sus pasos eran escuchados o no. Pasó la noche escondido en el bosque y no tardó en observar como el reflejo de las llamas se asomaba en el cielo.  

Mudos y sumamente impresionados, los tres muchachos escucharon el relato de Roy, como así dijo llamarse. Luego se identificaron ante él y le explicaron que provenían de Ramu, donde sería bien acogido. Al oír esa palabra, Ramu, Roy se alertó y realizando un gesto de susto contenido, con las manos dirigidas hacia su cabeza pronunció:

    Dios mío, uno de esos… pude escuchar que había estado en Ramu y que el siguiente objetivo era llegar allí. Los demás parecían asentir y reían… lo oí, juro que lo oí.

Los tres muchachos se contagiaron en una parecida expresión, sus rostros pasaron a ser un reflejo de la preocupación. Debían regresar ya e  informar rápidamente de todo lo ocurrido.





SAREMAN



Nada más llegar ha Ramu, Roy fue inmediatamente acogido y atendido para tratar su estado psicológico. El informe de los tres muchachos fue evaluado y recibido con cierta preocupación, era la primera vez que miembros del pueblo eran testigos de una amenaza evidente. En el pueblo se decidió que un grupo reducido de personas, tres a lo sumo, se acercarían sigilosamente a Sareman para inspeccionar el terreno y valorar la situación.

Drope, Juanma, y Bruno se ofrecieron como voluntarios para la misión. Su conocimiento del terreno y su habilidad para maniobrar en situaciones difíciles les hacían aptos para ser aceptados.  En pocos días saldrían hacia Sareman. La noticia no cayó nada bien en la familia, los padres de Bruno se mostraron disconformes con su decisión, pero él logró convencerles de que se sentía preparado y estaba perfectamente motivado,

Esa mañana Bruno se levantó temprano, Cogió una manzana de la cocina y salió a la terraza. Mientras daba buena cuenta de ella a bocados, fijaba su mirada en el paisaje con la mente perdida en la nada. No pensaba, estaba en paz y más bien tranquilo. Una voz femenina le quitó de su abstracción.

    ¿Cuándo Salís?

    Hola Carlota… Mañana, está todo listo para mañana.

    Buenos días… no te lo he dicho. Tampoco te he dicho que estas loco.

    Buenos días… Vaya, todo el mundo en esta casa está empeñado lo mismo.

    Bueno, será que nos preocupamos por ti…

    Será.

    No… no te inquietes, no voy a darte la paliza. Solo deseo que vuelvas con bien, ya eres mayorcito para saber lo que haces.

    Gracias.

Carlota se sentó junto a Bruno, quedó en silencio y pareció contagiarse de la actitud meditativa de él. Ambos extraviaron su mirada en el paisaje verde y cuidado de la periferia. El silencio estaba apto para que cualquiera de los dos lo rompiera, fue Carlota quien primero lo hizo.

    Se está bien aquí…

    No se está mal…

    ¿Por qué siempre quieres ir más allá Bruno?

    Será porque ese más allá también nos afecta…

    Puede que no te falte razón…

Quedaron otra vez en silencio, creándose un clima de agradable aceptación.  Podían percibirse el rumor del agua en el cercano arroyo y el despertar del día con la gente poniéndose en marcha. Carlota volvió a romper el silencio aún a riesgo de  deshacer el encanto del momento.

    Si… da pena pensar, que todo esto puede acabar cualquier día…

    Ya… pero por lo visto no es bueno pensar en eso…

    Quieres mostrarte irónico pero no me convences… vas a arriesgar tu vida, digo yo que será por algo.

    Evidente…

    Sabes…  creo que entiendo porqué lo haces.

    Gracias por entenderlo… piensa que en Nalocebar ya hacía algo parecido.

    ¿Arriesgabas tu vida?

    Bueno… tampoco es tan dramático. Me infiltraba por las calles plagadas de desastres buscando medios para sobrevivir y observando los posibles peligros, a la vez que preparaba una salida para nuestra familia, salió bien.

    Una salida… No se si ahora eso sería posible aquí.

     Posible o no, deberíamos intentar algo más… No me preocupa tanto lo que vamos a encontrar en Sareman, sino lo que por lo visto todo el mundo en Ramu sabe…

    Pero no lo decimos… es eso ¿verdad?

    Es eso, preferimos no hablar… es más fácil quedarse aquí y no pensar en los causantes del desastre.

    Ese desastre…  ya no nos permite dar vuelta atrás y no sé lo que encontraremos más adelante.

    Pues entonces… como dice Louise, vivamos mientras podamos y dejemos vivir, ¿es eso, no?... acabareis por convencerme.

    ¿Eso dice Louise…?

    Bueno… eso y otras cosas, claro.

    Te gusta, ¿verdad?

    Pues… si, claro que me gusta.

Carlota puso cara de pillina, sonrió y siguió mirando el paisaje. Bruno se sintió como cogido entre dos fuegos, se levantó y al tiempo que con su mano y a modo de caricia le desordenaba  sus cabellos negros, aprovechó para despedirse de ella.


    Me voy, tengo cosas que hacer…

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

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