Vaya, lo que faltaba hoy llueve, pero no solo sobre la tierra sino en el
ánimo de todos los confinados. El sol es la réplica de la lluvia, nos ayuda a
sonreír y a respirar con calma. Con la lluvia, encerrados, los minutos se
alargan como si estiráramos un chicle. Las horas se condensan y el horizonte se
disipa hasta desaparecer. Ya no está el ánimo para hacer demasiadas cosas,
corremos el riesgo de que el aburrimiento nos abrace con su turbadora fuerza…
pero hemos de encontrar el coraje para aguantar, donde sea, en los rincones si es preciso y seguir
en pié porque esto aunque durará no será eterno.
Es que ya ni siquiera veo los wassaps, tan solo su mecánico sonido me
indica que alguien está ahí, quizás tan hastiado como yo. Dicen que lo que está
ocurriendo nos está poniendo a prueba a todos, para indicarnos lo que realmente
importa en nuestra existencia. Unos, los más optimistas dicen que aprenderemos;
otros, los pragmáticos apuestan porque el género humano no aprende ni por esas,
y que volveremos a cometer los mismos
errores, pero con el agravante de que habrá mucho deterioro y nos va a costar
arrancar de nuevo…Yo la verdad no se que pensar… pero como ocurrió con la caja
de Pandora, el último elemento que quedó en ella fue la esperanza, algo que
necesitamos imperiosamente los humanos, y en ello estamos.
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