Pedrafosca,
a principios de Diciembre, 2015
...Paco no se
recupera, su estado de salud cada vez es más delicado. El doctor Gabriel, ha
decidido que lo mejor es no trasladarlo al hospital y aceptar su voluntad. Ha
conseguido un equipo de oxigeno para facilitarle la respiración, poca cosa más
puede hacer… He hablado con Lucía la concejala sobre el artículo que debemos
poner en la WEB
del ayuntamiento, concerniente a la historia de Paco y ha quedado muy
sorprendida por el hecho de no conocer en absoluto sus andanzas en la guerra
civil, nadie sabía de esa circunstancia. La foto de él con su amigo Vicenç y
los milicianos le pareció muy interesante como complemento de la publicación.
La relación de Paco con Azucena y la lamentable pérdida de ella y el hijo que
llevaba dentro, también era algo singular y desconocido por todos… Piensa al
igual que yo, que en el artículo debemos armonizar su pasado en la guerra y
todo lo que posteriormente vivió en el pueblo, es justo lo que ella estaba
buscando… Claro que falta lo más primordial, que Paco conozca el escrito y lo
acepte, se que confía en mí pero es de recibo que lo sepa, solo espero que su
estado de salud no empeore más y pueda tener la oportunidad de sentirse
satisfecho al leer o escuchar mi
redacción.
Tengo todos
los datos, solo falta componer el artículo de forma lo mas sintética posible
sin obviar ningún aspecto interesente de su historia, tanto en el sentido más
humano como en su relación con el pueblo… No es algo fácil de realizar, Paco y
creo que ocurre con la mayoría de las personas, esconde o ha escondido aspectos
muy íntimos, que cuando se abren al exterior nos sorprenden. Los seres humanos
somos mucho más de lo que parecemos… pensamos, sentimos, sufrimos, nos
alegramos y a base de un compendio de todas esas sensaciones obramos a través
de los años nuestra historia personal… No se si podré resumir su vida en unas
pocas líneas, pero es un reto la mar de interesante.
Ya está,
concluida la labor. He repasado el escrito quien sabe si docenas de veces,
corregido comas, suprimido frases de contenido repetido, en fin lo que se
supone debe de hacer un escritor aceptable. Lo he realizado quizás de forma un
tanto novelesca, iniciando el relato justo cuando Paco huyendo de la guerra
llega a la masía del Far donde lo aceptan sin pedirle demasiadas explicaciones,
los tiempos eran duros y peligrosos y él solo un muchacho desprotegido. Continúo
con sus andanzas en la posguerra mientras ayudaba en el monte a los huidos y
perseguidos, a los perdedores de la guerra y es aquí cuando abro un inciso para
explicar la razón, él combatió formando parte de la quinta de biberón en el
bando republicano, y para muestra la foto tomada por el fotógrafo americano en
donde aparece él junto a otros milicianos y su amigo Vicenç. El resto no es más
que su relación con el pueblo, la fábrica, sus trabajos, algunas de sus ideas
reflejando la nobleza que siempre ha poseído, a la vez que realizo un repaso
histórico de la forma en que se vivía entonces y como se ganaban las
habichuelas los habitantes de Pedrafosca. He obviado por parecerme un drama
personal su relación con Azucena y por supuesto no he entrado al trapo de toda la
animadversión que él pudiera tener con ciertos habitantes del pueblo por sus
inquietantes procederes, me pareció que era mejor quitar hierro y dulcificar en
todo lo posible el relato.
Con el
pliego listo y bien guardado en un pendrive me dirijo al ayuntamiento para
enseñárselo a Lucía. Lo colocamos en uno de los ordenadores y ella lo lee con
atención. No es muy extenso como corresponde al medio que debe ir dirigido. Al
final, no duda ni un instante en darme la aprobación, le gusta y está dispuesto
a publicarlo inmediatamente… pero la freno, pues le digo que Paco todavía no lo
ha visto y aunque el me ha permitido que escribiera sobre su actuación en la
guerra, es de recibo que lo lea o lo escuche primero. “Claro, claro” —dice Lucía—
“es como debe de ser”.
Solo falta
pues hablar con Paco quien sigue debatiéndose con su enfermedad. Según me
explica el doctor Gabriel apenas tiene fiebre, aunque el proceso está
estancado, no va a mejor ni va a peor. Por fortuna no se ha derrumbado y hace
esfuerzos por comer, aún quiere vivir. Me encuentro con Mercedes y le pregunto,
ella me confirma las palabras del doctor, digamos que está estable y lúcido,
creo por lo tanto que puedo enseñarle mi escrito… Me comenta su cuidadora que
es a media mañana cuando se encuentra más animado, cuando por el ventanuco de
la sala entra la luz del sol, es a esa hora cuando me dirijo a verle. Entro en
su casa abierta como siempre y me acerco a su lecho.
— Paco… ¿Cómo
andamos?
— Jodido
Roberto, muy jodido…vaya pregunta que me haces… ¿es que quieres quedar bien o
que…?
— Bueno… eso
forma parte del protocolo cuando se visita a un enfermo.
— ¡Que
protocolo ni que leches!... entre tú y yo no debe haber disimulos, me estoy
muriendo Roberto.
— Bueno… todos
nos estamos muriendo poco a poco, lo que no sabemos cuando llega nuestra hora.
— Pues la mía
no anda lejos…
— Paco, Paco…
quien puede dictar ese designio… al salir de aquí, con el coche, por accidente
o por lo que sea, puedo ser yo el primero en encontrarme con la parca, como tú
dices…
— Chorradas
Roberto…
Justo
después de esa frase Paco empieza a toser con esfuerzo, aprecio que está lúcido
y aún le quedan reaños. Mercedes muy atenta, me hace un guiño como para decirme
que cuide de no cansarlo a la vez que le alcanza agua a Paco, quien apenas se
moja los labios… Es entonces cuando le explico que tengo el relato listo y si
está dispuesto a leerlo. El me indica que sí, que adelante. Se lo presento,
hace un amago de leerlo pero se tira atrás, me pide que lo haga yo… El escucha
con cara de “poker” y con la mirada
perdida, sin mostrar ninguna emoción, ni idea de lo que estará pensando… Al
acabar de leer el relato silencio, no se pronuncia y sigue con la mirada
perdida hacia la luz solar que entra por el ventanuco, luego realiza un gesto
que yo interpreto como irónico, me mira
fijamente a los ojos y pronuncia en un tono apaciguado, sin alterarse:
— Vaya…vaya
memez… plano, muy plano, si eso es un relato vas aviado como escritor.
— Como… ¿Qué
me estás diciendo, que no te gusta?
— No… si por
lo oído está muy bien escrito, no te digo que no, pero lo que estás reflejando
para nada a mí me interesa…
— No te acabo
de entender Paco…
— Tu crees que
se puede hablar así de la
Guerra… que combatí en la Guerra con la quinta del biberón y ya está…
¿donde está la pincelada del drama que vivimos?... ¿donde?
— No creo que ese sea el tema Paco…
— Y del
Pueblo, ¿Qué me cuentas sobre el pueblo?... todo muy bonito, parcelado… pero ni
una pincelada de sus miserias, nada de nada…
— Pero Paco…
¿tú crees?
— Mira
Roberto, no has entendido nada, nada… y te lo voy a explicar aunque eso me
cueste el poco hálito que aun me queda de vida…
— Vale…
explícamelo, pero te pido por favor que no te alteres…
— No… si para
nada estoy alterado Roberto… escucha… En Serós, me llamaban “el chava”… allí
cuando había un periodo de calma, en las trincheras, podíamos intercambiar
palabras los dos bandos… y no solo eso… me decían: “Ve Chava, ve ahí enfrente,
y a esos hijos de puta dales esta bota de vino y que te den los cigarrillos,
tal como hemos quedado”… y yo iba, cruzaba la línea y realizaba el trueque… al
día siguiente continuábamos destrozándonos a tiros o en asalto…¿Quién cojones
nos mandó ir a la guerra?... claro que yo fui voluntario…dime… el porqué de
tantas represiones, persecuciones y muertes después de la guerra…dime porqué
mataron a mi padre siendo un buen hombre, porqué murió mi madre…porqué
desapareció mi hermana…claro que ella era un poco cabra loca, siempre iba al
lío, cabezota ella… porqué se destrozó mi familia y tantas y tantas familias…
porqué aún nuestro País está dividido en dos… porqué no se han restañado aún
las heridas de la Guerra…
y han pasado tantos años…
Paco hablaba
con cadencia, con calma, no había rencor en sus palabras, solo interrogantes,
muchos interrogantes… tras tomarse un respiro que yo respeté quiso continuar, Mercedes
atenta a lo que Paco expresaba y en estado de vigilia aprovechó el momento de pausa
para darle un poco de agua, Paco la sorbió y continuó hablando tranquilo, muy
tranquilo…
— …y el pueblo
que me dices del pueblo…que yo siga siendo un foraster…”el foraster”…después de
tantos años… tantos años…como es posible
que aún siga aquí ese signo caciquil…de cerrazón…que unos pocos se crean los
amos… y los demás en segunda línea…está bien que un pueblo quiera preservar su
identidad a toda costa…pero el pueblo tiene que ser abierto y no cerrado…
abierto con todos aquellos que quieran integrarse…si es que esos pocos que son
gentuza solo pueden vivir gracias a los de afuera… sin ellos no serían nada… y
sus miserables fortunas… de donde vienen… yo se bien de donde vienen y te lo
voy a contar… ah si pudiéramos preguntar a sus ascendientes…¿donde se encuentra
su dignidad? si es que la tienen…y que me dices… de los lameculos de esos que
solo están en el lado que más calienta… que no tienen la suficiente
personalidad para manifestar su propio criterio…y yo aquí…miserable de mí que
no tuve el valor de escapar de este agujero…
Y entonces
Paco me contó como acabó la historia del Far, algo que más de uno en el pueblo debía
de saber, y entendí el porqué de esa aversión de Paco hacia ciertas personas.
— Paco…entiendo
todo lo que me dices… lo entiendo y me duele que aquello hubiera pasado… lo
entiendo todo menos que tú te consideres un miserable…pero escucha, pese a todo
tú siempre has sido respetado…
— De aquella
manera… pero en todo caso que remedio les tocaba… es difícil atacar a quien se
siente digno…claro que eso tiene el precio de la soledad…pero a mí eso nunca me
ha importado…pero ya está bien… dejemos este rollo y…en cuanto al escrito…pues
pon lo que te parezca…ya tienes toda la información… bueno casi toda…
— …¿casi toda?
En ese
momento… Paco hizo un gesto a Mercedes que solícita se acercó, entonces le dijo
unas amables palabras casi al oído…
— Mercedes…
haznos el favor de dejarnos solos… sí…
Y Mercedes
salió de la estancia… entonces Paco me miró fijamente, con los ojos abiertos,
muy abiertos, como si por ellos se asomara su alma…
— Roberto… no
nos engañemos, me estoy muriendo…me estás tratando como yo esperaría que lo
hiciera un amigo… te considero ya como tal y te voy a pedir un favor…Mira… yo
no tengo familia, ninguna familia… eso es así. Tengo un poco de dinero ahorrado
en el banco y esta humilde y vieja casa, la que ha sido siempre
mi casa desde que estoy en Muros…quiero…quiero que se formalice mi
voluntad…esta casa es para Mercedes, ella lleva tiempo aquí y me consta que
está integrada…se lo merece… siempre ha cuidado de mí y eso es de agradecer…en
cuanto al dinero espero que haya suficiente para mi entierro… quiero…quiero ser
incinerado, nada de nichos…nada de recuerdos…el foraster se va… es como si
nunca hubiera existido…
— Paco… si esa
es tu voluntad haré todo lo que esté en mi mano para respetarla…puedes confiar
en mí.
— Otra cosa…
ya que estamos…aquí no acaba todo…antes de que la parca me acoja debo de
contarlo …
Entonces
paco me señaló el cajón de la pequeña cómoda, el mismo en el que apareció la
foto de él y Vicenç con los milicianos… me indicó que buscara una caja metálica
no muy grande y de color gris, La encontré y se la acerqué… la abrió y me
enseñó una placa y un documento… yo no aprecié nada extraño, era una pequeña placa
de aluminio antigua, de esas que se emplean para identificar a los soldados,
con una numeración en el centro y otros signos numéricos en la periferia, y una
cartilla militar…me pidió que la abriera…
allí indicaba un nombre: Francisco Vallejo solana…