jueves, 28 de mayo de 2020

El Covid-19 y el ajedrez

EL COVID-19 Y EL AJEDREZ

   Cuenta la leyenda, que existía en la India un rey llamado Sheram. Como ocurrió que el citado rey perdió a uno de sus hijos en una  batalla, se embargó de tristeza. Uno de sus subtitos llamado Sissa pidió audiencia con el fin de mitigar al rey su dolor. Le mostró un tablero de ajedrez y le enseñó a jugar. El rey agradecido por el gesto quiso premiarle: “Pídeme lo que quieras” –Sissa le respondió-: “Me conformo con que en la primera casilla se ponga un grano de arroz, doblar en la segunda y así sucesivamente hasta el final de todas ellas”. El rey empezó a contar: 1+2+4+8+16+32+64+128, y al completar la primera de las ocho líneas se indigno por que él creía que era un insignificante regalo.

   Bien, con el covid-19 pudo muy bien ocurrir algo parecido, primero hubo un contagiado, este pudo contagiar a su vez a dos, estos dos a cuatro, hasta llegar a los 128 en primera instancia. Al igual que el iluso del rey, otros ilusos debieron pensar, esto no tiene importancia, vaya memez.

   Sucede, que de seguir una constante, sin poner ningún tipo de freno a la epidemia ni a las casillas del ajedrez, al final nos encontraríamos con esta abrumadora cifra: 18.446.744.073.709.551.615 granos de arroz… que en el caso de la pandemia, sería suficiente como para contagiar a la humanidad un montón de veces hasta exterminarla por completo.


   Moraleja, demos gracias a quienes han puesto freno a la pandemia o están en ello (principalmente, sanitarios y científicos, sin olvidar a todos los que ponen su empeño en solucionar el problema con su responsabilidad)…y por favor a los ilusos, pasotas o irresponsables que piensen un poquito, solo con eso bastaría para aliviar la presión.   


miércoles, 27 de mayo de 2020

Machado y las dos españas

Hace ocho décadas, Antonio Machado lo tenía bastante claro y realizó el siguiente poema:

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.


Eran otro tiempos, cierto pero en esencia, me pregunto: ¿Hemos aprendido algo en este tiempo… seguimos igual?...creo que sí, que no hemos cambiado para nada y que seguimos tristemente con la secuela de esas dos Españas. 


domingo, 24 de mayo de 2020

Inconsciencia, sinónimo de irresponsabilidad


Somos muchos los que tendríamos que alzar la voz y decirlo. ¿Quién duda de que lo que está pasando con la pandemia es un asunto grave?, ¿el personal sanitario? ¿Los que se “escuernan” por ayudarnos? ¿Los que han sufrido directamente o han perdido familiares, muchos de ellos sin una triste despedida?

Que decir de todos esos personajes eufóricos que salen a tropel para exhibir sus corpachones “atléticos” Mirad, por lo que a mi respecta, la mayoría no hacen más que marcarse el “pegote” y lo digo con conocimiento de causa porque conozco de primera mano lo que es el mundo del deporte. Que decir de las aglomeraciones en terrazas, playas, paseos, es que no podéis aguantar un poco o esparciros por las grandes ciudades, y mirad que son grandes. Que decir  de las cacerolas y las banderas, ¿Qué es lo que buscáis?, ¿Cómo se puede culpar de los muertos o de la mala gestión sanitaria a un gobierno que solo lleva meses? ¿Por qué no os dedicáis a mirar cerca de vosotros o a vuestro propio ombligo, a quienes sí que recortaron la sanidad pública y la dejaron desprotegida?

El 95% de los fallecidos son personas mayores de 60 años, y el 95% de los que hacen el “paparina”, son menores de 60 años…Sí, ya se que lo necesitáis, que habéis estado semanas recluidos en vuestras casas, pero “joder” es que los que muestran tener más sentido común también han estado en la misma situación y muestran mucha más calma. Las normas van cambiando en función de las circunstancias, pero vosotros no cambiáis “mamelucos”, tener un poco de paciencia.


Pero tengamos tranquilidad, porque los que hacen mucho ruido, son los que más se ven y los que menos suelen hacer…creo que estos no son más que una gota en el vasto océano de la cordura. Son muchos más los que merecen todos mis respetos, afortunadamente.


viernes, 22 de mayo de 2020

Poema: "Alas de mariposa"

   Recuerdo tu cabello al viento,
al compás de una linda mirada,
llena de luz y de esperanza.
   Recuerdo tu alegría,
endulzada de sonrisa y confianza.
   Hasta que una tormenta oscura,
anego tu alma y tu cordura.
   Ya no se alza tu cabello al viento
y no es fácil la sonrisa.
   Pero sigues siendo bella
cual frágil mariposa.
…Mas no te rindas jamás,
   despliega tus alas al viento,
y mantén firme el rumbo.
   Se que la tormenta es dura,
y cuesta volar…
   Pero no estás sola,
cuentas con nuestro aliento.
Entre todos…venceremos
a esa extraña tormenta.
Entro todos… lograremos
que nunca dejes de volar,
que tus alas de mariposa
resistan el temporal…
y que no se nuble la esperanza,
hasta que vuelva tu cabello
a jugar, otra vez con el viento.


jueves, 21 de mayo de 2020

Indignación en la tercera edad


   Creo que ya es hora de alzar la voz en favor de la tercera edad, y me preocupa un tanto que no se haya hecho mayor hincapié en estos datos. Del global de los fallecidos por la epidemia, el 95% corresponde a mayores de 60 años. Vamos que se ha cebado principalmente en nosotros los mayores. Y claro, como estadísticamente no parece que haya afectado la incidencia  en los jóvenes, pues parece ser que entienden que esta historia no va con ellos.

   Me avergüenza la falta de respeto y consideración hacia esta franja de edad, lo estoy viendo en la gente que sale a la calle despreocupada, sin importarle para nada las normas de protección establecidas. Les importa un pito lo que les pase, que lleven ellos el virus, que se muestren asintomáticos y que sigan contagiando a sus mayores. Me molesta que el gobierno se muestre tan blando en sus declaraciones, y que la oposición capitalice la acción con la sola intención de desbancar el poder establecido en las urnas.

   Llego a pensar, que todo está controlado desde una perspectiva política. Por una parte el gobierno debe de entender: “Mejor no forzar la situación hacia los que incumplen las normas, no sea que se vuelvan  contra nosotros; y posiblemente, algún asesoramiento científico, debe de decirles al oído: “Dejémosles salir en determinadas zonas, sin control, así veremos como reacciona la pandemia en la población”


Pero lo lamentable, es que poca gente piensa, “Ojo con los mayores, que ellos son los que reciben, tengamos cuidado y respeto”… y creo sinceramente, que es algo que merecemos los que hemos cumplido cierta eedad, por lo que somos, por lo que fuimos y por todo lo que hemos aportado. El egoísmo no nos deja ver que todos vamos a pasar por el rasero de la edad, tiempo al tiempo.  


martes, 19 de mayo de 2020

De banderas y cacerolas


   No se tiene constancia de que los pueblos primitivos que habitaron la península ibérica usaran este tipo de enseñas. De los romanos y visigodos se sabe que usaban estandartes o insignias. Fueron los árabes los primeros que usaron telas sujetas a palos para significar sus distintas dinastías. Durante la reconquista, los cristianos enarbolaban colores y emblemas según de que reino procedieran, empezaron a aparecer cadenas, barras, castillos, leones. En el siglo XIII Alfonso X el sabio decidió unificar algo este galimatías, la banda sería signo de monarcas y castillos y leones de reinos. Posteriormente los reyes católicos introdujeron  yugos y flechas. Felipe el hermoso, la cruz de borgoña. A partir del 1700 los Borbones introdujeron el fondo blanco. Hasta que en el 1785 Carlos III, con el fin de que los barcos en alta mar no sufrieran confusión, decidió unificar la bandera con colores de fondo a franjas rojas y amarillas.

En la primera república se mantuvieron las franjas, pero se suprimió la corona del escudo. Año 1931, segunda república se introdujo el color morado en la franja inferior para alejarse del símbolo de la monarquía. Año 1936, los sublevados recuperan la bicolor y se la apropian tras su victoria en el 1939, con la introducción de un aguilucho. Tras la transición hubo que esperar hasta el año 1981 para que se hiciera oficial el actual escudo, manteniéndose las dos franjas rojas y el amarillo

¿Que es la bandera? ¿A quien representa?... En todo caso, a un País digo yo. Nadie tiene derecho a hacerla suya de una forma particular e interesada. ¿Es que acaso solo los que la enarbolan son los verdaderos patriotas? ¿Hacer patria es mover un trapo, o acaso es otra cosa?


En cuanto a las cacerolas, pues bueno, todo el mundo las tiene. Unos las emplean directamente y otros se las quitan a sus “chachas” para montar el numerito. El caso es que cuando una pandemia viene para acorralarnos, deberíamos estar unidos, pasando de banderas y cacerolas. Unas deberían estar sujetas a las astas y las otras en la cocina. Cuando nos daremos cuenta, que la salud no distingue de colores ni de ideas.


lunes, 18 de mayo de 2020

A dos metros en la pandemia


   No lo se si va a ser esto posible, abrazar a dos metros, besar a dos metros, acariciar a dos metros, a todos aquellos que han estado lejos de nosotros durante estas semanas.

   No se si va a ser posible, chocar la mano a los amigos a dos metros, tomar cerveza juntos a dos metros, jugar a dos metros, hablar a dos metros, sin un roce, sin un amago tonto de confraternización.

   En el espacio de esos dos metros, puede esconderse algo invisible y molesto, una amenaza de la que se va conociendo poco a poco más cosas, pero que sigue siendo teóricamente peligrosa.

   Menos mal, entiendo, que los afectos, los verdaderos afectos no entienden de tiempo espacio, siempre están ahí, sonriendo, esperando pacientes el reencuentro con el tacto, no importa las circunstancias que los separen.


   Pero insisto, va a ser difícil, muy difícil cumplir las normas establecidas, como puedo evitar abrazar a un nieto, a un hijo, a unos padres, a cualquier amigo o familiar que haya estado lejos de nosotros en este tiempo. No se me ocurre más que aplicar algo que nos debieron enseñar en la escuela de pequeños,  las reglas del sentido común y del civismo, para poder atravesar con dignidad todas las fases de una pandemia todavía no extinguida del todo. 


domingo, 17 de mayo de 2020

La tormenta, en la Pandemia


Ayer cayó sobre nosotros una espectacular tormenta. El cielo se tornó oscuro, las nubes se fueron apretando a la vez que crepitaban en un concierto sonoro que anunciaba lo que a continuación iba a caer. Y cayó, agua, piedra, acompañada de un viento iracundo. Luego poco a poco, la piedra dejó paso a la lluvia persistente y algo más equilibrada, hasta que dejó de llover.

Hoy luce el sol, el clima es templado, agradable, dentro de un día luminoso, tal cual es la primavera. Por la riera que nos acompaña, el agua discurre serena, cantarina y alegre. Y los pájaros después del susto van recomponiendo sus hábitats, y buscando algún pajarillo de corto vuelo que cayó del nido.


Pronto llegó a mi mente un parangón, y si la “tormenta” virulenta que nos acompaña fuera eso. Si después de que el cielo se cerrara, volviera a abrirse para decirnos que lo peor ha pasado. Quien sabe, si esto será así. Lo único que me preocupa, es que la primavera no es eterna, y la amenaza de las tormentas siempre existirá. Así es la vida, nuestra vida, llena de contrastes, amenazas y también alegrías.


viernes, 15 de mayo de 2020

Poema: ¿Que cose Dolores?

      

…bajo el porche, junto al arroyo,
con los ojos tristes,
con las rosas mustias de su entorno.
La primavera, y sus colores,
llena de fragancias, quiere animar…
pero Dolores cose sin mirar.
Y las rosas viven,
y el dolor corroe
y la sabia empuja.
Pero la herida abierta,
desgasta el brillo de los ojos,
de las flores.
Y el arroyo mana,
y el aroma surge,
y Dolores cose.
Su perro ladra, avisa.
El dolor persiste
y la herida duele.
Dolores cose.
Y de repente… la mirada
sigue a su barbilla
y llega al horizonte.
Los pájaros cantan,
hasta de noche,
cuando la herida, más duele.
Pero sus ojos, ya han percibido,
lo que la primavera quiere.
Y Dolores cose,
cierra su herida,

brotan las rosas, sigue la vida.


jueves, 14 de mayo de 2020

Don Raimundo y don Vicente

Don Raimundo y Don Vicente
…dialogo divergente.

No lo dude usted don Raimundo,
de trepas y lameculos
está lleno el Mundo.
De dudarlo no lo dudo Don Vicente,
pero es que acaso no sabe,
que también existe, la buena gente.
Pero estos no pesan, son livianos,
no pertenecen a este Mundo,
ni se les ve… son enanos.
Me sorprende usted, Don Vicente,
le tengo en buena estima,
y nunca ha dejado de ser, elegante.
Lo se, lo se Don Raimundo…
pero es que estoy cansado
de ver tanta miseria, en este Mundo.
Abra los ojos Don Vicente,
no se confunda, esté alerta,
y descubrirá el bien entre la gente.
¿El bien?... solo suena la maldad,
en los que mandan, hablan y ejecutan,
¿donde, donde se encuentra la bondad?
Creo Don Vicente que en todo lado,
ella es discreta, silenciosa, no destaca,
 todos tenemos junto así ese hado.
Y la violencia, el hambre, la miseria,
que me dice usted, Don Raimundo,
este Mundo, no es más que una feria.
Cierto, pero es que hay de todo, como en botica,
las buenas gente no hablan, actúan,
son ellas, quienes al Mundo ponen árnica.
Pero es que no lo ve Don Raimundo
que todo se rompe…la maldad es más fuerte,
nada que hacer, se va al carajo este Mundo.
Discrepo de usted Don Vicente,
el Mundo se sostiene por el bien,
tengo esperanza, aún creo en la gente.
Ojala tuviera usted Razón, Don Raimundo
No la tengo Don Vicente… pero si algo entiendo

es que en este Mundo…aún somos divergentes.


miércoles, 13 de mayo de 2020

Objetivo común (En la pandemia)


   Hoy he escuchado un relato estremecedor, coherente, educado y no exento de rabia y tristeza debidamente controlada. Pertenece a un doctor de 58 años, jefe de servicio del SUMMA112 de la comunidad de Madrid (Servicio de urgencia médica). Este doctor, cuyo nombre no me ha quedado en la memoria, fue contagiado por el virus en los primeros días en acto de servicio, y tras pasar por la UCI, todavía se encuentra en delicado estado de recuperación.

   Bien… él indicaba algo primordial en todo objetivo, que en el caso que nos ocupa debería ser controlar la pandemia. Decía: “En mi unidad somos gente muy diversa, de mentalidades, opiniones e ideas diferentes, pero todos, absolutamente todos tenemos claro cual es nuestro objetivo, atender al paciente. En el hospital, desde el primer sanitario hasta el último sucede lo mismo y todos, absolutamente todos tenemos un único objetivo, cuidar del paciente e intentar salvarle la vida.

   Al preguntarle sobre qué opinaba de como se esta llevando este asunto a nivel político, se controló para no lanzar improperios, pero en un tono emocionado dijo: “Es lamentable lo que está pasando, no existe un objetivo común sino particular, así no se combate una pandemia. He visto mucha indecencia y poco sentido de estado en algunos políticos, no hay unidad. Esto provoca que la gente ande desconcertada y actúe de manera diversa, unos usan el sentido común y otros hacen lo que les parece. Todos aquellos que no se están tomando en serio algo tan grave como lo que está ocurriendo, están insultando a los que sufrimos en primera línea la pandemia, desde los pacientes hasta el personal médico.


Y claro, es lo que pasa, si seguimos así, el virus nos estará acompañando bastante tiempo, porque algunos no han aprendido todavía lo que significa tener un objetivo común ante algo tan serio.  Esta pandemia nos compete a todos, absolutamente a todos, sin distinción de ideas ni colores.


martes, 12 de mayo de 2020

¿Premonición? (Fase 1, pandemia)

   Cuantas veces habremos oído hablar de premoniciones, más en fase de preocupación. Y es lógico porque las premoniciones suelen ser advertencias previas para el futuro. Antes de que nada se produzca, se advierte, aconseja, se recuerda algo, incluso se amonesta sobre situaciones que pueden orientarnos hacia cierto desenlace nada grato.
Me atrevo a contar una anécdota: Escribo desde hace tiempo, lo cual provoca que ya lleve varias novelas concluidas. Los editores y yo debemos andar en ondas distintas, por lo cual cuando una novela no es aceptada, suelo encuadernar dos o tres unidades, y sigo escribiendo que es lo que más me gusta.
Ocurre que uno de estos días abrí una de mis novelas por las primeras páginas y me encontré con lo que a continuación podéis leer, si os apetece. (Novela: “Pueblo de Ramu”, escrita hará unos diez años).


…Llevaban tres largos meses en esa situación, sin salir del piso mas que de forma esporádica en busca de algo que les fuera útil. Exponían su integridad física lo justo y necesario, porque en cualquier instante podían encontrar la perdición.  Tamara, la madre, era médico. Trabajó arduamente junto con su equipo para contrarrestar las  epidemias, lo hizo mientras aún había sentido para ello. Hasta que no le quedó más remedio que huir el día que el descontrol se apoderó de todo. Ella era la vigía de  la salud de toda la familia, y pese a su fortaleza  iba perdiendo dosis de su entereza a medida que pasaban los días, por eso solo tenía una idea en su cabeza, llegar a Ramu. Solo Maia, la pequeñita de la familia, mantenía un ápice de alegría y jovialidad propio de sus tres años, representaba la fuente de la esperanza, y lo fue desde el día que decidieron concebirla tardíamente pese al mal panorama social que enturbiaba sus vidas. Fuerte, inquieto y nervioso por naturaleza, bregado en las dificultades pese a su juventud, a Bruno le costaba mantener la calma. Estudiaba en la facultad de Historia hasta que los sucesos originaron el caos, aun siendo un excelente atleta prefería la practica del montañismo, habiendo hollado montes importantes. El era quien arriesgaba más cuando había que salir por necesidad, quien más alentaba y animaba a escapar de allí.
    Eran ya muchas las semanas sin electricidad y sin que funcionaran los sistemas de comunicación. Aquella noche, toda la familia, contemplaron como el pabilo de su última vela se extinguía. Sin duda era la señal que estaban esperando, había llegado el momento de prepararse para intentar llegar a Ramu donde tenían una casa, un pequeño pueblo enclavado en un macizo montañoso a unos doscientos kilómetros de la ciudad y escenario de los mejores recuerdos de sus vidas.
    Llevaban tiempo planeándolo. Iban a intentar salir de la ciudad en coche. Para ello, guardaban un bidón de 20 litros de gasolina que Bruno había conseguido extrayéndola poco a poco de diferentes vehículos abandonados. En el garaje ubicado en los sótanos del edificio, uno de los vehículos ya sin dueño había sido elegido para ocuparlo. Llevarían consigo lo imprescindible, sobre todo el agua y las últimas provisiones. Calzado fuerte y resistente y ropa la justa y necesaria para un clima seco, cálido y casi irrespirable. Todas las medicinas que pudieron recopilar. Nada de recuerdos, el instinto de sobrevivir se encargaba de centrarlos en cada minuto, cada segundo del presente era como si fuera el último de sus vidas. El dinero y las pocas joyas que poseían, era inútil llevarlo pues había perdido todo su valor. Sabían por lo observado que solo la comida, la bebida, medicinas, gasolina y armas era lo más necesario y buscado, pudiendo incluso peligrar sus vidas si alguien descubría que ellos disponían de algo así. La mayor parte de esas pertenencias, menos el oso blanco de peluche con el que Maia se abrazaba al sueño cada día, fueron introducidas en tres mochilas y las dejaron preparadas esperando el momento de salir.

    Sejo era biólogo y sus últimos días de trabajo los había pasado en el laboratorio de la universidad donde impartía una cátedra. Era conocedor en primera persona y sabía demasiado sobre las epidemias que asolaron la ciudad, la peor una determinada gripe que originó una pandemia, ese era el motivo por el cual tuvo que huir precipitadamente y refugiarse con su familia. Desde que el caos se apoderó en primera persona de todo el orden establecido y produjo…


lunes, 11 de mayo de 2020

La normalidad (En la pandemia)


   Constantemente estamos oyendo: “es cuestión de que poco a poco volvamos a la normalidad”… mas resulta que este concepto es erróneo. Lo normal tiene que ver con las normas a seguir, con una regla, modelo, precepto o mandato. Luego lo normal es justamente lo que nos está sucediendo. Por ejemplo. Cuando estos días, en determinadas ciudades salió la gente en estampida a correr, no es que se acercaran a lo normal, sino que justamente estaban haciendo lo contrario, lo anormal porque estaban incumpliendo una guía de comportamiento.

   En todo caso deberíamos decir: ¿cuando cambiaran las normas, para que volvamos a las de antes?. Y es necesario que esto ocurra porque las normas de ahora preocupan, esto ha provocado que la atención primaria prácticamente no exista ya que la mayoría de los ambulatorios están cerrados, que las consultas en hospitales sean ahora inexistentes, o que las operaciones en principio no tan graves estén aplazadas, a la vez que diversos controles de salud aparezcan desprogramados. Esto solo es un ejemplo, el más cercano a la salud que nos preocupa, ya que en el ámbito de la sociedad son innumerables los problemas que acarrean lo que ahora es normal.


   Una pregunta podría ser: ¿por qué tanto miedo? Y la sugerencia: “Cambiemos de una vez, que ya es hora”… Nos ocurre, algo parecido a lo que le sucedió a Damocles, un cortesano del Rey Dionisio I en Siracusa, Sicilia, siglo IV a.c. Harto el rey de tanta adulación, le dijo a Damocles: “Vale, vamos a cambiar las normas, ahora tu te pones en mi lugar en el trono” Ocurrió que Damocles entonces observó, que encima de donde estaba sentado, pendía de un pelo del rey, una afilada espada que apuntaba justo a su cabeza. Moraleja: “Espada, tamquam virus” 


domingo, 10 de mayo de 2020

Hoy es domingo (En la pandemia)


  Hoy es domingo… que más da. Llueve, tras los cristales llueve… melancolía. Pues mirad por donde hoy no, no estoy triste, ni resentido, ni agobiado, hoy tengo claro más que nunca que tras las nubes está el sol, el mismo sol reluciente que días atrás.

   Y sabéis porqué mi ánimo está disparado, pues sencillamente porque estoy harto de pensar y oír siempre lo mismo; y no solo eso, sino que más de lo que quisiera tengo que ver, escuchar o leer lo que considero que son deslealtades, indecencias, harto de percibir a miserables que solo desean aprovecharse de la situación para conseguir sus logros egoístas.

   Hoy quiero despejar los nubarrones para que salga el sol, y estar al lado de la gente sana que pese a las dificultades no pierde el buen humor, al lado de todos aquellos que nos ayudan, al lado de los que baten “el cobre” en las primeras líneas de conflicto, al lado de todos los seres que nos aman, de aquellos que protegen la naturaleza, los animales, al lado de los que han sufrido y sufren esta contingencia llamada pandemia. Al lado de todos los seres humanos que son simplemente buenos, y que sin ellos sería imposible vivir en paz.


   No es que pretenda ser optimista, es que quiero y deseo serlo. Porqué no va a ser que de todo esto saquemos alguna conclusión de mérito, y que de paso nos haga entender cuales son nuestros errores,  Tengo claro y vaya en ello un homenaje, que sin los “buenos” hoy en día ya no existiríamos… no hay que desesperar todavía, porque sobre las nubes sigue estando el sol.


sábado, 9 de mayo de 2020

"El murciélago", en la pandemia


   Primero de todo, una anécdota relacionada con este mamífero quiróptero. Justo enfrente de mi casa, en la estrecha calle, existe un disco de dirección prohibida. Entre el disco y la pared, en verano, suelen habitar una familia de murciélagos. Uno de esos días me encontré uno de ellos en el suelo, era una cría que se había caído. Lo cogí, era delicada. Al tacto aprecié su fino vello aterciopelado y la membrana casi transparentes de sus alas. Me pareció un animal precioso. Con cuidado lo volví a dejar entre el disco y la pared que era su hogar.

   Existen 1240 especies de murciélagos, prácticamente todos son frugívoros, insectívoros y totalmente inofensivos. Solo tres de estas especies chupan sangre, vampiros que suelen vivir en América, de México para abajo.

   Y mirad por donde que este animal suele tener mala prensa… Que curioso, por tres tipos de vampiros que hay, 1237 especies de murciélagos son vilipendiados como poco menos que “chupasangres” y “vampíricos”, y encima le cae encima el estigma del mal que nos ocupa. Es la ley de vida, “pagar justos por pecadores”

   Yo no se si fue un vampiro el que transmitió el virus, lo que sí se es que la mano del hombre no puede estar lejana. Y más peligroso aún la turbulenta mente del ser humano anda al acecho. No es nueva la idea de inocular un virus a la humanidad, aparece en numerosas obras de escritores, cineastas, inclusive gente de gran poder ya hablaron en su momento de la posibilidad de un contagio masivo. Para muestra, solo un botón:

Series: “The hot zone” “Pandemic”, “La tribu”
Películas: “Contagio”, “Virus”, “Epidemia”
Novelas: “Estación once” de Emily St.Jhon Mandel,
               “Severance” de Ling Ma
Predicciones: el magnate Bill Gates, año 2015


¿Donde está la verdad?, ¿Quién la sabe?... ¿En manos de quien estamos? 


viernes, 8 de mayo de 2020

Respeto, a la pandemia

   Ayer, y por primera vez en dos meses, tomé la decisión de dejar el confort del pueblo y adentrarme en la “selva” de una ciudad tipo medio como es Manresa para comprar algunas medicinas.

   Aprecié varias cosas que me sorprendieron, ya que no es lo mismo experimentarlo en primera persona que verlo por los medios informativos. Respeto, sí respeto. El 80 % de la gente andaban con mascarillas, solo algunos jóvenes iban sin ellas. Era curioso observar que los que llevaban mascarillas andaban lento y los que no la llevaban su ritmo era rápido, no se si porque eran jóvenes o huían de algo. Para comprar algo en cualquier pequeño comercio, colas en la calle y con distancia de seguridad.

   Y lo que más me impactó fue al entrar en el mercado, con la mayoría de las paradas abiertas. En otras ocasiones me acuerdo del batiburrillo sonoro,  rumores variopintos de voces encontradas en tonos medio altos, y algún que otro “alarido” de algún vendedor que daba ritmo al entorno. Pero esta vez, silencio y murmullos. La gente hablaba en voz baja y con pausa. Bien parecía un mercado del norte de Europa donde el silencio es más normal.


   Respeto, sí respeto más que miedo, y eso no es malo. Claro que es inevitable una reflexión. Lo que no suelen tener el respeto que merece esta pandemia, suelen hacer mucho ruido, demasiado. En las ciudades grandes, donde la masificación es inevitable, “doscientas” personas irresponsables pueden adormecer la sensación de respeto, y dejar en evidencia a una gran mayoría que creo que si que es respetuosa. Pero es que además estos “doscientos” pueden provocar lo que nadie desea, el rebrote.


El devenir, tras la pandemia


Tiempos inciertos que están aquí, a la vuelta de la esquina. Va a ser como menos incómodo vivir tal cual nos lo están pintando, sobre todo para el carácter latino. Coexistir a dos metros de distancia, comer en los restaurantes entre mamparas, no sentir el aliento del vecino en el cine, en los espectáculos, no poder apreciar sonrisas tras las máscaras, no abrazar, no besar al que estimas por no cohabitar contigo… No, no va a ser fácil mientras ese “bichejo” siga pululando por ahí.
Todos nos tendremos que adaptar a un tiempo nuevo, con la amenaza de que sean los irresponsables los que ayuden al virus a seguir maltratando la existencia… pero dicen que llegará la vacuna y todo volverá a ser igual que antes. Yo no lo creo, nada será igual tras haber pasado por esta experiencia. No será igual para todos los allegados de los caídos, no será igual mientras exista el temor de los rebrotes, o por entender que otros tipos de epidemias nos puedan acechar. No será igual para la economía que tendrá de sufrir antes de poderse recuperar.
Claro que nuestra civilización ya ha pasado por tiempos peores y consiguió levantarse. Lo que ocurre, es que este mismo tipo de civilización, se ha demostrado que no funciona correctamente por estar desviada del orden natural. Y es precisamente la naturaleza, vilipendiada por activa y por pasiva por esta misma civilización, la que ahora se ha tomado un respiro, para decirnos que la necesitamos tal cual la estamos viendo estos días. Esta pandemia nos está diciendo cuales son los errores, y si sabemos entenderlos, quizás se asome un poquito la esperanza de cambiar algo de lo que hacemos mal. Quizás entonces le demos algo más de importancia a la sanidad, a la ciencia, a la educación, a la solidaridad… ¿Nos dejarán los inventores de este tipo de civilización intentarlo?


lunes, 4 de mayo de 2020

"Tiempo de recuerdos"

   Que tendrán estas semanas de confinamiento, que son capaces de provocarnos  añoranza sobre épocas pasadas. Son tiempos que no volverán pero que nos han marcado, dejando una indudable huella en nuestra personalidad.

   Justo ayer ocurrió una anécdota que provocó en mí recuerdos agradables. José Manuel Abascal, uno de los mejores atletas que ha dado este País, entre otros logros, ganador de la medalla de bronce en la prueba de 1.500 en la olimpiada de Los Ángeles, año 1984, o de la medalla de plata en el mundial de pista cubierta de Indianápolis en el 1987, publicó una serie de fotos en Facebook, del día que con tan solo 19 años, en el año 1977 batió el record de España absoluto en la prueba de 1.500m.l.

   El caso es que ese logro se realizó en las pistas universitarias de Barcelona, donde estaba ubicado mi club, el “UNI”. No era un campeonato, sino un control para intentar batir el record que al final consiguió con el tiempo de 3,38,2. Tengo fresca la memoria de como le alentábamos desde las pistas para que lo consiguiera… por eso mismo, comenté: “Lo recuerdo perfectamente, yo estaba ahí”.


   Y cual fue mi sorpresa, que en  la segunda de las fotos, aparezco. Se me ve feliz. Fue una buena época, donde adquirí una serie de valores que conservo aún hoy en día…”que tiempos aquellos”.


domingo, 3 de mayo de 2020

Conejillos de indias (Después de siete semanas)


Me voy a permitir el lujo de jugar a la “ciencia ficción”, que viene a ser algo así como plantearse de una manera irreal lo que bien podría ser real.
Bien… no creo en la casualidad. Año 1.950, dos mil quinientos millones de habitantes en el planeta. Setenta años después, año 2.020, siete mil ochocientos millones de habitantes. Previsión año 2.030, Ocho mil seiscientos millones de habitantes y subiendo.

Esto se tiene que solucionar de alguna manera… (Preocupación de las mentes pensantes y privilegiadas, estos que han inventado el modo de vida actual) Bien, vamos a probar como reacciona la población Mundial, al colocarle un determinado virus en la “mochila”,  en principio tiene que ser agresivo pero controlable. La humanidad entera va a ejercer de conejillos de indias. Después vendrá la evaluación de lo acontecido, para obrar en consecuencia cuando proceda.

A nivel más local, tendremos la forma en que un País controla lo que ya es una pandemia. Se seguirán unos determinados parámetros, donde también necesitaremos “conejillos de indias” para comprobar su evolución. Pasadas unas semanas, una vez se hayan ejercido determinados controles, dejaremos salir a la población en masa, pero de una manera disimulada , preferentemente en un día festivo, para evaluar en que forma el virus ha evolucionado. El fin es comprobar si la población en general ha llegado a un estado de inmunidad, o no. 

Recordemos… que lo que pienso del virus este es ciencia ficción, solo ciencia ficción. Lo de “conejillos de indias”… pues no se que decir.




sábado, 2 de mayo de 2020

El hogar del gorrión (Después de siete semanas)


   Ocurrió hace unos años. Justo llegar al hogar después de haber estado un par de días fuera, al entrar en el estudio observamos a un gorrión volando por el espacio de la habitación. Abrimos la ventana y después de pensárselo, el gorrión salió al exterior. Todo hacía suponer que en ese espacio de tiempo el pajarillo había sido el dueño y señor de la casa.

   La sorpresa fue comprobar como al día siguiente, al abrir la ventana del comedor, el gorrión entró descaradamente, se colocó encima de la mesa y empezó a picotear la primera miga de pan que encontró. Desde ese día, transcurrieron siete años en que el gorrión asumió el rol de entender que nuestro hogar, también era su hogar. Lo encontrábamos a todas horas, entraba por una ventana, merodeaba, salía por otra ventana. Era un compañero habitual de nuestras comidas, inclusive cuando llegábamos con el coche, nos estaba esperando fuera y empezaba a revolotear alrededor como si estuviera alegre de vernos de nuevo.

  Le pusimos un nombre “Jacovichi”. Un día el gorrión dejó de venir, es de suponer que cumplió su ciclo vital. Creo que aquel gorrión tendría el nido muy cerca de casa y que a su vez entendió que en nuestro nido también era muy bien acogido.


   Esta historia me da pie a pensar la importancia del hogar, del que tanto hemos “disfrutado” estas últimas semanas. Y a la vez no puedo dejar de pensar en todos aquellos que no lo tienen y están pasando esta cuarentena con tremendas dificultades, y esto está ocurriendo en cualquier parte del Mundo. Por lo tanto, considerémonos afortunados todos aquellos que entendamos, lo que es un hogar. 


viernes, 1 de mayo de 2020

La peligrosa Ley de Darwin (Después de siete semanas)



   Parece, solo parece que poco a poco la epidemia va a la baja, lo que nos permite observarla en perspectiva. Cuando estaba en auge y las UCIS colapsadas, hubo un momento que temí lo peor, justo cuando se llegó a oír que se daba preferencia a los jóvenes y a los viejos se les dejaba de lado. Luego los medios de comunicación se esforzaron para hacernos ver que no, que no habría privilegios a la hora de sobrevivir y que se cuidarían las residencias de ancianos. Pero la triste realidad es que son ellos los que han llevado el peso mortuorio de la pandemia.

   Me recuerda este aspecto de la tragedia a la Ley de Darwin (Selección natural, sobrevive el más fuerte), podría aplicarse dicha ley también al espectro socioeconómico. Llevamos dos meses de paro en la economía, pero me parece que las empresas del IBEX35 no han sufrido en demasía, ni las grandes fortunas, ni los políticos, ni la corona, ni las instituciones como el ejército o la Iglesia. Para buscar sufridores, tendremos que orientarnos hacia los autónomos, empleados, pequeña y mediana empresa, pequeños comercios, parados, etc.

   La buena noticia, es que se demostró que la Ley de Darwin es errónea en muchos aspectos, dado que el poder, la fuerza, necesita del débil. Sin el débil, el poder y la fuerza no podrían sobrevivir. En la evolución entramos todos.
    

   Resumiendo, si en algo se puede caracterizar a una sociedad justa, evolucionada, es en la protección del débil. Y que curioso resulta observar, que en esta pandemia que no entiende de colores ni de clases sociales, son los supuestamente débiles, los que como siempre están dando el callo en primera línea. Y que curioso que ante una tragedia de este tipo, sea la sanidad, la ciencia quienes nos están salvando y no las empresas del IBEX 35 y compañía.