Pedrafosca,
cuarta semana del mes de Octubre, 2015
...Sí, lo he
pillado, he visto en la expresión de su mirada que está presto a rendirse y a
contarme algo más de él, quien sabe si lo que deseo escuchar. Quizás sea la razón
por la que se encuentra fuera de su banco de piedra y haya llegado hasta el pie
del cerezo, con la vista hacia el pueblo… su pueblo, aunque siga siendo “el
foraster”… quizás haya buscado un lugar que le desatascara del siempre lo mismo
y al mismo tiempo le acercara a cierto tipo de reflexión…diferente. Sonríe con
malicia y sin que yo le diga nada empieza a hablar.
— No te
cabrees Roberto… estás haciendo bien tu trabajo… en absoluto es una mierda.
— Lo será si
no me ayudas…
— Pienso
hacerlo… con una condición… que quede entre tú y yo.
— Como se
explica eso… si queda entre tú y yo no podré redactarlo.
— Eso es
cierto… pero que carajo, tengo que contarlo.
— Vale… lo
cuentas y qué…
— Eso luego se
verá… lo que te voy a contar no se lo he dicho a nadie… a nadie.
— Y eso…
— La parca
Roberto… la parca...
— Anda…
explícate, por favor.
— ¡Qué
demonios!... ¿tiene sentido que uno se lleve a la tumba sus secretos…?
— No lo se…
eso es algo personal.
— No… no lo
tiene… Sabes Roberto, ahora no tengo amigos…y si acaso he tenido alguno hace
tiempo que escapó al más allá…conocidos eso sí…los que quieras.
— Vale… yo soy
un conocido, supongo.
— Te conozco
viejo… te conozco. Eres un buen tipo, no te casas con nadie, no perteneces a
ningún grupito, has trabajado fuera del pueblo y no tienes
absurdos intereses aquí en este agujero…siempre con tu familia, escribiendo cosas que a muchos les importará
un pijo, pero que tienen sentido… eres de fiar. Puedo contarte lo que necesito
contar, antes de que me entierren… no, prefiero que me quemen, así volaré más
fácil de esta tierra, así serás más fácil expiar mi cobardía… lo necesito,
necesito contarlo…
— Vale…
entiendo que confías en mí… puedes contar si lo deseas…
— Está bien…
Sabes Roberto… en realidad no me siento soltero…
— ¿Qué quieres
decir?
— Verás…
Cuando marché a la ciudad, tras el cierre de la fábrica aquí en el
pueblo…estuve trabajando en una Textil…
— Eso lo
sabemos…
— Lo que no
sabéis es que allí conocí a Azucena…viuda, de 43 años… era huérfana de guerra,
como yo… quizás por eso congeniamos fácilmente. Nos queríamos, sí, nos
queríamos y fuimos felices durante ese tiempo, aunque a más de uno no le
gustara… Al año y medio quedó embarazada… En aquella época esa situación se
podría interpretar como un escándalo… que vergüenza para los suyos… Azucena,
viuda, a su edad y embarazada de un desgraciado…pero ella pese a todo quiso
seguir adelante con su embarazo. Nos queríamos, puedo jurar que nos queríamos y
mucho, pobre Azucena… Al poco tiempo la perdí a ella y al niño que llevaba
dentro…murió en el parto…Su familia buscó culpables y tuve que huir, aquí, de
nuevo al pueblo. Lo que podía haber sido una vida nueva junto a ella, terminó
por ser un desastre.
Paco bajó
la mirada, se encogió como lo haría un armadillo refugiándose de un recuerdo
doloroso…no podía continuar, sus últimas palabras se ahogaron en un sumidero de
tristeza. Respeté su silencio, no quise ahondar en ese tema, que podía decir
yo…a no ser que el continuara.
— Sirve de
algo decir que lo siento…
— No, “paqué”…
lo pasado, pasado está
— ¿Nadie sabe
esta historia?...
— Nadie... y
te guardarás bien de contarla…
— Estate
tranquilo… esto no se va a publicar.
Respiró
hondo… levantó la mirada y se dispuso a continuar tras dar un ligero golpe con
su cayado en el suelo.
— Todo
aquello… que lástima, pudo acabar bien y ya ves…
— ¿porqué no
acabó bien?… quiero decir…
— No te
molestes en preguntar… para mí es muy sencillo y te lo resumiré en un poema de
Machado y que aún queda en mi memoria:
“ Ya
hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios,
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón”
— ¿Como he de
entenderlo?
— A ti que te
parece… Que heredamos de la
Guerra … una España beata, donde no cabían los sentimientos si
estos no eran controlados por la tenaza de las circunstancias… No, eso no podía
ser, topamos contra un muro de incomprensión, con un entorno social nada
favorable… ¡Que carajo! Paco… ¡donde te metías…! una viuda, un embarazo, vivir
en pecado sin estar casado…y encima se pierden dos vidas… ¡castigo de Dios!...
que asco de tiempos aquellos, maldita sea…
— Entiendo…
— ¡Quiá, que
vas a entender… que vas a entender…
Paco se
mostraba frustrado y dolorido por unos recuerdos que habían aflorado a su
memoria… unos recuerdos que sin duda yo había ayudado a desatascar, Se sumió en
un silencio que me vi obligado a respetar… tras un pequeño respiro continuó
hablando.
— Quien lo
diría… que pese a estar tanto tiempo en este agujero… siempre he estado
huyendo…
— ¿De quien
Paco, se puede saber?...
Meneó
levemente la cabeza en vertical, a la vez que emitía un sonido respirando
profundo desde el fondo de su nariz, luego osciló el cráneo en horizontal…
estaba entre el sí y el no… quizás confuso, quizás rabioso…
— Quien sabe…
de la Guardia Civil ,
de los fantasmas… de mi mismo…de la miseria y de la injusticia…
— Mira Paco…
si quieres lo dejamos para otro día… no quisiera soliviantarte al provocar que
afloren ciertos recuerdos…
— ¡Que
carajo!... he tomado la decisión de contártelo todo…depende de ti que quieras
escucharlo…necesito descargar… lo necesito.
— Está bien…
quiero ser tu aliado siempre que confíes en mí.
— Confío… en
quien no confío es… en fin, ya tu sabes.
— Se por donde
vas Paco…
— Porqué te
crees que esos cuatro tienen tantas posesiones…porqué crees que ambicionan
tanto la mierda de poder que han podido conseguir…tenías que haber vivido esos
años, los de la posguerra y los de la “posfábrica”…primero unos perdieron, pero
lo perdieron todo y con suerte conservaron su vida…y quien crees que se quedó
con lo poco o mucho que tenían…y luego las carencias, la falta de ingresos, la
desesperación y como contrapartida te encuentras con el usurero de turno, con
el especulador… te doy cuatro perras a cambio de la garantía de esas tierras,
de esa casa…y que pasó… ya tu lo sabes…y los descendientes de esa gentuza ¿Qué
han hecho?... nada, continuar con sus vidas, tapándose los ojos para no
reconocer el pasado…
— Se habla de
eso… se habla, Claro que siempre es preferible correr un tupido velo.
— Pues a la
mierda ese velo…eso está ahí y corrompe la historia de un pueblo, de tantos
pueblos…claro que todo eso no es nada nuevo…el ser humano es buitre a poco que
pueda y le dejen…
— Pero también
es digno Paco…
— ¡Quia!...
todo es cuestión de ganadores o perdedores… tú has visto algo nuevo bajo el
sol… somos iguales que hace siglos, no hemos cambiado…dejémoslo ya… otro día
será, estoy cansado… ¿me acompañas a casa Roberto?
— Claro…
Paco se
incorporó torpemente… intenté ayudarle pero el se resistió con un gesto. Estaba
claro que no necesitaba la ayuda y procuré adaptarme a su ritmo tambaleante,
solo esperando que no resbalara por la ligera pendiente húmeda de tierra y
hierba…Observé las primeras casas del pueblo, solitario en el atardecer de un
martes de Octubre y entonces percibí claramente su intención…él quería que nos
vieran los que escudriñan desde el oscuro pozo de su conciencia… que temblaran
de incertidumbre por lo que él me pudiera estar diciendo…y a la vez, como si
fuera un reflejo de la inspiración, entendí que me estaba metiendo en un buen
fregado…no podía quejarme, yo lo había querido así...
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