martes, 14 de abril de 2020

Relato: (The Road) Después de un mes y cuatro días


   Hoy acabo de tener una extraña ensoñación que me ha hecho recordar la película “The Road”… Me he sentido por unos instantes como si estuviera en la piel de Viggo Mortensen, solo que como sucede en la cinta no era el hijo sino mi perro “Lío” quien me acompañaba. Íbamos los dos andando por un tramo de carretera, el silencio hería los sentidos, todo era gris en un día desapacible. El firme mojado y la ligera neblina ofrecían un ambiente espectral. Parecíamos los dos andar dentro de un clima apocalíptico. Nadie a nuestro alrededor, nada se movía ni siquiera se percibía brisa alguna. “Lío” se detiene y empieza a olfatear, como si se hubiera percatado de que algún tipo de peligro nos acechara, ¿serían locos o caníbales los que andarían merodeando?, o algo peor quizás invisible e imprevisible.  Falsa alarma, así que le animo a andar y seguimos.

   Entramos en el pueblo que parece abandonado, nada se agita, ni un murmullo. El vacío resulta total, todo está cerrado a “cal y canto” no hay niños ni adultos, tampoco animales. Las casas están en buen estado pero no parece haber vida, quizás solo las habiten los fantasmas. De repente se oye el suave crepitar de unos pasos sobre la calle mojada. “Lío” se para y estira las orejas, nos ponemos en tensión y esperamos que aparezca el o los causantes del sonido, quizás eso que se acerca sea portador de algún mal…Y es entonces al descubrir a Ignacio, un vecino que había ido a tirar la basura, que Lío se calma y yo me tranquilizo porque allí acababa la ensoñación… Eso sí, le saludo con cortesía, a distancia, y sigo mi camino no sea que ambos estemos  contaminados.




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