No dejo de plantearme lo siguiente… exceptuando los que están en la
brecha, controlando la epidemia y sufriendo de manera directa sus
consecuencias, los demás podemos considerarnos unos presos privilegiados, unos
más que otros cierto. No dejamos de estar privados de libertad, con el
agravante de la incertidumbre. Esperamos que a no tardar nos den la
condicional, porque entonces será eso una libertad condicionada, donde serán
las normas, el miedo o el respeto sobretodo lo que nos impedirá llevar una vida
tan normal como la que teníamos antaño. ¿Cuanto durará ese estado?, nadie lo
sabe todavía.
Por cierto, ayer nos visitó la televisión (TV3)… la razón comprobar in
situ como se lleva la pandemia en un pueblo de 230 habitantes, donde de momento
no se ha registrado ningún caso de COVID-19.
He de decir, que siento el deber de mostrar mi agradecimiento a todos
mis convecinos, porque la verdad es que
nos estamos portando bien… he podido reconocer que sabemos lo que significa la
solidaridad, empezando por la alcaldesa, el consistorio y los encargados de los
tres pequeños comercios que nos asisten. Se está atendiendo a los necesitados y
siempre encontramos un gesto que nos ayuda. Cumplimos a rajatabla las normas
del confinamiento, inclusive la juventud se ha sumado al carro tras el
desconcierto de los primeros días. A las ocho de la tarde, alguien se encarga
de que aprendamos de memoria la canción “Resistiré” a la vez que nos recuerda
los agradecimientos hacia los que están en primera fila del conflicto… No todo
es idílico, porque el sector de la
restauración y los dos albergues lo está pasando mal, esperamos y deseamos que
vuelvan para ellos los mejores días.
Hemos dejado de ser un pueblo turístico a un pueblo de confinados… pero
no estaría bien que nos quejáramos, pensando que son muchos, demasiados los que
están en peor situación…ánimo pues que nada es eterno.
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