viernes, 8 de mayo de 2020

Respeto, a la pandemia

   Ayer, y por primera vez en dos meses, tomé la decisión de dejar el confort del pueblo y adentrarme en la “selva” de una ciudad tipo medio como es Manresa para comprar algunas medicinas.

   Aprecié varias cosas que me sorprendieron, ya que no es lo mismo experimentarlo en primera persona que verlo por los medios informativos. Respeto, sí respeto. El 80 % de la gente andaban con mascarillas, solo algunos jóvenes iban sin ellas. Era curioso observar que los que llevaban mascarillas andaban lento y los que no la llevaban su ritmo era rápido, no se si porque eran jóvenes o huían de algo. Para comprar algo en cualquier pequeño comercio, colas en la calle y con distancia de seguridad.

   Y lo que más me impactó fue al entrar en el mercado, con la mayoría de las paradas abiertas. En otras ocasiones me acuerdo del batiburrillo sonoro,  rumores variopintos de voces encontradas en tonos medio altos, y algún que otro “alarido” de algún vendedor que daba ritmo al entorno. Pero esta vez, silencio y murmullos. La gente hablaba en voz baja y con pausa. Bien parecía un mercado del norte de Europa donde el silencio es más normal.


   Respeto, sí respeto más que miedo, y eso no es malo. Claro que es inevitable una reflexión. Lo que no suelen tener el respeto que merece esta pandemia, suelen hacer mucho ruido, demasiado. En las ciudades grandes, donde la masificación es inevitable, “doscientas” personas irresponsables pueden adormecer la sensación de respeto, y dejar en evidencia a una gran mayoría que creo que si que es respetuosa. Pero es que además estos “doscientos” pueden provocar lo que nadie desea, el rebrote.


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