sábado, 2 de mayo de 2020

El hogar del gorrión (Después de siete semanas)


   Ocurrió hace unos años. Justo llegar al hogar después de haber estado un par de días fuera, al entrar en el estudio observamos a un gorrión volando por el espacio de la habitación. Abrimos la ventana y después de pensárselo, el gorrión salió al exterior. Todo hacía suponer que en ese espacio de tiempo el pajarillo había sido el dueño y señor de la casa.

   La sorpresa fue comprobar como al día siguiente, al abrir la ventana del comedor, el gorrión entró descaradamente, se colocó encima de la mesa y empezó a picotear la primera miga de pan que encontró. Desde ese día, transcurrieron siete años en que el gorrión asumió el rol de entender que nuestro hogar, también era su hogar. Lo encontrábamos a todas horas, entraba por una ventana, merodeaba, salía por otra ventana. Era un compañero habitual de nuestras comidas, inclusive cuando llegábamos con el coche, nos estaba esperando fuera y empezaba a revolotear alrededor como si estuviera alegre de vernos de nuevo.

  Le pusimos un nombre “Jacovichi”. Un día el gorrión dejó de venir, es de suponer que cumplió su ciclo vital. Creo que aquel gorrión tendría el nido muy cerca de casa y que a su vez entendió que en nuestro nido también era muy bien acogido.


   Esta historia me da pie a pensar la importancia del hogar, del que tanto hemos “disfrutado” estas últimas semanas. Y a la vez no puedo dejar de pensar en todos aquellos que no lo tienen y están pasando esta cuarentena con tremendas dificultades, y esto está ocurriendo en cualquier parte del Mundo. Por lo tanto, considerémonos afortunados todos aquellos que entendamos, lo que es un hogar. 


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