Vuela como campanilla
nadie la sujeta, va deprisa.
Pero atenta sabe estar
en el detalle y en la guisa.
Morena y esbelta emociona,
desde su rico cetro
de bella cuarentona.
Sin ser hada ni princesa,
nada más verla ya deslumbra
porque sabe y embelesa.
Bien conoce la alegría
y también la tristeza,
pero ella no se agria
se queda, con su belleza.
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