lunes, 7 de diciembre de 2020

PELIGRO DE TSUNAMI NAVIDEÑO Ni preocupado ni lo contrario… es decir lo que pueda pasar lo dejo a los avatares del destino, triste sino el del ser humano. Creo que de todas las especies que pueblan la Tierra, no somos precisamente de las más inteligentes detectando los posibles desastres. Me explico y pongo un ejemplo: Ante un Tsunami y antes de que llegue el problema, los animales detectan el peligro, son capaces de percibir alteraciones en el magnetismo y las vibraciones terrestres, detectan los cambios de presión y los infrasonidos, en consecuencia toman la decisión más inteligente que es no quedarse en el lugar donde va a ocurrir la tragedia. La especie humana, sin embargo es pobre de oído, escasa de olfato, carente de sistemas de aviso ante las alteraciones magnéticas y vibratorias, y sobre todo corto de entendederas, lo que hace que caigamos de bruces sobre el problema. Ante un tsunami, la primera ola suele ser suave y mientras los animales huyen, el ser humano se queda observándola, la segunda ola es más fuerte y trágica, y si llega una tercera con el entorno debilitado es más trágica todavía. Lo dejo ahí…y me pongo en manos del destino, no queda otra.

martes, 15 de septiembre de 2020

Don Raimundo y don Vicente - Diálogos

DON RAIMUNDO Y DON VICENTE — diálogos

V — ¿Que tal don Raimundo?
R — Bien Don Vicente ¿y usted?
V — Como diría aquel, “jodido pero contento”
R —Sana contradicción Don Vicente
V —Así son las cosas don Raimundo.
R —Don Vicente… que mal que está el Mundo.
V —Ya empezamos don Raimundo, es así la gente.
R — Verá Don Vicente, ahora ni nos vemos la cara.
V — Pero podemos mirarnos a los ojos, Don Raimundo.
R — Siempre tan optimista Don Vicente.
V — Don Raimundo, así son las cosas, o lo tomas o lo dejas.
R — Ni de lejos estoy de acuerdo Don Vicente.
V — ¿Y que se puede hacer Don Raimundo?
R —  Pues la verdad es que no lo se Don Vicente.
V —  Entonces, ¿De que vale no estar de acuerdo?
R —  De poco, pero me confirma que va mal el Mundo
V — Siempre ha sido así Don Raimundo.
R — Siempre no, peor acaso en algunas épocas
V — Don Raimundo, me está dando la razón.
R — No se la doy Don Vicente, esto tiene mala pinta.
V — Mala pinta o no, han habido épocas peores.
R — Y quien le dice a usted, que no las vamos a superar.
V — Hay Don Raimundo, que pesimista es usted.
R — Realista acaso Don Vicente.
V — Venga anímese… y póngase bien la mascarilla hombre.
R — Que más da, ahora los viejos valemos una mierda.
V — Eso quédeselo para usted Don Raimundo.
R — ¿Acaso no tengo razón Don Vicente?
V — Don Raimundo, solo es cuestión de tener autoestima.
R — Don Vicente…pues quédesela para usted hombre.
V — Ya está, ya salió la vena de viejo gruñón.
R — ¿Usted cree, que a nuestra edad  aun existe la esperanza?
V — Verá Don Raimundo, eso es lo último que se pierde.
R — Pues estoy jodido, porque yo ya la he perdido.
V — Sabe qué Don Raimundo…
R — Qué, dígame usted Don Vicente…
V — Pues que ya nosotros hemos hecho los deberes.
R — ¿Y que me está usted diciendo con esto?
V — Pues que no nos corresponde arreglar el Mundo
R — No puedo estar más de acuerdo don Vicente.
V — Pues entonces don Raimundo, ¿Qué hacemos?
R — Vivir y gozar de nuestra amistad, acaso.
V — Buena idea…vivamos pues Don Raimundo.
R — Vivamos… mientras podamos y nos dejen.  

V —  Es que no tiene usted remedio Don Raimundo…


viernes, 4 de septiembre de 2020

Miedo o respeto al Virus


Intento dar con la clave del problema social que nos ocupa. Es realmente un hartazgo leer o escuchar las noticias. El virus nos atenaza una gran parte del tiempo y no nos da tregua. Claro que no todo el mundo lo vive de la misma manera. Una importante parte de la sociedad no le tiene miedo al virus, mayormente gente joven y no tan jóvenes. Ya sea envuelto en ideologías extrañas, o simplemente consecuencia de su estado de salud y energía, no ven en ello una amenaza y a muchos les “resbala” que existan muertos, inquietud y desvelo en la sociedad. Se puede entender desde la perspectiva de que el problema no parece ser que vaya con ellos.

Pero… falta un matiz a considerar, esta gente debería de tener respeto, volver a observar la situación y tener miramientos. Vale que no tengan miedo, pero sí respeto a los muertos cercanos, a los familiares de los muertos, a los sanitarios, al millón de largo de muertos en el mundo, a lo que supone una pandemia que conlleva crisis de todo tipo.


No importa de donde venga el virus, ni quien lo haya fabricado o que surgiera de manera natural. El virus es un problema y si le perdemos el respeto le estamos haciendo el juego a él y a sus consecuencias. Si no acaba la sociedad por entender lo que es el respeto, tenemos un problema muy serio.


jueves, 13 de agosto de 2020

Los idus de Marzo

Los idus de Marzo llegaron,
sembrando el desconcierto
entre el género humano.
Ya lo dijo el vidente:
“Cuidaros que no ha acabado
la ira de los dioses mundanos”
Estaréis recluidos y aislados
con el temor acumulado.
Mas no penséis demasiado
en ser libres, no podréis,
porque estaréis obligados
a ocultaros el rostro
cierto tiempo todavía.
Muchos cuerpos yacieron
en el olvido postrados.
Otros tantos sufrieron
mas salvaros sus vidas.
Y todos, jóvenes y viejos
viviréis en la congoja
de no ser libres todavía.
Llegan tiempos oscuros
de lúgubres privaciones
e incierto futuro urbano.
Mas pasará la tormenta
y es mucho lo que temo
que si no aprendéis
de lo que ha pasado,
volverán otra vez,
los temidos… idus de Marzo.





lunes, 3 de agosto de 2020

La juventud en tiempos de pandemia


  Cuando yo era joven, no es que temiera a la muerte, es que ni por asomo pensaba en ella. Cuando era joven estaba pleno de energía y necesitaba explayarme como fuera. Bien es cierto que el deporte me ayudó, pero fuera de él necesitaba salir, ver mundo, compartir con los amigos la libertad de los espacios abiertos y las fiestas mundanas.


   Ahora que soy ya prácticamente un anciano y que en estos días inciertos pulula en el ambiente no solo nuestro sino en todo el orbe, cierto virus de nombre aparentemente noble pero horrible en su complemento “Corona-virus”, entiendo que a la juventud le cueste entender lo que es la muerte y el sufrimiento que conlleva la antesala de la misma. Entiendo que le cueste entenderlo y que necesite desfogar su energía… pero mirar, la muerte existe y el sufrimiento también, no solo del que se va, sino del que se queda… No sois invencibles, pensarlo, como debéis pensar que vuestra aparente inmunidad puede ser  la fuente de desgracia de otros… y si no os llegan vuestras entendederas a comprender la situación, pues nada, ya llegareis a viejos y veréis las cosas de otra manera… No se acaba el Mundo por unos meses de paciencia, consideración y respeto a los vulnerables, y a todos aquellos que luchan por ayudarles.   


lunes, 27 de julio de 2020

La difícil cuadratura del círculo


“Tiempos difíciles” que diría mi abuelo, “pero no os preocupéis tanto, peor es un bombardeo”… eso, también me lo diría.

Corremos el serio riesgo de entrar en un bucle de difícil salida. Se enciende la televisión y como si fuera un mantra encontramos en las noticias una palabra: “Coronavirus”, en la radio también, en los periódicos igual. Ocurre que entre unos y otros, nos estamos olvidando de los “daños colaterales”, y eso que no quiero entrar en terrenos belicistas.

Multitud de problemas de todo tipo se acumulan: La sanidad se encuentra sin fuerzas para responder a todas las demandas de los ciudadanos, multitud de enfermos crónicos no pueden ser asistidos debidamente. La economía se resiente y las relaciones humanas se adormecen. El arte en todas sus facetas queda recluido de puertas para adentro porque para afuera le cuesta manifestarse.


¿Y que hacemos los ciudadanos? Pues simple y llanamente nos dejamos llevar. Lo malo es que parece ser que han dejado en nuestras manos la solución, y no lo estamos haciendo bien por una sencilla razón: “La inconciencia de unos pocos hace saltar por los aires el buen hacer de la mayoría… y así andamos intentando cuadrar el círculo sin encontrar la solución… solo espero, deseo y me cubro, para que no nos alcancen las “bombas”, esas a las que se refería mi abuelo.


miércoles, 17 de junio de 2020

Novela: "Como una mariposa"

   ...Y ocurrió lo que ya estaba intuyendo… un grupo de personas de ambos sexos se instalaron en lo que debía de ser algún tipo de visión. Ellos formaban parte del paisaje. Algunos me resultaban más que familiares y su figuración era hermosa digna de sus mejores años, otros no acababa de identificarlos, pero todos ellos quizás una docena, representaban algo muy valioso en mi existencia. No había lágrimas, no había dolor sino solo vínculos de amor… amor, una palabra muy vilipendiada y que solo la comprenden aquellos que aman. No hubo abrazos ni roces, estos no son posibles en un contexto donde solo existen emociones, sensaciones, donde lo sutil es predominante. Noté como una gran fusión de elementos y un enorme confort al entender lo mucho que había amado y cuando me habían amado.

Estaba tan embargado por la emoción, que sentí la necesidad de estar solo, de reflexionar sobre lo que habían sido mis últimos pasos… y llegué a la conclusión que no había nada que temer, pese a mis errores, sentía que jamás abandoné la dignidad. Y el simple hecho de reconocer con meridiana claridad en lo que me había equivocado, pues me daba alas para seguir caminando y corregir o rectificar aquello que consideraba era mejorable.


Aquí la sensación del tiempo y la distancia no existe, como no existe la gravedad, el peso de la materia. Era la conciencia lo que te hacía sentir liviano y el efecto resultaba expansivo. Pese a sentirme arropado, no dejaba de estar solo, solo conmigo mismo…y como si fuera un Déjà vu, todo lo que estaba experimentando me parecía ya haberlo apreciado en otras ocasiones de mi existencia...


martes, 16 de junio de 2020

Novela: "Como una mariposa"

ANGEL

Lo tenía claro, la luz se apaga y punto final… pero no, otro tipo de luz me embargaba. No era unidireccional sino que abarcaba el espacio por completo sin que adivinara su origen, y no molestaba en absoluto. No podría definirla sino es con un cúmulo de sensaciones agradables: bienestar, templanza, tranquilidad, paz, mucha paz y sobre todo una gran serenidad de ánimo, la misma que curiosamente tenía cuando se apagó la luz.

¿Y ahora qué?...-me dije-. Lo más sensato debía ser esperar algún tipo de acontecimiento, La existencia, porque en ella me sentía, no se detiene y algo tendría que ocurrir más allá de mi estado emocional.

Que sensación más extraña por lo agradable que resultaba, absoluta ligereza, algo así como estar liberado del peso de la materia. Me recordaba aquellos sueños agradables donde era capaz de batir el más longevo record de salto en longitud, volaba y volaba antes de alcanzar el suelo. Lo que me rodeaba creo que era una ilusión, porque representaba el más bello paisaje natural que hubiera imaginado y que se encontraba todavía vivo en mis recuerdos. ¿Recuerdos?, sí los había, pero podía más la abstracción del momento que el lastre del pasado. Un pasado que observaba lejos, muy lejos, ya inalcanzable. Nada extraño por cierto, era una práctica habitual mía, centrarme lo mejor que podía en el presente. Siempre he pensado que no se puede volver atrás.
¿Errores?, a montones… pero escasa mala intención, y esa sensación era más poderosa que todo el mal estar que hubiera podido acarrear al prójimo sin haberlo deseado.  

Y todos aquellos seres que amé y que todavía amo, pues noto que están aquí, conmigo, acompañándome, porque insisto, lo que me estaba ocurriendo no era más que un cúmulo de sensaciones agradables, donde solo cabía aquello que estaba relacionado con el sentido del entrañable afecto. Claro que, no podía abrazar pero sí sentir en plenitud… sí, como cuando se está enamorado en la distancia, como cuando abrazaba a mí amada con el pensamiento y sentía palpitar mi corazón tan solo con recordarla.   

Ellos, todos aquellos que amé y se alejaron de mí, y los que quedaron atrás, no puedo preguntarme: ¿dónde están?, no puedo. Quien sabe, estoy expectante, todavía nadie ha llegado a recibirme. Que curioso es como si algo misterioso me retara a estar a solas conmigo mismo, y la verdad es que estoy bien, me encuentro bien.


Decidí caminar por la vereda, ligero, muy ligero pese a mis muchos años… ¿Cuántos tendría en realidad?, pues la verdad es que siento que tengo bastantes más de los que pensaba, otra de mis muchas sensaciones…Como decía, caminando por la vereda llena de verdor y de aromas primaverales, los espectaculares paisajes se iban sucediendo unos a otros sin cesar… La sensación era muy parecida a cuando en un tránsito mental, era capaz de recorrer, detalle a detalle, curva tras curva, un recorrido de carretera en breves segundos, cuando con el coche hubiera tardado media hora… No se si logro explicarme correctamente, las sensaciones son muy complicadas a la hora de expresarlas. Tampoco deseo atropellarme con mi estado emocional, pues el embargo es inimaginable. Total que voy a optar por parar  y no lo hago por descansar, porque la palabra cansancio no entra en mis actuales parámetros de existencia, solo necesito templar el ánimo...






martes, 9 de junio de 2020

País de pillastres


   Es que aquí no se escapa nadie, o mejor dicho, ninguna capa social está exenta de pillos. En la moderna sociedad y en combinación con la justicia, o lo que es lo mismo las leyes, se instauró la palabra “presunto”… vamos que todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

   De acuerdo a la ley y ateniéndose a las circunstancias, podríamos decir por ejemplo, que el rey emérito es un presunto pillo. Cantidad interesante de políticos, empresarios “hincando el diente” o ejerciendo  mordidas presupuestarias de dinero público son también presuntos pillos. Por no hablar de las grandes empresas que fiscalizan en paraísos y aunque amparándose en legalidades ambiguas, pues no dejan de ser unos presuntos pillos. O también los bancos con sus triquiñuelas también disfrazadas de legalidad, no dejan de ser presuntos pillos. Infinidad de autónomos privilegiados, omito a los que no lo son, cobran en negro y declaran lo que les parece y claro también son, presuntos pillos. Y para acabar, en una escala social digamos que más baja, los pillos de siempre negociando con lo ilícito.


Entonces, ¿Quién sostiene el País económicamente?, pues los asalariados no falla, conjuntamente con la pequeña y mediana empresa, a quienes les resulta difícil librarse de la fiscalidad y cumplen a rajatabla. El problema lo tenemos en las líneas de más arriba, presuntamente claro.


jueves, 4 de junio de 2020

¿Por qué somos tan superfluos?


…me pregunto.  Yo es que alucino con una parte de nuestra sociedad. Acabamos de superar, se supone, la parte más dura de la pandemia, ya tenemos más libertad de movimiento y podemos pensar en perspectiva. Pero que ocurre: En el congreso de los diputados andan a dentelladas los unos con los otros, mejor dicho, más los unos que los otros, dando un ejemplo paupérrimo de unidad ante la crisis, no solo la que estamos pasando sino la que nos espera.

   En lo que respecta a esa parte de nuestra sociedad, andan preocupados por como van a tenerse que bañar este verano, ya que las piscinas y playas pueden estar restringidas, preocupados por no poder tomarse cómodamente una cerveza en las terrazas, o disfrutar de un buen restaurante sin limitaciones, o de cómo van a pasar las vacaciones ya que el horno no está para bollos.


   Y sin embargo, felices ellos que por lo que se ve gozan de buena salud y les importa poco o nada la de los demás, no les oigo comentar o preocuparse por la sanidad, que ha quedado después de tanta “batalla” en un estado lamentable. No les veo preocupados por el hecho que la atención primaria anda al garete, e infinidad de enfermos crónicos, de cáncer, etc, andan desatendidos, sin consultas, sin controles. No les veo preocupados por el hecho que prácticamente todos los ambulatorios del País están en mínimos o parados. No les veo preocupados por remontar el vuelo tras el desastre, y solo les veo preocupados por pasarlo bien… “felices” ellos que de lo superfluo hacen el hecho más transcendental de sus vidas.


lunes, 1 de junio de 2020

Desgracias

Algo me preocupa enormemente… porque no se como añadir el apelativo.

   Guarda relación con las tragedias… cuando éstas las sentimos cerca se arma un alboroto mediático y social. No importan del signo que sean, la tragedia puede implicar a dos, diez, ciento cincuenta, o millares de personas, si éstas pertenecen a nuestro mal llamado primer Mundo, consternan… 

   Cuando las tragedias son lejanas, localizadas en ese mal llamado tercer Mundo, bien sea por causas naturales,pandemias, guerras o por indignidad, parece que estamos hablando de otra clase de seres humanos. No importa que sean niños, ancianos, pueblos enteros los que caigan en las redes del infortunio, no importa que caigan miles, ellos solo parecen representar un número frío y nada más. 

   Nos preocupamos de mostrar el rostro de los desgraciados en nuestro primer Mundo, y obviamos todo lo demás… no me parece justo. Para el dolor y la tragedia siempre existe una razón… La Tierra,  no deja de ser nuestro hogar, deberíamos intentar encontrar sentido a tanta desgracia.  

jueves, 28 de mayo de 2020

El Covid-19 y el ajedrez

EL COVID-19 Y EL AJEDREZ

   Cuenta la leyenda, que existía en la India un rey llamado Sheram. Como ocurrió que el citado rey perdió a uno de sus hijos en una  batalla, se embargó de tristeza. Uno de sus subtitos llamado Sissa pidió audiencia con el fin de mitigar al rey su dolor. Le mostró un tablero de ajedrez y le enseñó a jugar. El rey agradecido por el gesto quiso premiarle: “Pídeme lo que quieras” –Sissa le respondió-: “Me conformo con que en la primera casilla se ponga un grano de arroz, doblar en la segunda y así sucesivamente hasta el final de todas ellas”. El rey empezó a contar: 1+2+4+8+16+32+64+128, y al completar la primera de las ocho líneas se indigno por que él creía que era un insignificante regalo.

   Bien, con el covid-19 pudo muy bien ocurrir algo parecido, primero hubo un contagiado, este pudo contagiar a su vez a dos, estos dos a cuatro, hasta llegar a los 128 en primera instancia. Al igual que el iluso del rey, otros ilusos debieron pensar, esto no tiene importancia, vaya memez.

   Sucede, que de seguir una constante, sin poner ningún tipo de freno a la epidemia ni a las casillas del ajedrez, al final nos encontraríamos con esta abrumadora cifra: 18.446.744.073.709.551.615 granos de arroz… que en el caso de la pandemia, sería suficiente como para contagiar a la humanidad un montón de veces hasta exterminarla por completo.


   Moraleja, demos gracias a quienes han puesto freno a la pandemia o están en ello (principalmente, sanitarios y científicos, sin olvidar a todos los que ponen su empeño en solucionar el problema con su responsabilidad)…y por favor a los ilusos, pasotas o irresponsables que piensen un poquito, solo con eso bastaría para aliviar la presión.   


miércoles, 27 de mayo de 2020

Machado y las dos españas

Hace ocho décadas, Antonio Machado lo tenía bastante claro y realizó el siguiente poema:

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.


Eran otro tiempos, cierto pero en esencia, me pregunto: ¿Hemos aprendido algo en este tiempo… seguimos igual?...creo que sí, que no hemos cambiado para nada y que seguimos tristemente con la secuela de esas dos Españas. 


domingo, 24 de mayo de 2020

Inconsciencia, sinónimo de irresponsabilidad


Somos muchos los que tendríamos que alzar la voz y decirlo. ¿Quién duda de que lo que está pasando con la pandemia es un asunto grave?, ¿el personal sanitario? ¿Los que se “escuernan” por ayudarnos? ¿Los que han sufrido directamente o han perdido familiares, muchos de ellos sin una triste despedida?

Que decir de todos esos personajes eufóricos que salen a tropel para exhibir sus corpachones “atléticos” Mirad, por lo que a mi respecta, la mayoría no hacen más que marcarse el “pegote” y lo digo con conocimiento de causa porque conozco de primera mano lo que es el mundo del deporte. Que decir de las aglomeraciones en terrazas, playas, paseos, es que no podéis aguantar un poco o esparciros por las grandes ciudades, y mirad que son grandes. Que decir  de las cacerolas y las banderas, ¿Qué es lo que buscáis?, ¿Cómo se puede culpar de los muertos o de la mala gestión sanitaria a un gobierno que solo lleva meses? ¿Por qué no os dedicáis a mirar cerca de vosotros o a vuestro propio ombligo, a quienes sí que recortaron la sanidad pública y la dejaron desprotegida?

El 95% de los fallecidos son personas mayores de 60 años, y el 95% de los que hacen el “paparina”, son menores de 60 años…Sí, ya se que lo necesitáis, que habéis estado semanas recluidos en vuestras casas, pero “joder” es que los que muestran tener más sentido común también han estado en la misma situación y muestran mucha más calma. Las normas van cambiando en función de las circunstancias, pero vosotros no cambiáis “mamelucos”, tener un poco de paciencia.


Pero tengamos tranquilidad, porque los que hacen mucho ruido, son los que más se ven y los que menos suelen hacer…creo que estos no son más que una gota en el vasto océano de la cordura. Son muchos más los que merecen todos mis respetos, afortunadamente.


viernes, 22 de mayo de 2020

Poema: "Alas de mariposa"

   Recuerdo tu cabello al viento,
al compás de una linda mirada,
llena de luz y de esperanza.
   Recuerdo tu alegría,
endulzada de sonrisa y confianza.
   Hasta que una tormenta oscura,
anego tu alma y tu cordura.
   Ya no se alza tu cabello al viento
y no es fácil la sonrisa.
   Pero sigues siendo bella
cual frágil mariposa.
…Mas no te rindas jamás,
   despliega tus alas al viento,
y mantén firme el rumbo.
   Se que la tormenta es dura,
y cuesta volar…
   Pero no estás sola,
cuentas con nuestro aliento.
Entre todos…venceremos
a esa extraña tormenta.
Entro todos… lograremos
que nunca dejes de volar,
que tus alas de mariposa
resistan el temporal…
y que no se nuble la esperanza,
hasta que vuelva tu cabello
a jugar, otra vez con el viento.


jueves, 21 de mayo de 2020

Indignación en la tercera edad


   Creo que ya es hora de alzar la voz en favor de la tercera edad, y me preocupa un tanto que no se haya hecho mayor hincapié en estos datos. Del global de los fallecidos por la epidemia, el 95% corresponde a mayores de 60 años. Vamos que se ha cebado principalmente en nosotros los mayores. Y claro, como estadísticamente no parece que haya afectado la incidencia  en los jóvenes, pues parece ser que entienden que esta historia no va con ellos.

   Me avergüenza la falta de respeto y consideración hacia esta franja de edad, lo estoy viendo en la gente que sale a la calle despreocupada, sin importarle para nada las normas de protección establecidas. Les importa un pito lo que les pase, que lleven ellos el virus, que se muestren asintomáticos y que sigan contagiando a sus mayores. Me molesta que el gobierno se muestre tan blando en sus declaraciones, y que la oposición capitalice la acción con la sola intención de desbancar el poder establecido en las urnas.

   Llego a pensar, que todo está controlado desde una perspectiva política. Por una parte el gobierno debe de entender: “Mejor no forzar la situación hacia los que incumplen las normas, no sea que se vuelvan  contra nosotros; y posiblemente, algún asesoramiento científico, debe de decirles al oído: “Dejémosles salir en determinadas zonas, sin control, así veremos como reacciona la pandemia en la población”


Pero lo lamentable, es que poca gente piensa, “Ojo con los mayores, que ellos son los que reciben, tengamos cuidado y respeto”… y creo sinceramente, que es algo que merecemos los que hemos cumplido cierta eedad, por lo que somos, por lo que fuimos y por todo lo que hemos aportado. El egoísmo no nos deja ver que todos vamos a pasar por el rasero de la edad, tiempo al tiempo.  


martes, 19 de mayo de 2020

De banderas y cacerolas


   No se tiene constancia de que los pueblos primitivos que habitaron la península ibérica usaran este tipo de enseñas. De los romanos y visigodos se sabe que usaban estandartes o insignias. Fueron los árabes los primeros que usaron telas sujetas a palos para significar sus distintas dinastías. Durante la reconquista, los cristianos enarbolaban colores y emblemas según de que reino procedieran, empezaron a aparecer cadenas, barras, castillos, leones. En el siglo XIII Alfonso X el sabio decidió unificar algo este galimatías, la banda sería signo de monarcas y castillos y leones de reinos. Posteriormente los reyes católicos introdujeron  yugos y flechas. Felipe el hermoso, la cruz de borgoña. A partir del 1700 los Borbones introdujeron el fondo blanco. Hasta que en el 1785 Carlos III, con el fin de que los barcos en alta mar no sufrieran confusión, decidió unificar la bandera con colores de fondo a franjas rojas y amarillas.

En la primera república se mantuvieron las franjas, pero se suprimió la corona del escudo. Año 1931, segunda república se introdujo el color morado en la franja inferior para alejarse del símbolo de la monarquía. Año 1936, los sublevados recuperan la bicolor y se la apropian tras su victoria en el 1939, con la introducción de un aguilucho. Tras la transición hubo que esperar hasta el año 1981 para que se hiciera oficial el actual escudo, manteniéndose las dos franjas rojas y el amarillo

¿Que es la bandera? ¿A quien representa?... En todo caso, a un País digo yo. Nadie tiene derecho a hacerla suya de una forma particular e interesada. ¿Es que acaso solo los que la enarbolan son los verdaderos patriotas? ¿Hacer patria es mover un trapo, o acaso es otra cosa?


En cuanto a las cacerolas, pues bueno, todo el mundo las tiene. Unos las emplean directamente y otros se las quitan a sus “chachas” para montar el numerito. El caso es que cuando una pandemia viene para acorralarnos, deberíamos estar unidos, pasando de banderas y cacerolas. Unas deberían estar sujetas a las astas y las otras en la cocina. Cuando nos daremos cuenta, que la salud no distingue de colores ni de ideas.


lunes, 18 de mayo de 2020

A dos metros en la pandemia


   No lo se si va a ser esto posible, abrazar a dos metros, besar a dos metros, acariciar a dos metros, a todos aquellos que han estado lejos de nosotros durante estas semanas.

   No se si va a ser posible, chocar la mano a los amigos a dos metros, tomar cerveza juntos a dos metros, jugar a dos metros, hablar a dos metros, sin un roce, sin un amago tonto de confraternización.

   En el espacio de esos dos metros, puede esconderse algo invisible y molesto, una amenaza de la que se va conociendo poco a poco más cosas, pero que sigue siendo teóricamente peligrosa.

   Menos mal, entiendo, que los afectos, los verdaderos afectos no entienden de tiempo espacio, siempre están ahí, sonriendo, esperando pacientes el reencuentro con el tacto, no importa las circunstancias que los separen.


   Pero insisto, va a ser difícil, muy difícil cumplir las normas establecidas, como puedo evitar abrazar a un nieto, a un hijo, a unos padres, a cualquier amigo o familiar que haya estado lejos de nosotros en este tiempo. No se me ocurre más que aplicar algo que nos debieron enseñar en la escuela de pequeños,  las reglas del sentido común y del civismo, para poder atravesar con dignidad todas las fases de una pandemia todavía no extinguida del todo. 


domingo, 17 de mayo de 2020

La tormenta, en la Pandemia


Ayer cayó sobre nosotros una espectacular tormenta. El cielo se tornó oscuro, las nubes se fueron apretando a la vez que crepitaban en un concierto sonoro que anunciaba lo que a continuación iba a caer. Y cayó, agua, piedra, acompañada de un viento iracundo. Luego poco a poco, la piedra dejó paso a la lluvia persistente y algo más equilibrada, hasta que dejó de llover.

Hoy luce el sol, el clima es templado, agradable, dentro de un día luminoso, tal cual es la primavera. Por la riera que nos acompaña, el agua discurre serena, cantarina y alegre. Y los pájaros después del susto van recomponiendo sus hábitats, y buscando algún pajarillo de corto vuelo que cayó del nido.


Pronto llegó a mi mente un parangón, y si la “tormenta” virulenta que nos acompaña fuera eso. Si después de que el cielo se cerrara, volviera a abrirse para decirnos que lo peor ha pasado. Quien sabe, si esto será así. Lo único que me preocupa, es que la primavera no es eterna, y la amenaza de las tormentas siempre existirá. Así es la vida, nuestra vida, llena de contrastes, amenazas y también alegrías.


viernes, 15 de mayo de 2020

Poema: ¿Que cose Dolores?

      

…bajo el porche, junto al arroyo,
con los ojos tristes,
con las rosas mustias de su entorno.
La primavera, y sus colores,
llena de fragancias, quiere animar…
pero Dolores cose sin mirar.
Y las rosas viven,
y el dolor corroe
y la sabia empuja.
Pero la herida abierta,
desgasta el brillo de los ojos,
de las flores.
Y el arroyo mana,
y el aroma surge,
y Dolores cose.
Su perro ladra, avisa.
El dolor persiste
y la herida duele.
Dolores cose.
Y de repente… la mirada
sigue a su barbilla
y llega al horizonte.
Los pájaros cantan,
hasta de noche,
cuando la herida, más duele.
Pero sus ojos, ya han percibido,
lo que la primavera quiere.
Y Dolores cose,
cierra su herida,

brotan las rosas, sigue la vida.


jueves, 14 de mayo de 2020

Don Raimundo y don Vicente

Don Raimundo y Don Vicente
…dialogo divergente.

No lo dude usted don Raimundo,
de trepas y lameculos
está lleno el Mundo.
De dudarlo no lo dudo Don Vicente,
pero es que acaso no sabe,
que también existe, la buena gente.
Pero estos no pesan, son livianos,
no pertenecen a este Mundo,
ni se les ve… son enanos.
Me sorprende usted, Don Vicente,
le tengo en buena estima,
y nunca ha dejado de ser, elegante.
Lo se, lo se Don Raimundo…
pero es que estoy cansado
de ver tanta miseria, en este Mundo.
Abra los ojos Don Vicente,
no se confunda, esté alerta,
y descubrirá el bien entre la gente.
¿El bien?... solo suena la maldad,
en los que mandan, hablan y ejecutan,
¿donde, donde se encuentra la bondad?
Creo Don Vicente que en todo lado,
ella es discreta, silenciosa, no destaca,
 todos tenemos junto así ese hado.
Y la violencia, el hambre, la miseria,
que me dice usted, Don Raimundo,
este Mundo, no es más que una feria.
Cierto, pero es que hay de todo, como en botica,
las buenas gente no hablan, actúan,
son ellas, quienes al Mundo ponen árnica.
Pero es que no lo ve Don Raimundo
que todo se rompe…la maldad es más fuerte,
nada que hacer, se va al carajo este Mundo.
Discrepo de usted Don Vicente,
el Mundo se sostiene por el bien,
tengo esperanza, aún creo en la gente.
Ojala tuviera usted Razón, Don Raimundo
No la tengo Don Vicente… pero si algo entiendo

es que en este Mundo…aún somos divergentes.


miércoles, 13 de mayo de 2020

Objetivo común (En la pandemia)


   Hoy he escuchado un relato estremecedor, coherente, educado y no exento de rabia y tristeza debidamente controlada. Pertenece a un doctor de 58 años, jefe de servicio del SUMMA112 de la comunidad de Madrid (Servicio de urgencia médica). Este doctor, cuyo nombre no me ha quedado en la memoria, fue contagiado por el virus en los primeros días en acto de servicio, y tras pasar por la UCI, todavía se encuentra en delicado estado de recuperación.

   Bien… él indicaba algo primordial en todo objetivo, que en el caso que nos ocupa debería ser controlar la pandemia. Decía: “En mi unidad somos gente muy diversa, de mentalidades, opiniones e ideas diferentes, pero todos, absolutamente todos tenemos claro cual es nuestro objetivo, atender al paciente. En el hospital, desde el primer sanitario hasta el último sucede lo mismo y todos, absolutamente todos tenemos un único objetivo, cuidar del paciente e intentar salvarle la vida.

   Al preguntarle sobre qué opinaba de como se esta llevando este asunto a nivel político, se controló para no lanzar improperios, pero en un tono emocionado dijo: “Es lamentable lo que está pasando, no existe un objetivo común sino particular, así no se combate una pandemia. He visto mucha indecencia y poco sentido de estado en algunos políticos, no hay unidad. Esto provoca que la gente ande desconcertada y actúe de manera diversa, unos usan el sentido común y otros hacen lo que les parece. Todos aquellos que no se están tomando en serio algo tan grave como lo que está ocurriendo, están insultando a los que sufrimos en primera línea la pandemia, desde los pacientes hasta el personal médico.


Y claro, es lo que pasa, si seguimos así, el virus nos estará acompañando bastante tiempo, porque algunos no han aprendido todavía lo que significa tener un objetivo común ante algo tan serio.  Esta pandemia nos compete a todos, absolutamente a todos, sin distinción de ideas ni colores.


martes, 12 de mayo de 2020

¿Premonición? (Fase 1, pandemia)

   Cuantas veces habremos oído hablar de premoniciones, más en fase de preocupación. Y es lógico porque las premoniciones suelen ser advertencias previas para el futuro. Antes de que nada se produzca, se advierte, aconseja, se recuerda algo, incluso se amonesta sobre situaciones que pueden orientarnos hacia cierto desenlace nada grato.
Me atrevo a contar una anécdota: Escribo desde hace tiempo, lo cual provoca que ya lleve varias novelas concluidas. Los editores y yo debemos andar en ondas distintas, por lo cual cuando una novela no es aceptada, suelo encuadernar dos o tres unidades, y sigo escribiendo que es lo que más me gusta.
Ocurre que uno de estos días abrí una de mis novelas por las primeras páginas y me encontré con lo que a continuación podéis leer, si os apetece. (Novela: “Pueblo de Ramu”, escrita hará unos diez años).


…Llevaban tres largos meses en esa situación, sin salir del piso mas que de forma esporádica en busca de algo que les fuera útil. Exponían su integridad física lo justo y necesario, porque en cualquier instante podían encontrar la perdición.  Tamara, la madre, era médico. Trabajó arduamente junto con su equipo para contrarrestar las  epidemias, lo hizo mientras aún había sentido para ello. Hasta que no le quedó más remedio que huir el día que el descontrol se apoderó de todo. Ella era la vigía de  la salud de toda la familia, y pese a su fortaleza  iba perdiendo dosis de su entereza a medida que pasaban los días, por eso solo tenía una idea en su cabeza, llegar a Ramu. Solo Maia, la pequeñita de la familia, mantenía un ápice de alegría y jovialidad propio de sus tres años, representaba la fuente de la esperanza, y lo fue desde el día que decidieron concebirla tardíamente pese al mal panorama social que enturbiaba sus vidas. Fuerte, inquieto y nervioso por naturaleza, bregado en las dificultades pese a su juventud, a Bruno le costaba mantener la calma. Estudiaba en la facultad de Historia hasta que los sucesos originaron el caos, aun siendo un excelente atleta prefería la practica del montañismo, habiendo hollado montes importantes. El era quien arriesgaba más cuando había que salir por necesidad, quien más alentaba y animaba a escapar de allí.
    Eran ya muchas las semanas sin electricidad y sin que funcionaran los sistemas de comunicación. Aquella noche, toda la familia, contemplaron como el pabilo de su última vela se extinguía. Sin duda era la señal que estaban esperando, había llegado el momento de prepararse para intentar llegar a Ramu donde tenían una casa, un pequeño pueblo enclavado en un macizo montañoso a unos doscientos kilómetros de la ciudad y escenario de los mejores recuerdos de sus vidas.
    Llevaban tiempo planeándolo. Iban a intentar salir de la ciudad en coche. Para ello, guardaban un bidón de 20 litros de gasolina que Bruno había conseguido extrayéndola poco a poco de diferentes vehículos abandonados. En el garaje ubicado en los sótanos del edificio, uno de los vehículos ya sin dueño había sido elegido para ocuparlo. Llevarían consigo lo imprescindible, sobre todo el agua y las últimas provisiones. Calzado fuerte y resistente y ropa la justa y necesaria para un clima seco, cálido y casi irrespirable. Todas las medicinas que pudieron recopilar. Nada de recuerdos, el instinto de sobrevivir se encargaba de centrarlos en cada minuto, cada segundo del presente era como si fuera el último de sus vidas. El dinero y las pocas joyas que poseían, era inútil llevarlo pues había perdido todo su valor. Sabían por lo observado que solo la comida, la bebida, medicinas, gasolina y armas era lo más necesario y buscado, pudiendo incluso peligrar sus vidas si alguien descubría que ellos disponían de algo así. La mayor parte de esas pertenencias, menos el oso blanco de peluche con el que Maia se abrazaba al sueño cada día, fueron introducidas en tres mochilas y las dejaron preparadas esperando el momento de salir.

    Sejo era biólogo y sus últimos días de trabajo los había pasado en el laboratorio de la universidad donde impartía una cátedra. Era conocedor en primera persona y sabía demasiado sobre las epidemias que asolaron la ciudad, la peor una determinada gripe que originó una pandemia, ese era el motivo por el cual tuvo que huir precipitadamente y refugiarse con su familia. Desde que el caos se apoderó en primera persona de todo el orden establecido y produjo…


lunes, 11 de mayo de 2020

La normalidad (En la pandemia)


   Constantemente estamos oyendo: “es cuestión de que poco a poco volvamos a la normalidad”… mas resulta que este concepto es erróneo. Lo normal tiene que ver con las normas a seguir, con una regla, modelo, precepto o mandato. Luego lo normal es justamente lo que nos está sucediendo. Por ejemplo. Cuando estos días, en determinadas ciudades salió la gente en estampida a correr, no es que se acercaran a lo normal, sino que justamente estaban haciendo lo contrario, lo anormal porque estaban incumpliendo una guía de comportamiento.

   En todo caso deberíamos decir: ¿cuando cambiaran las normas, para que volvamos a las de antes?. Y es necesario que esto ocurra porque las normas de ahora preocupan, esto ha provocado que la atención primaria prácticamente no exista ya que la mayoría de los ambulatorios están cerrados, que las consultas en hospitales sean ahora inexistentes, o que las operaciones en principio no tan graves estén aplazadas, a la vez que diversos controles de salud aparezcan desprogramados. Esto solo es un ejemplo, el más cercano a la salud que nos preocupa, ya que en el ámbito de la sociedad son innumerables los problemas que acarrean lo que ahora es normal.


   Una pregunta podría ser: ¿por qué tanto miedo? Y la sugerencia: “Cambiemos de una vez, que ya es hora”… Nos ocurre, algo parecido a lo que le sucedió a Damocles, un cortesano del Rey Dionisio I en Siracusa, Sicilia, siglo IV a.c. Harto el rey de tanta adulación, le dijo a Damocles: “Vale, vamos a cambiar las normas, ahora tu te pones en mi lugar en el trono” Ocurrió que Damocles entonces observó, que encima de donde estaba sentado, pendía de un pelo del rey, una afilada espada que apuntaba justo a su cabeza. Moraleja: “Espada, tamquam virus” 


domingo, 10 de mayo de 2020

Hoy es domingo (En la pandemia)


  Hoy es domingo… que más da. Llueve, tras los cristales llueve… melancolía. Pues mirad por donde hoy no, no estoy triste, ni resentido, ni agobiado, hoy tengo claro más que nunca que tras las nubes está el sol, el mismo sol reluciente que días atrás.

   Y sabéis porqué mi ánimo está disparado, pues sencillamente porque estoy harto de pensar y oír siempre lo mismo; y no solo eso, sino que más de lo que quisiera tengo que ver, escuchar o leer lo que considero que son deslealtades, indecencias, harto de percibir a miserables que solo desean aprovecharse de la situación para conseguir sus logros egoístas.

   Hoy quiero despejar los nubarrones para que salga el sol, y estar al lado de la gente sana que pese a las dificultades no pierde el buen humor, al lado de todos aquellos que nos ayudan, al lado de los que baten “el cobre” en las primeras líneas de conflicto, al lado de todos los seres que nos aman, de aquellos que protegen la naturaleza, los animales, al lado de los que han sufrido y sufren esta contingencia llamada pandemia. Al lado de todos los seres humanos que son simplemente buenos, y que sin ellos sería imposible vivir en paz.


   No es que pretenda ser optimista, es que quiero y deseo serlo. Porqué no va a ser que de todo esto saquemos alguna conclusión de mérito, y que de paso nos haga entender cuales son nuestros errores,  Tengo claro y vaya en ello un homenaje, que sin los “buenos” hoy en día ya no existiríamos… no hay que desesperar todavía, porque sobre las nubes sigue estando el sol.


sábado, 9 de mayo de 2020

"El murciélago", en la pandemia


   Primero de todo, una anécdota relacionada con este mamífero quiróptero. Justo enfrente de mi casa, en la estrecha calle, existe un disco de dirección prohibida. Entre el disco y la pared, en verano, suelen habitar una familia de murciélagos. Uno de esos días me encontré uno de ellos en el suelo, era una cría que se había caído. Lo cogí, era delicada. Al tacto aprecié su fino vello aterciopelado y la membrana casi transparentes de sus alas. Me pareció un animal precioso. Con cuidado lo volví a dejar entre el disco y la pared que era su hogar.

   Existen 1240 especies de murciélagos, prácticamente todos son frugívoros, insectívoros y totalmente inofensivos. Solo tres de estas especies chupan sangre, vampiros que suelen vivir en América, de México para abajo.

   Y mirad por donde que este animal suele tener mala prensa… Que curioso, por tres tipos de vampiros que hay, 1237 especies de murciélagos son vilipendiados como poco menos que “chupasangres” y “vampíricos”, y encima le cae encima el estigma del mal que nos ocupa. Es la ley de vida, “pagar justos por pecadores”

   Yo no se si fue un vampiro el que transmitió el virus, lo que sí se es que la mano del hombre no puede estar lejana. Y más peligroso aún la turbulenta mente del ser humano anda al acecho. No es nueva la idea de inocular un virus a la humanidad, aparece en numerosas obras de escritores, cineastas, inclusive gente de gran poder ya hablaron en su momento de la posibilidad de un contagio masivo. Para muestra, solo un botón:

Series: “The hot zone” “Pandemic”, “La tribu”
Películas: “Contagio”, “Virus”, “Epidemia”
Novelas: “Estación once” de Emily St.Jhon Mandel,
               “Severance” de Ling Ma
Predicciones: el magnate Bill Gates, año 2015


¿Donde está la verdad?, ¿Quién la sabe?... ¿En manos de quien estamos? 


viernes, 8 de mayo de 2020

Respeto, a la pandemia

   Ayer, y por primera vez en dos meses, tomé la decisión de dejar el confort del pueblo y adentrarme en la “selva” de una ciudad tipo medio como es Manresa para comprar algunas medicinas.

   Aprecié varias cosas que me sorprendieron, ya que no es lo mismo experimentarlo en primera persona que verlo por los medios informativos. Respeto, sí respeto. El 80 % de la gente andaban con mascarillas, solo algunos jóvenes iban sin ellas. Era curioso observar que los que llevaban mascarillas andaban lento y los que no la llevaban su ritmo era rápido, no se si porque eran jóvenes o huían de algo. Para comprar algo en cualquier pequeño comercio, colas en la calle y con distancia de seguridad.

   Y lo que más me impactó fue al entrar en el mercado, con la mayoría de las paradas abiertas. En otras ocasiones me acuerdo del batiburrillo sonoro,  rumores variopintos de voces encontradas en tonos medio altos, y algún que otro “alarido” de algún vendedor que daba ritmo al entorno. Pero esta vez, silencio y murmullos. La gente hablaba en voz baja y con pausa. Bien parecía un mercado del norte de Europa donde el silencio es más normal.


   Respeto, sí respeto más que miedo, y eso no es malo. Claro que es inevitable una reflexión. Lo que no suelen tener el respeto que merece esta pandemia, suelen hacer mucho ruido, demasiado. En las ciudades grandes, donde la masificación es inevitable, “doscientas” personas irresponsables pueden adormecer la sensación de respeto, y dejar en evidencia a una gran mayoría que creo que si que es respetuosa. Pero es que además estos “doscientos” pueden provocar lo que nadie desea, el rebrote.