miércoles, 8 de junio de 2016

Novela: "El Foraster" Parte 2

Toulouse, Departamento Alto Garona , Región mediodía-Pirineos,
año 2015 Redacción: La Dépêche du Midi.

   Hoy es mí último día de trabajo… que ironía, mi último día de un trabajo no terminado, bueno, así es la vida de un periodista, o así debería ser la vida de un buen periodista. Me jubilo, pero no de lo que me interesa, ahora puedo ser libre quizás e investigar en lo que siempre más me ha interesado… por mi cuenta, por mi real cuenta.
    Me ha llamado el director y supongo, porqué así se ha hecho otras veces, que me rendirán un homenaje… bla, bla, bla, muchas palabras y el justo sentimiento, un periódico no se detiene, ni ante la jubilación de un redactor tras muchos años de chupar mesa, noticias, calle y temas que siempre y sobre todo han de interesar, no a la opinión pública, sino a los intereses económicos del periódico, es el secreto de la subsistencia... bueno, no estoy descontento del todo, ellos han respetado siempre mis métodos de trabajo, digamos que nos hemos sabido compatibilizar sino no hubiera estado tanto tiempo aquí.

    Querido Jean Philippe… esto se acaba. Te estamos agradecidos por todos tus servicios, lo sabes.
    Lo sé Pierre, lo sé.
    Bien, y ahora  ¿que va a ser de tu vida?
    Bueno… no niego que voy a añorar todo esto, pero tú sabes muy bien que un buen periodista nunca se jubila, como sucede igual que con todos los buenos profesionales, los que se supone adoran su trabajo.
    Y tú adoras tu trabajo… pero llegó tu tiempo.
    Sí… llegó mi tiempo.

   Tengo 64 años, soy viudo, como lo es mi madre, Eva Molina, por dos veces y que ahora tiene 96 años, ella enviudó hace 72 y ya más recientemente lo hizo por segunda vez…  y si pienso que su primer esposo, su gran amor, murió guillotinado, parecería una historia de la revolución francesa del siglo XVIII, pero estamos en el siglo XXI y como dando fe de ello, el nombre de su primer marido está ligado a una estación de metro en el barrio de Saint—Michel en Toulouse.  .
    Me llamo Jean Philippe Charrón Molina, de padre francés y madre española…Yo nací en esta tierra francesa a la que amo, como adoro a mi madre, todavía llena de vigor mental pese a su elevada edad. Ella vive sola, aquí en Toulouse, en la que siempre ha sido su casa, con una asistenta que la ayuda en todas las tareas que no están a su alcance… y tiene un teléfono que ahora está sonando en mi móvil.  

    Jean Philippe… ¿Cómo estás hijo?,  ¿Qué tal tu último día en la redacción?
    Como va a ser mamá…te lo puedes imaginar muy bien.
    De que sirve imaginar… eso es cosa de los que imaginan. Pero tu no imaginas  tu persigues las noticias, ¿verdad hijo?
    Si mamá… lo sabes.
    No se lo que me queda de vida… pero me aseguras que ahora que puedes estar más libre, cumplirás con lo que prometiste.
    Mamá… ha pasado tanto tiempo… siempre estás con lo mismo. Debes de estar tranquila, todo aquello ya pasó.
    No hijo… no pasó, aún está en la memoria… y eso no se olvida, no se puede olvidar.
    Bien… está bien… sabes que lo he intentado todo, que he removido cielo y tierra y todos los resultados han sido en vano… pero intentaré cumplir con lo prometido… ahora que tendré mucho tiempo libre, seguiré en la lucha.
    En la lucha hijo… siempre en la lucha… nunca debemos de dejar de luchar. Un beso hijo.
    Un beso mamá.

   No puedo decirle que no, como iba a contradecirla… aunque lo que me pide es un imposible, siempre ha sido un imposible, cuantas veces parecíamos estar cerca del objetivo y las mismas veces hemos fracasado… Su memoria está fresca, más fresca que nunca, es como si quisiera cumplir con una cuenta pendiente antes de que se cerrara el ocaso de su vida, de su rica y entrañable vida…Creo que si resiste a morir es por eso, porque aun sueña con ese imposible…  La guerra Civil española, la que fue su familia, la resistencia ante los nazis en Francia, la posguerra, el partido, la lucha por los derechos civiles…todo ello es como un fuerte cimiento en el que se asienta su vida, algo mucho más fuerte que la aparente comodidad de la segunda parte de su existencia… Todavía conserva con fervor esa breve nota que le escribió Marcel antes de morir…la sé de memoria de tantas veces que me la ha enseñado: “Querida mujercita mía, cuando esta carta llegará en tus manos, no seré más en este mundo, estoy condenado”… que dura contradicción guillotinado por el régimen de Vichy, por franceses de mal recuerdo para muchos, cuando él estaba luchando por una Francia libre.

   Pero no solo Marcel y todos los que murieron por un ideal están en su recuerdo…es algo más lo que todavía la atormenta y la intranquiliza por momentos, aunque por pura contradicción esa sea aún su mayor motivación para seguir viviendo… y tiene que ver con la memoria, con su memoria y la que debería ser nuestra memoria colectiva, ante algo que no deberíamos olvidar nunca...

Saint-Michel – Marcel-Langer

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