domingo, 26 de junio de 2016

Novela: "El foraster" Parte 19

Pedrafosca, a principios de Diciembre, 2015

   ...Paco no se recupera, su estado de salud cada vez es más delicado. El doctor Gabriel, ha decidido que lo mejor es no trasladarlo al hospital y aceptar su voluntad. Ha conseguido un equipo de oxigeno para facilitarle la respiración, poca cosa más puede hacer… He hablado con Lucía la concejala sobre el artículo que debemos poner en la WEB del ayuntamiento, concerniente a la historia de Paco y ha quedado muy sorprendida por el hecho de no conocer en absoluto sus andanzas en la guerra civil, nadie sabía de esa circunstancia. La foto de él con su amigo Vicenç y los milicianos le pareció muy interesante como complemento de la publicación. La relación de Paco con Azucena y la lamentable pérdida de ella y el hijo que llevaba dentro, también era algo singular y desconocido por todos… Piensa al igual que yo, que en el artículo debemos armonizar su pasado en la guerra y todo lo que posteriormente vivió en el pueblo, es justo lo que ella estaba buscando… Claro que falta lo más primordial, que Paco conozca el escrito y lo acepte, se que confía en mí pero es de recibo que lo sepa, solo espero que su estado de salud no empeore más y pueda tener la oportunidad de sentirse satisfecho al leer o escuchar  mi redacción.
    Tengo todos los datos, solo falta componer el artículo de forma lo mas sintética posible sin obviar ningún aspecto interesente de su historia, tanto en el sentido más humano como en su relación con el pueblo… No es algo fácil de realizar, Paco y creo que ocurre con la mayoría de las personas, esconde o ha escondido aspectos muy íntimos, que cuando se abren al exterior nos sorprenden. Los seres humanos somos mucho más de lo que parecemos… pensamos, sentimos, sufrimos, nos alegramos y a base de un compendio de todas esas sensaciones obramos a través de los años nuestra historia personal… No se si podré resumir su vida en unas pocas líneas, pero es un reto la mar de interesante.
   Ya está, concluida la labor. He repasado el escrito quien sabe si docenas de veces, corregido comas, suprimido frases de contenido repetido, en fin lo que se supone debe de hacer un escritor aceptable. Lo he realizado quizás de forma un tanto novelesca, iniciando el relato justo cuando Paco huyendo de la guerra llega a la masía del Far donde lo aceptan sin pedirle demasiadas explicaciones, los tiempos eran duros y peligrosos y él solo un muchacho desprotegido. Continúo con sus andanzas en la posguerra mientras ayudaba en el monte a los huidos y perseguidos, a los perdedores de la guerra y es aquí cuando abro un inciso para explicar la razón, él combatió formando parte de la quinta de biberón en el bando republicano, y para muestra la foto tomada por el fotógrafo americano en donde aparece él junto a otros milicianos y su amigo Vicenç. El resto no es más que su relación con el pueblo, la fábrica, sus trabajos, algunas de sus ideas reflejando la nobleza que siempre ha poseído, a la vez que realizo un repaso histórico de la forma en que se vivía entonces y como se ganaban las habichuelas los habitantes de Pedrafosca. He obviado por parecerme un drama personal su relación con Azucena y por supuesto no he entrado al trapo de toda la animadversión que él pudiera tener con ciertos habitantes del pueblo por sus inquietantes procederes, me pareció que era mejor quitar hierro y dulcificar en todo lo posible el relato.
   Con el pliego listo y bien guardado en un pendrive me dirijo al ayuntamiento para enseñárselo a Lucía. Lo colocamos en uno de los ordenadores y ella lo lee con atención. No es muy extenso como corresponde al medio que debe ir dirigido. Al final, no duda ni un instante en darme la aprobación, le gusta y está dispuesto a publicarlo inmediatamente… pero la freno, pues le digo que Paco todavía no lo ha visto y aunque el me ha permitido que escribiera sobre su actuación en la guerra, es de recibo que lo lea o lo escuche primero. “Claro, claro” —dice Lucía— “es como debe de ser”.
   Solo falta pues hablar con Paco quien sigue debatiéndose con su enfermedad. Según me explica el doctor Gabriel apenas tiene fiebre, aunque el proceso está estancado, no va a mejor ni va a peor. Por fortuna no se ha derrumbado y hace esfuerzos por comer, aún quiere vivir. Me encuentro con Mercedes y le pregunto, ella me confirma las palabras del doctor, digamos que está estable y lúcido, creo por lo tanto que puedo enseñarle mi escrito… Me comenta su cuidadora que es a media mañana cuando se encuentra más animado, cuando por el ventanuco de la sala entra la luz del sol, es a esa hora cuando me dirijo a verle. Entro en su casa abierta como siempre y me acerco a su lecho.  
    Paco… ¿Cómo andamos?
    Jodido Roberto, muy jodido…vaya pregunta que me haces… ¿es que quieres quedar bien o que…?
    Bueno… eso forma parte del protocolo cuando se visita a un enfermo.
    ¡Que protocolo ni que leches!... entre tú y yo no debe haber disimulos, me estoy muriendo Roberto.
    Bueno… todos nos estamos muriendo poco a poco, lo que no sabemos cuando llega nuestra hora.
    Pues la mía no anda lejos…
    Paco, Paco… quien puede dictar ese designio… al salir de aquí, con el coche, por accidente o por lo que sea, puedo ser yo el primero en encontrarme con la parca, como tú dices…
    Chorradas Roberto…

   Justo después de esa frase Paco empieza a toser con esfuerzo, aprecio que está lúcido y aún le quedan reaños. Mercedes muy atenta, me hace un guiño como para decirme que cuide de no cansarlo a la vez que le alcanza agua a Paco, quien apenas se moja los labios… Es entonces cuando le explico que tengo el relato listo y si está dispuesto a leerlo. El me indica que sí, que adelante. Se lo presento, hace un amago de leerlo pero se tira atrás, me pide que lo haga yo… El escucha con cara de “poker”  y con la mirada perdida, sin mostrar ninguna emoción, ni idea de lo que estará pensando… Al acabar de leer el relato silencio, no se pronuncia y sigue con la mirada perdida hacia la luz solar que entra por el ventanuco, luego realiza un gesto que yo interpreto  como irónico, me mira fijamente a los ojos y pronuncia en un tono apaciguado, sin alterarse:

    Vaya…vaya memez… plano, muy plano, si eso es un relato vas aviado como escritor.
    Como… ¿Qué me estás diciendo, que no te gusta?
    No… si por lo oído está muy bien escrito, no te digo que no, pero lo que estás reflejando para nada a mí me interesa…
    No te acabo de entender Paco…
    Tu crees que se puede hablar así de la Guerra… que combatí en la Guerra con la quinta del biberón y ya está… ¿donde está la pincelada del drama que vivimos?... ¿donde?
     No creo que ese sea el tema Paco…
    Y del Pueblo, ¿Qué me cuentas sobre el pueblo?... todo muy bonito, parcelado… pero ni una pincelada de sus miserias, nada de nada…
    Pero Paco… ¿tú crees?
    Mira Roberto, no has entendido nada, nada… y te lo voy a explicar aunque eso me cueste el poco hálito que aun me queda de vida…
    Vale… explícamelo, pero te pido por favor que no te alteres…
    No… si para nada estoy alterado Roberto… escucha… En Serós, me llamaban “el chava”… allí cuando había un periodo de calma, en las trincheras, podíamos intercambiar palabras los dos bandos… y no solo eso… me decían: “Ve Chava, ve ahí enfrente, y a esos hijos de puta dales esta bota de vino y que te den los cigarrillos, tal como hemos quedado”… y yo iba, cruzaba la línea y realizaba el trueque… al día siguiente continuábamos destrozándonos a tiros o en asalto…¿Quién cojones nos mandó ir a la guerra?... claro que yo fui voluntario…dime… el porqué de tantas represiones, persecuciones y muertes después de la guerra…dime porqué mataron a mi padre siendo un buen hombre, porqué murió mi madre…porqué desapareció mi hermana…claro que ella era un poco cabra loca, siempre iba al lío, cabezota ella… porqué se destrozó mi familia y tantas y tantas familias… porqué aún nuestro País está dividido en dos… porqué no se han restañado aún las heridas de la Guerra… y han pasado tantos años…

   Paco hablaba con cadencia, con calma, no había rencor en sus palabras, solo interrogantes, muchos interrogantes… tras tomarse un respiro que yo respeté quiso continuar, Mercedes atenta a lo que Paco expresaba y en estado de vigilia aprovechó el momento de pausa para darle un poco de agua, Paco la sorbió y continuó hablando tranquilo, muy tranquilo…

    y el pueblo que me dices del pueblo…que yo siga siendo un foraster…”el foraster”…después de tantos años… tantos años…como es posible que aún siga aquí ese signo caciquil…de cerrazón…que unos pocos se crean los amos… y los demás en segunda línea…está bien que un pueblo quiera preservar su identidad a toda costa…pero el pueblo tiene que ser abierto y no cerrado… abierto con todos aquellos que quieran integrarse…si es que esos pocos que son gentuza solo pueden vivir gracias a los de afuera… sin ellos no serían nada… y sus miserables fortunas… de donde vienen… yo se bien de donde vienen y te lo voy a contar… ah si pudiéramos preguntar a sus ascendientes…¿donde se encuentra su dignidad? si es que la tienen…y que me dices… de los lameculos de esos que solo están en el lado que más calienta… que no tienen la suficiente personalidad para manifestar su propio criterio…y yo aquí…miserable de mí que no tuve el valor de escapar de este agujero…

   Y entonces Paco me contó como acabó la historia del Far, algo que más de uno en el pueblo debía de saber, y entendí el porqué de esa aversión de Paco hacia ciertas personas.

    Paco…entiendo todo lo que me dices… lo entiendo y me duele que aquello hubiera pasado… lo entiendo todo menos que tú te consideres un miserable…pero escucha, pese a todo tú siempre has sido respetado…
    De aquella manera… pero en todo caso que remedio les tocaba… es difícil atacar a quien se siente digno…claro que eso tiene el precio de la soledad…pero a mí eso nunca me ha importado…pero ya está bien… dejemos este rollo y…en cuanto al escrito…pues pon lo que te parezca…ya tienes toda la información… bueno casi toda…
    …¿casi toda?

   En ese momento… Paco hizo un gesto a Mercedes que solícita se acercó, entonces le dijo unas amables palabras casi al oído…

    Mercedes… haznos el favor de dejarnos solos… sí…

   Y Mercedes salió de la estancia… entonces Paco me miró fijamente, con los ojos abiertos, muy abiertos, como si por ellos se asomara su alma…

    Roberto… no nos engañemos, me estoy muriendo…me estás tratando como yo esperaría que lo hiciera un amigo… te considero ya como tal y te voy a pedir un favor…Mira… yo no tengo familia, ninguna familia… eso es así. Tengo un poco de dinero ahorrado en el banco y esta humilde y vieja casa, la que ha sido siempre mi casa desde que estoy en Muros…quiero…quiero que se formalice mi voluntad…esta casa es para Mercedes, ella lleva tiempo aquí y me consta que está integrada…se lo merece… siempre ha cuidado de mí y eso es de agradecer…en cuanto al dinero espero que haya suficiente para mi entierro… quiero…quiero ser incinerado, nada de nichos…nada de recuerdos…el foraster se va… es como si nunca hubiera existido…
    Paco… si esa es tu voluntad haré todo lo que esté en mi mano para respetarla…puedes confiar en mí.
    Otra cosa… ya que estamos…aquí no acaba todo…antes de que la parca me acoja debo de contarlo …

   Entonces paco me señaló el cajón de la pequeña cómoda, el mismo en el que apareció la foto de él y Vicenç con los milicianos… me indicó que buscara una caja metálica no muy grande y de color gris, La encontré y se la acerqué… la abrió y me enseñó una placa y un documento… yo no aprecié nada extraño, era una pequeña placa de aluminio antigua, de esas que se emplean para identificar a los soldados, con una numeración en el centro y otros signos numéricos en la periferia, y una cartilla  militar…me pidió que la abriera… allí indicaba un nombre: Francisco Vallejo solana…


No hay comentarios:

Publicar un comentario