... Y me acordé de una historia que me contó mi abuelo. En su pueblo había un hombre que heredó un manzano. Lo encontró en muy malas condiciones, lleno de ácaros y prácticamente defoliado. Puso todo su empeño en recuperar ese árbol y lo logró. A la temporada siguiente empezó a dar algunos frutos. El siguió cuidándolo con esmero hasta el punto que año tras año el manzano no solo mejoraba sino que sus manzanas empezaron a abundar tanto en cantidad como en calidad. Estaba tan orgulloso de su manzano que decidió repartir los frutos entre sus vecinos, guardándose para sí el resto de las manzanas. Las que no se comía, las usaba para hacer compota y conservarla.
Pero un día ese hombre dejó de existir y el manzano pasó a manos de sus descendientes. Estos actuaron de manera distinta, decidieron acaparar y dejar de ofrecer las manzanas a sus vecinos. y no solo eso sino que apenas se cuidaron del árbol actuando con absoluta dejadez. Todas las manzanas quedaron amontonadas en un gran recipiente. Un día una de ellas se pudrió y poco a poco la corrupción fue progresando hasta dejar un olor pestilente en el depósito.
Desgraciadamente para los vecinos y el propio árbol, volvieron los ácaros y el manzano entró en decadencia, hasta el punto de peligrar su existencia.
Y entonces pensé que esto le puede ocurrir a cualquier País, por supuesto que también al mio. Usando la historia como metáfora, tan solo cabe pensar en lo que representa el árbol, sus cuidadores, los ácaros y las manzanas... y donde colocamos a la democracia, los dirigentes, al pueblo, el sistema financiero, los servicios sociales como sanidad, educación, etc., y por supuesto la cultura que es todo lo contrario de la ignorancia.
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