Noches amargas en vela,
viendo a mi amor dormir.
Días cubiertos de pena
esperando el concluir.
Si Dios no lo remedia,
ella, se va a morir.
Pobrecita, vida mía,
me quisiera en ti fundir.
Ya basta de agonía,
ya basta de sufrir,
Mi corazón, ya cansado
contigo quiere huir.
Siete días antes,
siete, de tu morir,
mi corazón de gigante,
reventaba, de amor por ti…
Ahora, juntos y aliviados,
llenos de gozo y frenesí,
estamos encantados
sabiendo que es así.
Nuestros cuerpos descansan
en lugares separados,
mas nuestras almas caminan
eternas, firmes y unidas
por senderos que no terminan.
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