Batea,
provincia de Tarragona, a mediados del mes de Diciembre, 2015
...Estoy
sentado junto a una amplia mesa, de lo que podría ser la sala de juntas del
ayuntamiento de Batea, esperando que una funcionaria llegue con los documentos
que hemos de inspeccionar. Al rato aparece ella, junto a dos compañeros
portando sendas cajas y las colocan con cuidado sobre la mesa. Las abren y allí
dentro aparecen infinidad de fichas en forma de tiras de papel de unos quince
centímetros de largo por tres de ancho. Están grapadas en un extremo por grupos
de 15 o veinte fichas y sujetadas en el centro por una goma elástica. Tomo con
suavidad un grupo de fichas y leo en la que está de cara, impresa en máquina de
escribir: Egido Rodríguez, Francisco, Regt.
Infª S.Marcial 22 Div. 4ª de Navarra
Batllón 16. …. Los papeles como es lógico ya están bastante amarillentos
por el paso del tiempo, pero no por eso dejan de estar muy bien conservados y
se leen con claridad. Pero la labor de inspección va a ser ingente.
Les digo a
mis acompañantes, que no se molesten y que no se preocupen, tengo todo el
tiempo del mundo para revisarlas, y sobre todo obraré con mucho cuidado para no
estropearlas. Me indican que lo entienden y que una funcionaria puede ayudarme
en la labor sin límite de tiempo. Así que nos organizamos ella y yo. Cada uno
coge una caja y empezamos la selección. Con paciencia y sumo cuidado tomo un
grupo de fichas, las leo una a una y cuando acabo las dejo ordenadas sobre la
mesa... así grupo de fichas tras grupo de fichas, durante
una, dos hasta cinco horas, la labor resulta muy exhaustiva pues como es normal
nada bueno sucede a las primeras de cambio y los papelitos de afiliación son
cantidad. Decidimos parar e ir a comer cuando todavía nos falta la mitad del
trabajo… Me indican que el ayuntamiento está cerrado por la tarde, así que abandonamos
todo el material tal como está y lo dejamos allí hasta el día siguiente.
Temprano,
me dirijo al ayuntamiento y espero a que abran sus puertas. Me recibe mi
compañera de trabajo y ambos nos encaminamos a la sala a seguir con la
inspección… Ya en pleno ajetreo, observo por las indicaciones de las fichas,
que prácticamente todas ellas pertenecen al bando nacional lo cual me da vagas
esperanzas de encontrar lo que busco… se lo comento a mi acompañante y ella me
dice que no me preocupe, que también hay fichas de republicanos pero que son en
menor cantidad y están mezcladas, así que seguimos con la labor. Mireia, que a
sí se llama, mujer de mediana edad, corta estatura y simpática de expresión,
decide soltarse y tras hablar mientras trabajábamos de cosas intrascendentes,
me pregunta de forma directa por la razón que me ha llevado a buscar en las
fichas, máxime cuando mi acento francés me delata sobre un origen que no es
español:
— ¿Es acaso
usted historiador?...
— No… no lo
soy…
— Perdone si
mi pregunta es impertinente…usted está buscando un solo nombre y unos
apellidos… ¿Cuál es la razón?
— Soy
periodista… aunque ya en el retiro.
— Ah… está
usted retirado… pero no ha contestado a mi pregunta.
— Oh sí,
perdone usted… es un doble trabajo, digamos que no deja de ser un trabajo
periodístico, pero en el cual existe una implicación muy personal.
— Ya…no
quisiera ser indiscreta…
— No, en
absoluto lo es… no es ningún secreto. Mi condición de periodista me está
ayudando mucho en lo que busco, tengo contactos y llevo tiempo trabajando sobre
estos temas… pero si le digo que en definitiva estoy buscando el nombre de mi
tío, creo que lo entenderá. Mi segundo apellido es Molina.
— Entonces…
entiendo que su madre era española…
— No era, lo
es.
— Válgame
Dios… tiene que ser muy mayor…
— Lo es…
— Y… ¿Qué le
lleva a pensar que el nombre de su tío pueda aparecer en estas fichas?
— Una foto que
en su día realizó un fotógrafo americano Robert Capa en Aitona, en ella
aparecía mi tío… desapareció tras la contienda, lo que da a entender que pudo
morir junto a toda esta gente que estamos inspeccionando…nos dejamos llevar
por una corazonada ante la evidencia que muchos de estos caídos estuvieron en
el mismo frente.
— Que
interesante…
— Bueno…
estamos al final del camino… todo sea por la voluntad de mi madre, ella quiere
reunir a toda su familia antes de morir, ya hemos conseguido encontrar los
restos de su padre, solo falta su hermano.
— Su madre
tiene que ser una mujer de muchos reaños…
— Lo es…
— Está claro
que no ha podido olvidar… si ella está en Francia, lo tuvo que pasar muy mal
antes de llegar allí.
— Si…pero ha sobrevivido…
y yo soy la muestra de que lo ha conseguido.
— Sin duda,
usted es merecedor de la madre que tiene…
— Gracias por
su cumplido…
Toda esta
conversación se estaba realizando, mientras leíamos los papelitos y con la
mirada fija en ellos, de tanto en tanto se producía una ligera relajación que
aprovechábamos para hablar con más intensidad, lo cual era de agradecer pues el
trabajo era súper aburrido… y mientras estábamos tocando otro tema de
naturaleza intranscendente de repente Mireia, como si estuviera anunciando el
premio gordo de la lotería, alzó la voz en un grito…
— ¡Ya está…
Vicente…Vicente Molina Gallen!...¡ Lo tenemos… lo tenemos!
Se levantó
rauda para enseñármelo… y al leerlo no pude por menos que embargarme de una
extraña emoción: “Columna Calderón, 23ª brigada mixta, número 476”… sin ninguna
clase de duda, era él… Mireia se regocijaba mientras yo ladeaba la cabeza y
respiraba hondo… por fin —pensaba— ahora ya podremos descansar. Fotografié la
ficha, tuvieron la idea de fotocopiarla además… luego dejamos todo en su sitio
tal cual estaba y tras agradecer a Mireia y al personal del ayuntamiento su
colaboración, me dirigí con la nueva a mostrársela a mi madre… Mi tío había
muerto en la batalla, ese papelito lo certificaba, pero no dejaba de ser un
flaco consuelo, nunca aparecerían sus restos ahora mezclados con infinidad de
huesos en las criptas de la
Basílica del Valle de los Caídos, así lo determinaba el destino de todos esos
cadáveres en su día aparecidos en enormes fosas y que luego fueron trasladados
a ese lugar… Nunca sabremos como murió, si alguien lo acogió en su agonía, si
sufrió o fue instantáneo su final. Solo ahora entendemos que la incógnita de su
desaparición se ha resuelto por fin...
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