jueves, 16 de abril de 2020

Meditaciones: Después de un mes y seis días.


   Hoy me he dado cuenta de un detalle importante, han llegado ellas, las que anuncian la primavera. Era la clásica avanzadilla, golondrinas de vuelo poderoso que vienen a comprobar que todo está en orden. Vienen de lejos y suelen volver al mismo lugar.
Seguro que en esta ocasión se habrán asombrado de la tranquilidad existente.

   La naturaleza está relajada. Esta misma mañana un descarado y diminuto pajarillo ha querido entrar por la ventana pero se la ha encontrado cerrada, si llega a estar abierta no le hubiera importado pasar. Pronto saldrán una gran variedad de flores en los prados, las prímulas amarillas han sido las primeras en hacerse notar. El buen tiempo se acerca y la luminosidad de la primavera nos alumbrará el ánimo, antes de que se vaya apagando poco a poco.

   Es curioso observar la naturaleza, está tranquila, proyectándose por terrenos que antes ocupaban nuestros pies. Si la dejáramos libre nos asombraría con su fuerza, pero no, nuestra forma de civilización la sujeta y la vilipendia con una desconsideración total. Me atrevo a dar un ejemplo, no me extrañaría que si el COVID-19 llegara al verano, el noventa por ciento de los incendios forestales no existirían, pero mejor no apurar tanto.


   Quien sabe, si cuando todo esto acabe, o por lo menos se controle, hayamos aprendido algo, pero me inquieta sobremanera observar como una parte de la sociedad no se entera de lo que pasa. También me preocupa el comprobar como algunos  aprovechan la ocasión para sembrar maldad por el camino, un camino que todavía no estamos en disposición de transitar. Ojala que la gran mayoría de la población se de cuenta de lo que representa la estupidez, como también la mala intención de esas gentes que solo saben sembrar odio. Ojala que aprendamos a ignorarlos, y sepamos valorar lo que supone caminar con responsabilidad y en libertad. 


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