lunes, 15 de abril de 2019

Novela: "La senda del Porvenir" (Parte10)

...  Tomamos una senda en dirección al sur, yo llevaba una camisa que me venía ancha, y que Raúl me dio porque la mía estaba arruinada por los continuos enganchones, de mis pantalones aún podía aprovechar algo. Él iba delante marcando el paso con su intermitente cojera. Nos acompañaba un día maravilloso, pleno de luz que invitaba al optimismo. No tardé en darme cuenta que Raúl iba a cambiar por completo su discurso. Empezó por discernir sobre lo que él consideraba mi don para con la escritura y los valores que podrían servirme para el futuro. Era como si quisiera insuflarme ánimos para una batalla, que sin duda tendría yo que librar. 

     Supongo que no te vas a rendir… vas a seguir estudiando.

     ¿Eso es una pregunta, o una aseveración?

     ¿A ti que te parece?

     No lo se… no tengo ni la más remota idea de que va a ser de mí mañana mismo.

     Será lo que tu quieras ser… acaso depende de alguien más.

     Toma… pues claro que sí. Yo que se lo que me espera, no tengo claro que todo dependa de mí.

     “Juventud divino tesoro, te vas para no volver”, como dijo…

     Rubén Darío…”Cuando quiero llorar no lloro y a veces, lloro sin querer”.He leído algunos poemas suyos… sí, pero como siempre no se a donde quieres ir a parar.

     Que yo sepa, solo se es joven una vez, aprovéchalo Daniel.

     Ya…

     ¿Qué más has leído?, si se puede saber.

     Vale… ya veo que no te crees que haya leído mucho.

     Como siempre tú tan optimista…pues claro que me lo creo, ¡anda, suelta!

     Pues te puedo explicar, que muchos de esos libros, no todos, son antiguos. Mi abuelo los forró con papel crema, supongo que para protegerlos. De tal manera que cada vez que abría uno de ellos era una sorpresa. Recuerdo que el primero que leí fue: “Siddharta” de Hermann Hess. No se si te suena… es la historia de un joven en busca de la sabiduría.

     Por supuesto que me suena… yo soy casi tan viejo como ese libro, bueno, no tanto… ¿Alguno más?

     Me acuerdo del segundo. Me llamó la atención porque era un libro pequeño: “Juan Salvador Gaviota” de Richard Bach… es sobre una gaviota que aprende a volar.

     Interesante… Venga va, un tercero.

     Pues mira por donde otro libro pequeñito, y tú ya has leído una versión.   

     No será…“El principito” de Antoine de Saint—Exupéry… no falla. Bien, bien, como ves me lo creo. Y te diré uno cosa que considero interesante. No se nada de tu abuelo, pero no me extrañaría que a través de sus libros, parte de su esencia se haya traspasado a ti.

     Ya estás otra vez con tus rarezas… perfecto, he leído un puñado de libros, y a mi abuelo apenas tuve oportunidad de conocerlo, pero todo eso… ¿de que me va a servir cuando lleguemos a toparnos con la Guardia Civil?

      En ese momento de nada por supuesto…y de nada te servirán como no espabiles.

     Mejor lo dejamos aquí…mejor que no me taladres con tus teorías.

      Está bien, está bien… corro un tupido velo, al fin y al cabo todo depende de ti.

     ¿Qué depende de mí…?

     Que te enteres de una vez de quien eres y a qué puedes llegar.

     Vale… cuando me entere, te aviso.

Cierto, adopté un tono enfadado, no se a que venían a cuento esas monsergas… lo que importa es lo que importa y ya está. Hablar de mi futuro, zarandajas. Mi mente solo estaba ya en lo que tendría de decirle a la Guardia Civil cuando nos encontraran…Pero Raúl parecía estar para otra cosa.

     Yo de ti me inclinaría por las letras…

     ¿De que hablas, de que letras?

     Entiendo que has suspendido todas las asignaturas de bachillerato, ¿supongo que de primero?

     Sí… ¿y?

     Supongo que estudiarías el de letras o como se diga  ahora.

     Vale, ya te entiendo, Humanidades… o bachillerato humanístico y ciencias sociales.

      Pues eso… de letras.

     Vale, de letras… ¿y qué?

     Oye Daniel, no te estarás poniendo un tanto chulito conmigo… yo creía que eras apocado.

     Lo siento… pero es que eso no importa ahora, de aquí a unas horas nos va a coger la Guardia Civil… ¿es que no lo entiendes?... de eso debemos preocuparnos y no de letras y no se que de letras.

     Que yo sepa no has cometido, mejor dicho, no hemos cometido ningún delito. Lo que has hecho está tipificado como un abandono de hogar… y además eres menor de edad, podrás seguir como corresponde bajo la tutela de tus padres. Ya hemos hablado de eso, no te parece… y a mí no me metas en líos, yo solo te he ayudado.

Creo que sí, que me estaba pasando de rosca. Raúl no solo me estaba intentando ayudar, sino que ya me había ayudado lo suficiente, incluso podía haberme salvado la vida, y yo no estaba actuando bien… pero me encontraba muy nervioso por lo que pudiera ocurrir en las próximas horas. El sin duda lo notó y paró la marcha, supongo que para tranquilizarme. Me tomó por los hombros con esa suavidad que ya conocía y me dijo:

     Daniel… no estés tan ofuscado… todo irá bien. Ya lo verás.

     ¿Seguro?

     No puede ser de otra manera… cálmate. Es importante que nos vean serenos, cuanto más serenos, mejor. Cuando nos encuentren, tú todo lo que tienes que hacer es mostrar arrepentimiento, yo te ayudaré. Estaré contigo en todo momento hasta que se aclare la situación, ¿vale?

     Vale, supongo… que, serás mi abogado.

     No lo dudes, aquí me tienes.

Los dos nos reímos un rato por mi ocurrencia, fue un perfecto momento de distensión. Lo cierto es que aquellas palabras me dieron tranquilidad y me insuflaron el suficiente ánimo como para afrontar el resto del trayecto con cierto optimismo. Seguimos caminando hasta encontrar una amplia vereda, que en media hora nos llevó a pie de carretera. Ya solo quedaba seguir por el asfalto unos cuantos kilómetros hasta llegar a Mozarrejo.

Habríamos andado apenas unos tres kilómetros cuando ocurrió algo extraño. Un coche estaba parado al borde de la carretera junto a un camino. El conductor estaba de pie apoyado en la parte delantera del auto fumando un cigarrillo. Cuando pasamos por su lado le saludamos, el nos miró fijamente, sobre todo a mí. Al mirar hacia atrás, observamos como tiró el cigarrillo al suelo, lo pisó, se montó en el coche y salió disparado en la dirección que ambos íbamos.

Apenas quedaban unos cientos de metros para encontrar la bifurcación que nos llevaría al pueblo, incluso ya podíamos observar las primeras casas a lo lejos. De repente, el sonido estridente de una sirena llegó a nuestros oídos, a la vez que vimos como un vehículo todo terreno con todas las luces encendidas, algunas de ellas intermitentes, se acercaba veloz. Enseguida comprendimos que era la Guardia Civil.

El vehículo se detuvo bruscamente a pocos metros delante de nosotros. Dos hombres uniformados salieron acelerados, mostrando cierta ansiedad. Uno de ellos nos dio el alto de manera brusca, era el más joven. El que parecía ser más veterano le contuvo.

     Para, para… no estamos ante delincuentes… ¿no reconoces al ermitaño del bosque?

     Ostras sí… ¿que demonios haces aquí con el muchacho?

Pronto me dí cuenta que aquellos dos Guardia Civiles, eran de la comarca y que conocían a Raúl. El los saludó cortésmente.

     Hola… creo que es hora de dar explicaciones, no os parece.

     Es obvio… El muchacho se parece al de la foto que anda ya días desaparecido. Subid los dos al auto y vayamos al  cuartelillo.

En el trayecto, los dos guardias civiles, tras confirmarles que yo era el desaparecido, nos explicaron la gran movida que hubo justo haría dos días por el entorno. Con un gran despliegue de medios, porque se había descubierto que había llegado en autobús hasta la terminal del pueblo. Al no encontrar indicios de que estuviera por esos parajes, dedujeron en principio, que tenían que seguir con la búsqueda por otros derroteros.

Llegamos al puesto de la Guardia Civil, entramos en la caseta ya dentro del pueblo de Mozarrejo, nos encaminamos a una sala y es allí donde junto con Raúl, dimos toda clase de explicaciones, que les parecieron convincentes. El guardia veterano, se dirigió a mí en tono paternal:

     Muchacho, te has metido en un buen lío, claro que solo eres un mozalbete, pero has de saber que lo que has hecho no está bien, nada bien.

Me acordé de las palabras de Raúl, conforme mostrara en todo momento arrepentimiento. Poniendo cara de circunstancias me dispuse a seguir el guión.

     Lo sé Sr. no se que se me pasó por la cabeza cuando salí de casa, ni se como se me ocurrió adentrarme por la brava en ese bosque, si no llega a ser por Raúl… no se lo que hubiera pasado… lo siento Sr., siento mucho lo que he provocado.

     Vale, vale… todos hemos sido inconscientes alguna vez… Ahora te va a corresponder dar explicaciones sobre todo a tus padres, y a las autoridades por supuesto.

     ¿Me van a encerrar, o algo parecido?

Los dos guardias soltaron sendas carcajadas ante mi ocurrencia. El más veterano quiso quitar hierro a mi situación.

     Eso va a depender de tus padres… Si por mí dependiera, te daría una buena azotaina al culo para que escarmentaras… Ahora lo que importa es primero avisar a tu familia, a la unidad central que investiga tu desaparición, y ser discretos para no generar movidas innecesarias…los buitres de la prensa siempre están al loro. Piensa que tu foto ha salido en bastantes medios de comunicación.

Me sentí bastante aliviado, de momento, todo resultaba ser menos dramático de lo que en principio me hubiera parecido. Tranquilizaba el hecho de encontrarme arropado por Raúl, que por cierto parecía ser un personaje respetado por esos Lares. Los Guardias por otra parte resultaron ser amables conmigo y mostraban sin pudor cierta satisfacción por haber sido los primeros en encontrarme. Daban toda la impresión de que estuvieran a punto de recibir una medalla.

Tras dar los oportunos partes, decidieron esperar a que llegaran las autoridades competentes que estaban al mando del operativo de búsqueda, y paralelamente llamaron a mis padres por teléfono para anunciarles que yo estaba bien, luego me pasaron el teléfono. La conversación fue breve, tanto ellos como yo nos mostramos muy nerviosos.  Al final, decidimos que serían ellos los que se trasladarían hasta Mozarrejo para recogerme, no querían esperar más. No les importó para nada recorrer los 480 km. que nos separaban. 

Al cabo de cinco horas, llegaron al unísono tanto mis padres, como el capitán de la Guardia Civil encargado del operativo de mi búsqueda. En todo ese tiempo, estuvimos dentro del cuartelillo esperando, mientras observábamos que pese al intento de discreción por parte de los dos guardas civiles del puesto, ya en el pueblo parecía haber cierto revuelo. “La noticias vuelan” —dijo uno de ellos—

Mi madre al verme, le dio una especie de ataque de histeria: “Mi hijo, hijo mío, gracias a Dios, gracias a Dios”, mientras se abalanzaba hacia mí para abrazarme. Mi padre, en cambio, adoptaba una postura seria, sin mover un músculo de su cara, tan solo se acercó para decirme: “Ya hablaremos”.El capitán de la Guardia Civil, tuvo un aparte primero con los Guardias del pueblo, y luego con mis padres sin que yo me enterara de que hablaban. Raúl discretamente observaba toda la escena desde un rincón.

Cuando la autoridad competente, acabó con las explicaciones, se me puso enfrente para decirme: “Lo hecho, hecho está muchacho… tus padres ya saben lo que tienen que hacer” Y como para aflojar la gravedad del asunto, acabó por indicarme lo siguiente: “Todos hemos sido jóvenes muchacho, y hemos cometido torpezas, la tuya ya sido de las buenas…no lo vuelvas a hacer sin avisarnos”, tras lo cual soltó una risotada.

Observé como mis padres firmaban unos papeles, muy serios. Tras lo cual se acercaron a mí, momento que aproveché para presentar a Raúl. Se dieron la mano con cortesía, al tiempo que mi padre le indicaba que el Capitán le había puesto al corriente de todo, y que le estaban muy agradecidos. Raúl se limitó a decir, que simplemente había hecho lo que cualquiera en esa situación.

Ya parecía que todo estuviera dispuesto para irnos cada cual por su camino, cuando vi que el Guardia veterano hacía unas indicaciones al oficial. Enseguida nos enteramos que el intento de discreción había fallado y que varios periodistas estaban en la calle esperando. El capitán tomó la decisión de hablar con ellos, mientras nos rogaba que esperáramos. En ese momento, Raúl se puso a dialogar con el Guardia veterano y ambos se dirigieron inmediatamente hacia el capitán. Momento en que los tres hicieron un aparte. Ni idea de lo que estarían hablando, pero era Raúl el que parecía tener la batuta, algo estaba pidiendo o explicando, sin duda.


Al cabo de unos largos minutos parecieron llegar a un acuerdo porque los tres estaban asintiendo. El capitán salió al exterior para hablar con los periodistas. Una de las ventanas del cuartelillo permanecía abierta y se podía escuchar la disertación. Fue muy escueto, simplemente indicó que yo me había perdido tras salir de casa y tomar el autobús, y que los Guardias locales me encontraron en el bosque. En ningún momento el capitán mentó a Raúl, ni por supuesto mi estancia en su cabaña. Los periodistas no parecían muy convencidos por la explicación porque surgieron más preguntas, pero el oficial se remitió a lo dicho, para acabar diciendo que lo único importante era que el muchacho, o sea yo, se encontraba sano y salvo...


No hay comentarios:

Publicar un comentario