Hoy he escuchado un relato estremecedor,
coherente, educado y no exento de rabia y tristeza debidamente controlada.
Pertenece a un doctor de 58 años, jefe de servicio del SUMMA112 de la comunidad
de Madrid (Servicio de urgencia médica). Este doctor, cuyo nombre no me ha
quedado en la memoria, fue contagiado por el virus en los primeros días en acto
de servicio, y tras pasar por la UCI, todavía se encuentra en delicado estado
de recuperación.
Bien… él indicaba algo primordial en todo
objetivo, que en el caso que nos ocupa debería ser controlar la pandemia.
Decía: “En mi unidad somos gente muy diversa, de mentalidades, opiniones e
ideas diferentes, pero todos, absolutamente todos tenemos claro cual es nuestro
objetivo, atender al paciente. En el hospital, desde el primer sanitario hasta
el último sucede lo mismo y todos, absolutamente todos tenemos un único
objetivo, cuidar del paciente e intentar salvarle la vida.
Al preguntarle sobre qué opinaba de como se
esta llevando este asunto a nivel político, se controló para no lanzar
improperios, pero en un tono emocionado dijo: “Es lamentable lo que está
pasando, no existe un objetivo común sino particular, así no se combate una
pandemia. He visto mucha indecencia y poco sentido de estado en algunos
políticos, no hay unidad. Esto provoca que la gente ande desconcertada y actúe
de manera diversa, unos usan el sentido común y otros hacen lo que les parece.
Todos aquellos que no se están tomando en serio algo tan grave como lo que está
ocurriendo, están insultando a los que sufrimos en primera línea la pandemia,
desde los pacientes hasta el personal médico.
Y
claro, es lo que pasa, si seguimos así, el virus nos estará acompañando bastante
tiempo, porque algunos no han aprendido todavía lo que significa tener un
objetivo común ante algo tan serio. Esta
pandemia nos compete a todos, absolutamente a todos, sin distinción de ideas ni
colores.
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