miércoles, 29 de junio de 2016

Novela: "El Foraster" Parte 22

Batea, provincia de Tarragona, a mediados del mes de Diciembre, 2015

    ...Estoy sentado junto a una amplia mesa, de lo que podría ser la sala de juntas del ayuntamiento de Batea, esperando que una funcionaria llegue con los documentos que hemos de inspeccionar. Al rato aparece ella, junto a dos compañeros portando sendas cajas y las colocan con cuidado sobre la mesa. Las abren y allí dentro aparecen infinidad de fichas en forma de tiras de papel de unos quince centímetros de largo por tres de ancho. Están grapadas en un extremo por grupos de 15 o veinte fichas y sujetadas en el centro por una goma elástica. Tomo con suavidad un grupo de fichas y leo en la que está de cara, impresa en máquina de escribir: Egido Rodríguez, Francisco,  Regt. Infª S.Marcial 22 Div. 4ª de Navarra  Batllón 16. …. Los papeles como es lógico ya están bastante amarillentos por el paso del tiempo, pero no por eso dejan de estar muy bien conservados y se leen con claridad. Pero la labor de inspección va a ser ingente.
   Les digo a mis acompañantes, que no se molesten y que no se preocupen, tengo todo el tiempo del mundo para revisarlas, y sobre todo obraré con mucho cuidado para no estropearlas. Me indican que lo entienden y que una funcionaria puede ayudarme en la labor sin límite de tiempo. Así que nos organizamos ella y yo. Cada uno coge una caja y empezamos la selección. Con paciencia y sumo cuidado tomo un grupo de fichas, las leo una a una y cuando acabo las dejo ordenadas sobre la mesa...  así  grupo de fichas tras grupo de fichas, durante una, dos hasta cinco horas, la labor resulta muy exhaustiva pues como es normal nada bueno sucede a las primeras de cambio y los papelitos de afiliación son cantidad. Decidimos parar e ir a comer cuando todavía nos falta la mitad del trabajo… Me indican que el ayuntamiento está cerrado por la tarde, así que abandonamos todo el material tal como está y lo dejamos allí hasta el día siguiente.
    Temprano, me dirijo al ayuntamiento y espero a que abran sus puertas. Me recibe mi compañera de trabajo y ambos nos encaminamos a la sala a seguir con la inspección… Ya en pleno ajetreo, observo por las indicaciones de las fichas, que prácticamente todas ellas pertenecen al bando nacional lo cual me da vagas esperanzas de encontrar lo que busco… se lo comento a mi acompañante y ella me dice que no me preocupe, que también hay fichas de republicanos pero que son en menor cantidad y están mezcladas, así que seguimos con la labor. Mireia, que a sí se llama, mujer de mediana edad, corta estatura y simpática de expresión, decide soltarse y tras hablar mientras trabajábamos de cosas intrascendentes, me pregunta de forma directa por la razón que me ha llevado a buscar en las fichas, máxime cuando mi acento francés me delata sobre un origen que no es español:

    ¿Es acaso usted historiador?...
    No… no lo soy…
    Perdone si mi pregunta es impertinente…usted está buscando un solo nombre y unos apellidos… ¿Cuál es la razón?
    Soy periodista… aunque ya en el retiro.
    Ah… está usted retirado… pero no ha contestado a mi pregunta.
    Oh sí, perdone usted… es un doble trabajo, digamos que no deja de ser un trabajo periodístico, pero en el cual existe una implicación muy personal.
    Ya…no quisiera ser indiscreta…
    No, en absoluto lo es… no es ningún secreto. Mi condición de periodista me está ayudando mucho en lo que busco, tengo contactos y llevo tiempo trabajando sobre estos temas… pero si le digo que en definitiva estoy buscando el nombre de mi tío, creo que lo entenderá. Mi segundo apellido es Molina.
    Entonces… entiendo que su madre era española…
    No era, lo es.
    Válgame Dios… tiene que ser muy mayor…
    Lo es…
    Y… ¿Qué le lleva a pensar que el nombre de su tío pueda aparecer  en estas fichas?
    Una foto que en su día realizó un fotógrafo americano Robert Capa en Aitona, en ella aparecía mi tío… desapareció tras la contienda, lo que da a entender que pudo morir junto a toda esta gente que estamos inspeccionando…nos dejamos llevar por una corazonada ante la evidencia que muchos de estos caídos estuvieron en el mismo frente.
    Que interesante…
    Bueno… estamos al final del camino… todo sea por la voluntad de mi madre, ella quiere reunir a toda su familia antes de morir, ya hemos conseguido encontrar los restos de su padre, solo falta su hermano.
    Su madre tiene que ser una mujer de muchos reaños…
    Lo es…
    Está claro que no ha podido olvidar… si ella está en Francia, lo tuvo que pasar muy mal antes de llegar allí.
    Si…pero ha sobrevivido… y yo soy la muestra de que lo ha conseguido.
    Sin duda, usted es merecedor de la madre que tiene…
    Gracias por su cumplido…

   Toda esta conversación se estaba realizando, mientras leíamos los papelitos y con la mirada fija en ellos, de tanto en tanto se producía una ligera relajación que aprovechábamos para hablar con más intensidad, lo cual era de agradecer pues el trabajo era súper aburrido… y mientras estábamos tocando otro tema de naturaleza intranscendente de repente Mireia, como si estuviera anunciando el premio gordo de la lotería, alzó la voz en un grito…

    ¡Ya está… Vicente…Vicente Molina Gallen!...¡ Lo tenemos… lo tenemos!

   Se levantó rauda para enseñármelo… y al leerlo no pude por menos que embargarme de una extraña emoción: “Columna Calderón, 23ª brigada mixta, número 476”… sin ninguna clase de duda, era él… Mireia se regocijaba mientras yo ladeaba la cabeza y respiraba hondo… por fin —pensaba— ahora ya podremos descansar. Fotografié la ficha, tuvieron la idea de fotocopiarla además… luego dejamos todo en su sitio tal cual estaba y tras agradecer a Mireia y al personal del ayuntamiento su colaboración, me dirigí con la nueva a mostrársela a mi madre… Mi tío había muerto en la batalla, ese papelito lo certificaba, pero no dejaba de ser un flaco consuelo, nunca aparecerían sus restos ahora mezclados con infinidad de huesos en las criptas de la Basílica del Valle de los Caídos, así  lo determinaba el destino de todos esos cadáveres en su día aparecidos en enormes fosas y que luego fueron trasladados a ese lugar… Nunca sabremos como murió, si alguien lo acogió en su agonía, si sufrió o fue instantáneo su final. Solo ahora entendemos que la incógnita de su desaparición se ha resuelto por fin...


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